miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dos caminos para una voz insuperable

Encantaria / Tua. Dos alertas: no son discos de audición fácil ni especialmente alegres y se recomienda no escuchar la canción "Domingo" si uno ha sufrido un reves sentimental recientemente.

LANZAMIENTO DOBLE DE MARIA BETHÂNIA

La hermana de Caetano Veloso consolida su costumbre de lanzar simultáneamente un trabajo más urbano y uno más folclórico.

Osvaldo Bazán

La música de Maria Bethânia ha tomado en los últimos años dos caminos que parecerían alejados, casi irreconciliables: uno, ripioso, que parte de la Bahía sincrética, mixtura de candomblé, raíces yorubas y catolicismo evangelizador, del Portugal esclavizador y la África esclavizada, y se adentra por el Brasil profundo del nordeste pobre, seco y olvidado. El otro es una autopista urbana San Pablo-Río, nocturna e iluminada, paisajes íntimos de amores fuertes, pasiones contemporáneas. Los puentes entre ambos son de un minimalismo despojado pero intensamente emocional, una radicalización estética que manda la voz bien al frente y se recuesta en guitarra, bajo y percusión (respectivamente a cargo del arreglador y director de hace 30 años, Jaime Alem, Jorge Helder y Marcelo Costa).

La cantante ha tomado la costumbre de lanzar dos CD al mismo tiempo. Ya lo hizo en 2007 con los discos Pirata y Mar de Sophia, y ahora con el lanzamiento simultáneo y exitoso (ya son primero y segundo en ventas en Brasil, donde salieron la semana pasada) de Tua y Encanteria. Una cantante de su prestigio podría descansar tranquilamente sólo en firmas consagradas –su hermano Caetano, Gil, Buarque, cualquiera de ellos escribiría canciones para la voz adulta de Bethânia con sólo pedirlo–. O podría dedicarse a un repertorio de clásicos de Tom Jobim for export –pecado en el que suele caer su coterránea Gal Costa– con la conciencia tranquila y el consiguiente sostenimiento de su cuenta bancaria. Lo que impacta en Bethânia es la avidez por la grabación –entre los lanzamientos anteriores y éste figura el disco y el show conjunto que produjo con Omara Portuondo– y la constante renovación de su repertorio, siempre atento a las novedades: todo el tiempo está abriendo el juego a nuevos compositores, que consiguen con sus grabaciones un paso seguro a la popularidad y el prestigio. Y allí no discrimina entre el camino de ripio y la autopista urbana. Quizás, pese a su enorme valor interpretativo, lo que esté signando a Bethânia en estos últimos años sea el plus que ofrece como faro de lo que se está componiendo en el Brasil contemporáneo en materia de canción urbana y folclórica; en otras palabras, en qué anda la gloriosa MPB (música popular brasileña). Estas 22 nuevas canciones son, además de un placer exquisito para iniciados, un panorama bastante completo en el que sobresale un autor prácticamente inédito fuera de Brasil, el bahiano Roque Ferreira, especialista en samba da roda, versión nordestina del samba del eje paulista-carioca. Si bien hay una canción con Caetano y Gil, el gran momento es la primera composición que hicieron juntos Chico César y Paulinho Moska, donde se suma la voz de Lenine. Vanessa da Mata, Adriana Calcanhotto, Jorge Vercilo están en el repertorio y es importante el aporte de los Alumnos de la Escuela Portátil de Música, un trabajo social que Bethânia incentiva. El camino de ripio, representado por el disco Encantería (algo así como un encantamiento del candomblé) y el urbano, representado por Tua (Tuya), se necesitan y complementan, logrando milagros como que el acordeón de Toninho Ferragutti suene bien ubicado tanto en la música regional como en la urbana. Dos alertas: no son discos de audición fácil ni especialmente alegres y se recomienda no escuchar la canción “Domingo” si uno ha sufrido un revés sentimental recientemente

Fuente: Crítica

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