miércoles, 25 de noviembre de 2009

El Observatorio, ese tesoro en el Bosque

126º aniversario

Nació para diseñar cartografía. En el año 1883, Dardo Rocha, el por entonces gobernador de la provincia, quería dotar de Buenos Aires de buenos mapas, con ese propósito creó el Observatorio de La Plata el 25 de noviembre de aquel año. Y aunque en su origen específico no se tomo en cuenta la astronomía, hoy desde el Gran Ecuatorial se contempla el cielo.

En el año 1883, el por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, quería dotar a la provincia de buena cartografía. Hasta ese momento, el diseño de los mapas estaba en manos de hombres provenientes de distintas disciplinas, pero no de la astronomía específicamente. Así fue –y con ese propósito– que se creó el Observatorio de La Plata, el 25 de noviembre de aquel año. Apenas doce meses después de la fundación de La Plata. Hoy se conmemoran 126 años del edificio fundacional.

Increíblemente, nunca hubo una inauguración formal. Se celebra su nacimiento en esa fecha por la resolución que nombra a Francisco Beuf como primer director del Observatorio. Beuf era astrónomo y marino francés. Al mismo tiempo, dirigió la construcción de todos los edificios históricos que se construyeron en el predio de 7 hectáreas que posee la facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas, en el Paseo del Bosque.

Roberto Venero, secretario de Extensión de la unidad académica, contó ayer a Diagonales que ya en 1.882 se había dado en La Plata un evento astronómico que causó mucho furor en la ciudad. Se observó lo que los científicos denominan "El tránsito de Venus": “Es cuando el planeta pasa por delante del disco del Sol. Eso permitía obtener datos astronómicos absolutamente relevantes. A través de esa observación se determinaban, por ejemplo, las escalas del universo y permitía medir con precisión la distancia entre la Tierra y el Sol. Es un evento trascendental que sucede aproximadamente cada 100 años”, explicó Venero.

HISTORIA. En la cúpula de 16 metros de diámetro yace el telescopio denominado Gran Ecuatorial, de 1.890. Fue comprado en Francia y en La Plata se ensambló pieza por pieza. Es el más grande del Observatorio.

“En un primer momento, la astronomía de acá era de posicionamiento: se medía la posición de los astros o los movimientos de los asteroides, lunar o de planetas”, explicó el funcionario. “Luego –continuó– se desarrolló una nueva ciencia: la astrofísica, para estudiar la física de los astros, para lo cual se usó más otro tipo de telescopio que tiene la facultad: el reflector”.

Históricamente se estudiaban las llamadas estrellas dobles o binarias. Pero, rápidamente, el cielo de La Plata se deterioró por contaminación: “La peor es la contaminación luminosa. El crecimiento de la ciudad y de la industria introducen a la atmósfera luz que prácticamente no deja ver las estrellas, además de la humedad. Estamos a 6 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que provoca el incremento del porcentaje de nubes permanentes, lo que vuelve más baja a la atmósfera y poco transparente”, indicó Venero.

Actualmente, el Gran Ecuatorial, refractor, de 9 metros de largo y con un sistema de lentes de 43 centímetros de diámetro, se utiliza sólo para la observación y son cada vez más los ciudadanos que se acercan a contemplar una región del cielo. Para Venero, “lo más lindo es la Luna”. “Se puede observar en detalle alto y con buena calidad”, argumentó. Del mismo modo, pueden observarse los planetas como Saturno, “el más bonito”, según la óptica del secretario de Extensión, porque “se ven los anillos con divisiones, las lunas y siempre cambia de orientación para el observador”. También pueden contemplarse cúmulos de estrellas y, a veces, planetas como Marte, Urano o Neptuno.

Hoy como ayer, la observación a través del telescopio, que se maneja manualmente, es en estado puro, con el ojo, sin intermediarios y como llega la luz en el cielo.

Además, ingresar al Observatorio es como transportarse a través del tiempo. Aún se conserva el estilo arquitectónico de la época fundacional. “Es un gran tesoro”, define venero.

FORMACIÓN. En 1935 se creó la primera escuela formadora de astrónomos de América Latina. El primer egresado fue Jorge Sahade, de gran trayectoria y reconocimiento mundial.

Fuente: Diagonales

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