El director cuenta cómo armó su nuevo proyecto
La idea del director César Palumbo fue "traer a la memoria los juegos infantiles que se fueron dejaron cada vez más de lado". Y eso lo plasmó en Una plaza y mil historias, que sube a escena los domingos a las 17, en El Altillo del Sur Casateatro (1 Nº 1693). El espectáculo recrea la técnica de la pantomima y la actuación a través de distintas situaciones.
"La estructura de la obra es un viejo placero, jubilado, que vuelve a ese lugar porque es parte de su historia. Después aparecen miles de cosas: las parejas, las hamacas, el globero, un partido de fútbol. Están los chicos, que con un juego de pantomimas y música van recreando cada uno de esos juegos, que son los clásicos: la rayuela, el elástico, el balero”, cuenta Palumbo, que aclara que el espectáculo es un homenaje a los creadores de arte cinematográfico, "identificados con la edad de los sueños y la inocencia, como Charles Chaplin, Jaques Tati y Albert Lamorisse con su Globo Rojo".
En esa plaza hay un bar donde aparecen dos limpiavidrios, chicos que juegan a la pelota, una señora "muy fruncida", pintores con paleta y "los que improvisan". Y también hay cine: "unos chicos que tiran una sábana y dan cine gratis. Muchas cosas de estas se conservan, porque hasta hace poco, en las plazas de 1 y 38 y de 13 y 38 daban funciones gratis", recordó el director.
El elenco que participa de Una plaza y mil historias está integrado por Sizuca Álvarez, Susana Améndola, Carolina Balduzzi, Silvia Bello, Clarisa Fernández, Juliana Gallardo, Elizabeth Munive M., Valeria Rapan, Guillermina Lucía Vázquez y María Rosa Zucarini.
–¿Qué se tiene en cuenta a la hora de crear para el público infantil?
– Yo trabajo desde el año '74 con los chicos. Ellos ven más de lo que vemos nosotros. A veces resulta complejo ya que uno tiene que tener respeto hacia el chico. Quizás se cae en la banalidad de decir "bueno, esto es para chicos". Pero no es así. Es complejo, pero a la vez reconfortante. Hay mucha devolución en una mirada de un chico, en una sonrisa o en una actitud de sorpresa. Gratifica más que un público adulto que te aplaude durante media hora. Es difícil, pero es cuestión de cambiar la mirada, aggiornarnos a la mirada del chico. Hay que respetarlos y también mostrarles la realidad.
Una plaza y mil historias, si bien está dirigida a chicos, "también es para gente grande y para los abuelos que recuerdan esos juegos que creen que están dejados de lado. Todo pasa por mostrárselos a los chicos, provocarles ese ‘sí’ mágico, de decir 'dale que jugamos', ese tipo de aceptación. No es nada misterioso. Lo esencial del ser humano no cambia, hay que darle la posibilidad de mostrarle el juego", contó Palumbo.
Para finalizar, el creador no pudo obviar el tema de la gripe A, y se refirió a la decisión de seguir brindando las funciones: "La cultura es tan necesaria como la comida y se solucionarían muchos problemas si se le diera a la cultura aún más espacio. Por eso desde la Asociación de Teatristas resolvimos dejar abiertos los teatros mientras no haya una prohibición. Y tomaremos todos los recaudos necesarios. Si hay cinco personas, haremos la función para ellos. Recordemos: la cultura también es una comida, es una comida para el espíritu, para el alma".
Diseño escenográfico, maquillaje, luces: María Laura Molina y Facundo Quintana
Asistente de Dirección: Malena Cadelli
Entrada General $ 10.- (niños a partir de dos años) $ 6.-
lacasateatro@hotmail.com
El altillo del sur CASATEATRO, calle 1 nº 1693 e/Plaza Matheu y 67 , Domingos a las 17 hs.
