martes, 10 de noviembre de 2009

Lito Cruz

(Foto: Patricio Pidal)

Da clases, dirige un programa para acercar el teatro a zonas marginadas, encabeza un show en el Maipo, filmó dos películas y vuelve a la tevé.

Por Christian Sánchez

A pesar de ser uno de los grandes referentes en materia de actuación, a Lito Cruz se lo ve poco en televisión. Las propuestas no le faltan, pero los compromisos con el teatro, el cine y la formación de actores le complican el panorama. En estos días protagoniza, junto a María Dutil, Sueños de milongueros, los miércoles a las 21, en el Maipo. Además, sigue dando clases, encabeza la Comedia de la provincia de Buenos Aires, terminó dos películas y en breve comenzará la filmación de otra. Pero el hombre se hizo un lugar y esta noche protagonizará, en América, el capítulo del unitario Dromo. “Todo esto me lleva una cantidad de tiempo, por eso no me puedo comprometer si cuento con ciertas garantías personales para hacer un buen trabajo, porque hay una cantidad de circunstancias con respecto a cómo yo encaré mi vida profesional y artística. Pero escucho todas las propuestas, eso que quede claro”.

–¿Por esa forma de encarar tu profesión haces poca televisión?

–Siempre me interesaron las iniciativas de la gente que trata de mantener la ficción en forma unitaria, porque nos permite elaborar mucho más la calidad de los capítulos. La propuesta de Fiore y Gelós me gustó sobremanera, porque cumplía con esos requisitos. Además, tengo la intención de colaborar en proyectos de esta naturaleza en la medida que pueda aportar algo.

–Ya hiciste dos veces del diablo en El garante, con Dolina en el teatro, y ahora otra vez de malo.

–También interpreté al Chancho Bermúdez en Zona de riesgo, más malo que ése no había. El garante lo hice además en Chile porque no encontraban un malo, pero tuve cuidado porque dije “Mirá: el tema es que no parezca que el argentino es un diablo”, entonces en el programa dije que había pasado por la Argentina y me había quedado el acento. En Dromo, el personaje es un horror, lo único que le importa es el dinero y su propia vida. Tengo ese problema: no me llaman para hacer de buena gente, sino para hacer de malo (risas)”.

Lito es también uno de los más destacados formadores de actores del ambiente. Su trabajo en esa área incluye a niños de 8 a 14 años, y si bien en ese caso las clases están a cargo de su hija Micaela y de Florencia Cabañas, él interviene en la coordinación de las tareas. “No quiero abandonar la enseñanza, sino dedicarle por lo menos dos horas diarias a todos los cursos. Después de tres o cuatro meses, hacemos un espectáculo para que los padres vean que tiene sentido lo que los chicos hacen”.

–¿Crees que algunos actores jóvenes tienen poca experiencia?

–Sí. Por eso hacemos los espectáculos muy cuidados, para que se conecten con los tema del teatro: las luces, los compañeros, y que se den cuenta que el actor es un engranaje más de un todo que en cada caso tiene sus reglas. Para eso hay que mostrarles el todo. Uno puede estudiar mucho, pero si no tiene un enfrentamiento con el público es como un nadador sin agua”.

Aunque su cargo como director de la Comedia de la provincia de Buenos Aires está bajo el ala del Instituto cultural, se sorprende al ser consultado sobre el reclamo de los integrantes del musical Eva por la falta de pago del gobierno de Scioli. “Realmente no sabía nada”, dice, y aclara que no tiene relación con el tema.

Su participación en ese programa cultural, que intenta llevar el teatro a los sectores más vulnerables, lo entusiasma. Incluye el proyecto Hacia el Bicentenario, con espectáculos sobre la historia de la independencia. “Pienso que nos dividen cantidades de cosas, ideológicas, políticas, económicas, sociales, étnicas, pero nos une una sola, que es nuestra historia. Cuando uno dice Chacabuco, Belgrano, Dorrego, hay una corriente con el público que no es lo mismo que decir Lincoln o Petesburgo”. Además, Cruz impulsó la Ley de Teatros Independientes, que le destinará al sector el 8,25 por ciento de los premios de los juegos de azar que la gente por alguna razón no va a cobrar.

“Esto nos va a permitir que el teatro no esté ajeno a otros temas que están pasando en la sociedad, como la inseguridad, la droga o la delincuencia, que son cosas que trabajan en la soledad y la oscuridad, mientras que un teatro trae luz y gente. Trabajamos para que un barrio pueda acostumbrarse a cerrar la puerta de afuera en lugar de hacerlo desde adentro, para quedarse viendo televisión”.

Fuente: Crítica

1 comentario:

Analia dijo...

Es hermoso que alguien se preocupe por enaltecer nuestra historia y costumbres, que nos diferencia y perpetúa nuestra identidad como Argeninos, desde la clase social y cultural más distinguida,la má carenciada. Excelente tu trabajo social hacia la unidad y la luz del arte. Bien por Lito.