sábado, 7 de noviembre de 2009

“La danza debe ser un lenguaje que explique lo que somos hoy”

Anne Teresa De Keersmaeker

El Festival de Otoño 2009 de Madrid (España) ha incluido Rosas danst Rosas (a partir del martes) y The Song (14 y 15) en los Teatros del Canal, de la coreógrafa y bailarina belga Anne Teresa de Keersmaeker. El Cultural ha hablado con ella sobre su forma de entender este arte.

José Manuel MORA

A principio de los años ochenta una joven de veinte años, Anne Teresa De Keersmaeker (Mechelen, Bélgica, 1960), presentó como alumna de Mudra (la escuela fundada por Maurice Béjart) Asch, la primera pieza de una de las coreógrafas que cambiaría la concepción de la danza contemporánea en Europa. A su paso por la New York Tisch School of the Arts y tras entrar en contacto con la American Post-modern Dance, Anne Teresa fundó su propia compañía, Rosas, con la que presentó en 1983 el ya mítico espectáculo Rosas danst Rosas.

La música de Thierry de Mey y Peter Vermeersch, creada en conjunción con la partitura coreográfica de Keersmaeker, fue una de las fuerzas motoras del espectáculo. De hecho, a partir de Rosas la relación entre música y movimiento se convertiría en una de las constantes del trabajo de la coreógrafa. Con el paso del tiempo, Anne Teresa se ha ido alejando cada vez más del vocabulario físico que se adecuaba a la perfección a la calidad de sus movimientos como bailarina y ha venido desarrollando un lenguaje corporal hecho a la medida de la especificidad de cada bailarín con el que trabaja. La fuerza de su danza se encuentra en la tensión de este vocabulario físico y personal que Teresa logra encontrar para cada performer y una poderosa estructura dramatúrgica que constituye los cimientos de su creación.

Inspiración pop

El segundo espectáculo que veremos en el Festival de Otoño, The Song, fue el resultado de la estrecha colaboración entre diez bailarines, los artistas visuales Ann Verónica Janssens y Michel Francois y la propia Teresa. “La idea era continuar con la búsqueda del origen y la naturaleza del movimiento, una búsqueda que ya empezó en otras producciones previas como Zeitung y Keeping Still. ¿Cómo organizar tiempos y espacios en un eje vertical y horizontal a través de la danza dentro de los límites del tiempo del espectáculo y dentro del espacio teatral? A lo largo del proceso hubo un fuerte deseo de economía de significados, una suerte de estética ecológica en la que intentamos hacer más con menos y revelar la musicalidad del movimiento. Para ello utilizamos el White Album de The Beatles como fuente de inspiración para el movimiento y utilizamos algunas de sus canciones como material de trabajo... canciones pop que, de alguna manera, todos podíamos reconocer y que, en alguna que otra ocasión, habíamos cantado en soledad… Hay un intento de reducirlo todo a algo muy básico y elemental, considerando este todo como energía materializada del trabajo del bailarín”. Por otro lado, continúa Anne Teresa, “la combinación de una construcción medida al milímetro con ciertas zonas de improvisación ha sido una herramienta importante en mis últimos trabajos”.

The Song es un espectáculo conceptual que, pese a la aridez en la que se desarrolla, destaca por la naturalidad y brillantez con la que los jóvenes bailarines ejecutan toda una serie de movimientos que parecen nacer en el preciso momento de su ejecución. Resulta imposible discernir la frontera entre lo fijado y la imprevisibilidad con la que algunos movimientos surgen (a retazos) en determinados momentos de la coreografía. Un equilibrio difícil de alcanzar: hacer que el espectador asista al nacimiento del movimiento dentro de un marco que ha sido determinado de antemano. Hacer que lo hecho mil veces parezca nuevo: he aquí la almendra de cualquier ejecución coreográfica. Sin duda, esto resulta mucho más fácil de entender si tenemos en cuenta la labor pedagógica que De Keersmaeker ha llevado a cabo dentro del proyecto Internacional Performing Arts Research and Training Studios, donde no sólo se presta atención a la danza sino que los estudiantes son instruidos en otras disciplinas como la música y el teatro.

Globalización

Anne Teresa se muestra reticente a hablar de las principales constantes de lo que hoy en día se cuece en la escena belga: “Yo sólo puedo referirme a mi propio trabajo. Tengo una cierta afinidad por el trabajo de algunos artistas pero, igualmente, me siento influenciada por el trabajo de otros creadores. No me gusta que se enmarque a los creadores dentro de una perspectiva geográfica. Hoy más que nunca vivimos en un mundo globalizado donde puedes establecer una fuerte conexión con creadores de otras partes del mundo. Ningún artista se preocupa esencialmente por estas cuestiones geográficas sin que esto implique una renuncia a la identidad”, sentencia. Y una última pregunta: ¿cuál es la base de su trabajo con los bailarines de Rosas?:“Enfrentarse a la danza con seriedad, como un lenguaje que pueda explicar lo que somos hoy”.

Fuente: el cultural

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