Estreno domingo 21 de junio. Para niños de 1 a 99 años.-
Fuente: Diagonales, elaltillodelsur
La idea del director César Palumbo fue "traer a la memoria los juegos infantiles que se fueron dejaron cada vez más de lado". Y eso lo plasmó en Una plaza y mil historias, que sube a escena los domingos a las 17, en El Altillo del Sur Casateatro (1 Nº 1693). El espectáculo recrea la técnica de la pantomima y la actuación a través de distintas situaciones.
"La estructura de la obra es un viejo placero, jubilado, que vuelve a ese lugar porque es parte de su historia. Después aparecen miles de cosas: las parejas, las hamacas, el globero, un partido de fútbol. Están los chicos, que con un juego de pantomimas y música van recreando cada uno de esos juegos, que son los clásicos: la rayuela, el elástico, el balero”, cuenta Palumbo, que aclara que el espectáculo es un homenaje a los creadores de arte cinematográfico, "identificados con la edad de los sueños y la inocencia, como Charles Chaplin, Jaques Tati y Albert Lamorisse con su Globo Rojo".
En esa plaza hay un bar donde aparecen dos limpiavidrios, chicos que juegan a la pelota, una señora "muy fruncida", pintores con paleta y "los que improvisan". Y también hay cine: "unos chicos que tiran una sábana y dan cine gratis. Muchas cosas de estas se conservan, porque hasta hace poco, en las plazas de 1 y 38 y de 13 y 38 daban funciones gratis", recordó el director.
El elenco que participa de Una plaza y mil historias está integrado por Sizuca Álvarez, Susana Améndola, Carolina Balduzzi, Silvia Bello, Clarisa Fernández, Juliana Gallardo, Elizabeth Munive M., Valeria Rapan, Guillermina Lucía Vázquez y María Rosa Zucarini.
–¿Qué se tiene en cuenta a la hora de crear para el público infantil?
– Yo trabajo desde el año '74 con los chicos. Ellos ven más de lo que vemos nosotros. A veces resulta complejo ya que uno tiene que tener respeto hacia el chico. Quizás se cae en la banalidad de decir "bueno, esto es para chicos". Pero no es así. Es complejo, pero a la vez reconfortante. Hay mucha devolución en una mirada de un chico, en una sonrisa o en una actitud de sorpresa. Gratifica más que un público adulto que te aplaude durante media hora. Es difícil, pero es cuestión de cambiar la mirada, aggiornarnos a la mirada del chico. Hay que respetarlos y también mostrarles la realidad.
Una plaza y mil historias, si bien está dirigida a chicos, "también es para gente grande y para los abuelos que recuerdan esos juegos que creen que están dejados de lado. Todo pasa por mostrárselos a los chicos, provocarles ese ‘sí’ mágico, de decir 'dale que jugamos', ese tipo de aceptación. No es nada misterioso. Lo esencial del ser humano no cambia, hay que darle la posibilidad de mostrarle el juego", contó Palumbo.
Para finalizar, el creador no pudo obviar el tema de la gripe A, y se refirió a la decisión de seguir brindando las funciones: "La cultura es tan necesaria como la comida y se solucionarían muchos problemas si se le diera a la cultura aún más espacio. Por eso desde la Asociación de Teatristas resolvimos dejar abiertos los teatros mientras no haya una prohibición. Y tomaremos todos los recaudos necesarios. Si hay cinco personas, haremos la función para ellos. Recordemos: la cultura también es una comida, es una comida para el espíritu, para el alma".
Diseño escenográfico, maquillaje, luces: María Laura Molina y Facundo Quintana
Asistente de Dirección: Malena Cadelli
Entrada General $ 10.- (niños a partir de dos años) $ 6.-
lacasateatro@hotmail.com
El altillo del sur CASATEATRO, calle 1 nº 1693 e/Plaza Matheu y 67 , Domingos a las 17 hs.
Estreno domingo 21 de junio. Para niños de 1 a 99 años.-
Fuente: Diagonales, elaltillodelsur
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