lunes, 2 de noviembre de 2009

Gran calidad musical y atractiva revisión de la naturaleza humana

LA CONDENACION DE FAUSTO, DE BERLIOZ

Por MARIO F. VIVINO

Esta relevante obra del repertorio lírico francés de la segunda mitad del siglo XIX, fue creada por el autor como Oratorio, para destacar la presencia de Dios más allá de las intenciones malignas de Mefistófeles y del agnosticismo irónico que adopta Fausto. Tomando como fuente el Fausto de Goethe -como todas las innumerables obras literarias y musicales que se basaron en la leyenda por la cual, para volver a ser joven, aquel entrega su alma al demonio- se distingue de la posiblemente obra más conocida del mismo nombre creada por Gounod no solo por fijar con mayor precisión el "error" de Fausto de dejarse seducir, sino en destacar la vigencia de los valores éticos como base de vida y la profunda fe de Margarita, como así también mostrar que el tardío "arrepentimiento" de Fausto, no válido desde el punto de vista de la secuencia del drama, es positivo desde la proyección del creyente. Mucho le costó a Berlioz que su Fausto sea aceptado y recién a fines del siglo, ya muerto el autor, y adoptando la forma escénica, es decir, convertida en ópera, esta "Condenación." alcanzó el éxito y la firme trayectoria que se le reconoce.

El Teatro Argentino estrenó la obra en el formato primitivo (no operístico) y la presentó en Versión de Concierto, lo que resulta al menos complicado para ser comprendido por los asistentes actuales a espectáculos musicales acostumbrados al movimiento escénico, pero su realización fue acertada. La obra cuenta con dos "personajes" esenciales: la orquesta y el coro y en ambos casos, la orquesta - magnífica versión de la famosa marcha húngara- y el coro estables del teatro tuvieron un brillante desempeño. Precisa la actuación de los solistas vocales. Perfecto en su entonación y con pasajes esplendentes, Hernán Iturralde fue Mefistófeles. En un nivel parejo, sin estridencias ni desbordes, la Margarita de María Luján Mirabelli alcanzó el nivel esperado. De los dos Faustos, Luca Lombardo se destacó por su compenetración al personaje y por supuesto su perfecto fraseo francés, mientras que Carlos Bengolea debió esforzarse al máximo para rescatar su parte. Bien consustanciados con la obra fueron correctos Ariel Cazés y Sonia Stelman.

Consideramos que resulta auspicioso y reconfortante que obras de esta calidad y propuestas elevadoras del hombre sean representadas aunque pueden provocar cierto desánimo si no se cuenta con una masiva concurrencia de público, como dijimos acostumbrado a otras manifestaciones "artísticas". Creemos que ha sido un paso positivo en la programación y sustento para la temporada próxima.

Fuente:El Día

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