viernes, 20 de noviembre de 2009

Al maestro con el mayor de los cariños

Homenaje a Alberto Ure

El INT editó dos libros basados en su producción

Anteayer reapareció Alberto Ure, genial director teatral que en 1998 tuvo un accidente vascular que lo dejó fuera de la actividad. Y para sus seguidores, para sus cómplices, para aquellos que no trabajaron con él, pero que lo admiran, para gente de teatro y del pensamiento, para su familia y para sus amigos fue una fiesta. Por eso mismo, el Salón Dorado del Teatro Nacional Cervantes quedó chico (tanto que mucha gente ni pudo ingresar).

Su anterior aparición fue para la presentación de Sacate la careta , libro ya agotado que merece una reedición urgente. La excusa para la reunión de anteayer fue la publicación -a cargo de Instituto Nacional del Teatro- del libro Rebeldes exquisitos , en el cual José Tcherkaski entrevista al mismo Ure y a Cristina Banegas y Griselda Gambaro (dos figuras fundamentales en la trayectoria de este agitador de las zonceras argentinas); y del libro Ponete el antifaz, que reúne textos suyos y buena parte de su amplio universo.

La presentación de estos dos materiales sirvió para el reencuentro con este director fundamental en el entramado de las vanguardias escénicas locales. Por eso mismo, otros maestros indiscutibles, como Eduardo Pavlovsky y Ricardo Bartís, hicieron llegar unas cartas que Cristina Banegas, verdadera pachamama de Sacate la careta y Ponete el antifaz , leyó con alegría y emoción. Dijo Tato, con quien trabajó en Telarañas : "Tu teatro siempre fue transgresor y violento. Excepcionalmente lúcido y creativo. Teatro de riesgo. Experimentación pura. Nunca uno salía de los ensayos igual". Dijo Bartís: "Antes, Sacate la careta . Ahora, Ponete el antifaz . Ya en los títulos el procedimiento teatral, el simulacro, la afirmación de lo menor como territorio de enunciación. Con admiración y cariño, hasta la victoria siempre".

Alberto escuchó a unos y a otros desde su silla de ruedas. Cuentan que sus comentarios despiadados por lo bajo hacían reír a la gente que estaba alrededor suyo. "Está tan jodido como siempre", decía alguien con un orgullo cercano a la ternura mientras Banegas y Tcherkaski daban la bienvenida a estos dos nuevos trabajos editoriales.

Estuvieron Tina Serrano, Daniel Fanego, Boy Olmi, María Onetto, Horacio Roca, Héctor Bidonde e infinidad de viejos compañeros de ruta y otros que habrán escuchado hablar de él como quien escucha hablar de una figura convertida casi en una leyenda. Un director de teatro que hizo el más agudo teatro de experimentación, que trabajó para telenovelas, que montó obras en Mar del Plata y que -fundamentalmente- no paró nunca de pensar.

Alejandro Cruz

Fuente: La Nación

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