Romeo Castellucci levanta ampollas con su infernal 'Purgatorio'lo que ocurre sobre el escenario vacío puede ser intolerable para más de unouno de los más osados renovadores de la escena italiana
Matías Néspolo | Viena
La sala de una anodina casa burguesa, representada con una escenografía hiperrealista, absolutamente vacía. Sobre el escenario no pasa nada. La acción transcurre, como en la tragedia clásica, tras bambalinas. Es el punto álgido o 'acmé'. El espectador lo intuye o adivina con retazos de diálogo en sordina. Y lo que ocurre sobre el escenario vacío puede ser intolerable para más de uno, como sucedió la noche del 26 de mayo pasado en el vienés Theater an der Wien, dentro del ciclo Wiener Feswochen 09. Toses de protesta, gritos y una persona que abandonaba airada la representación de 'Purgatorio', de Romeo Castellucci (Cesena, 1960).
Hasta ese momento trajinaban morosamente las tablas tres personajes: un niño introspectivo que se oculta en un armario con una linterna, una madre quizá demasiado sumisa y un padre inquietante que llega tarde y fatigado del trabajo.
Y la acción transcurría en el tiempo lineal de lo cotidiano. Un recurso sorprendente para uno de los más osados renovadores de la escena italiana como Castellucci, cuyo teatro se nutre en partes iguales de las artes visuales y el cine. "Me sirvo de una estructura narrativa que no suelo utilizar para dilatar el tiempo", explica el director. A partir de allí, "la escena estalla en todas las direcciones", a través de un gigantesco ojo de buey que se apodera del escenario. Las imágenes y el caos sonoro se encargan del resto pulverizando el tiempo lineal de la acción.
Lo que el italiano busca es activar "la vergüenza del espectador" y lo consigue. ¿Cómo? Descubriendo, sin mostrarlo, un acto de violencia atroz e intolerable "en el interior de una familia, el núcleo más cohesionado de la sociedad", explica. Y los planos de interpretación son múltiples porque la obra propicia "desde una lectura trágica o psicoanalítica, hasta social o incluso teológica porque también es Abraham sacrificando a su hijo", concede Castellucci.
Cosa que no le quita el sueño "porque el arte nunca resuelve los problemas, más bien los crea", añade, recordando las Meninas Velázquez "de las que nadie sabe qué significan". Tampoco ese acto de violencia tiene un sentido unívoco, porque se trata de "un crimen paradojal y fuera de la ley al que no le sigue el castigo, sino el perdón", aclara. "Me parece más interesante ver el bien en el mal y viceversa, más lo impuro que lo puro".
'Purgatorio' será el plato fuerte del Grec 09. Fuerte en los dos sentidos, porque al igual que la obra de Dante se trata "de un lugar de tortura, más que de expiación de la culpa, donde está presente todo el dolor de la tierra", dice el director, que reconoce, en el giro alucinatorio y onírico de la pieza, su deuda con 'Funny Games' de Haneke. Es la segunda entrega de su adaptación libre de la 'Divina Comedia', "el eje que vertebra el ciclo italiano del festival", apunta Ricardo Szwarcer, director del Grec.
Para fortuna de los espectadores, ni la obra no narrativa del Infierno ni la instalación del Paraíso -piezas restantes de la trilogía de Castellucci estrenada en el Festival de Aviñón 2008- superan en crudeza a Purgatorio.
"'La Divina Comedia' ha sido un tormento que me ha perseguido siempre, pero lo que más me ha interesado ha sido la idea de irrepresentabilidad. Ni Hollywood puede con ella, porque en tres versos de Dante Alighieri cabe un universo", explica el italiano. De ahí que asumiera el reto como una mera "inspiración en los tres ámbitos mentales o existenciales", en las que divide su opera magna el poeta toscano. "No es un trabajo erudito, ni filológico, ni arqueológico", se excusa Castellucci.
Su estrategia de adaptación fue mucho más sencilla, pero a la vez conflictiva. "Me pregunté que significa hoy el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso", aclara. Y puntualmente, el la idea de Purgatorio que pervive hoy en las conciencias "tiene que ver con la mierda de la purga, con la purificación", añade. Purificación imposible que Castellucci brinda a los espectadores "siguiendo una mecánica similar a la tragedia griega". Pero las referencias dantescas no acaban allí, porque el Jardín Florido que corona el monte Purgatorio se transforma en la obra en gigantescas y amenazadores flores cargadas de simbologías, incluida la sexual.
En definitiva, se trata de una experiencia escénica muy perturbadora, pero imprescindible.
Fuente: el mundo
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