A 20 años de su muerte, el magnetismo de la vida y la obra de Salvador Dalí se mantiene intacto. Así lo demuestra Los ojos del surrealismo , exhibición que puede visitarse por estos días en Buenos Aires.A veces el surrealismo se le salía del pincel." Enrique Sabater, 80 años, secretario de Salvador Dalí entre 1968 y 1980, principal coleccionista actual de su obra e impulsor de la muestra que se exhibe actualmente en Buenos Aires, se ríe a través del teléfono. Residente en Andorra, vive promoviendo muestras sobre Dalí por todo el mundo (la próxima será en agosto, en Shanghai). Su intención es divulgar y hacer accesible a los más variados públicos la figura del genial catalán.
"Fue un vínculo de amistad, más que de empleador y empleado -explica-. El decía que yo era su secretario, su amigo y su persona de confianza." De ese vínculo y del nivel de intimidad que implicaba, surgió una larga serie de fotografías sorprendentes por la mansa cotidianidad que retrataban. Lejos del personaje, de la figura teatralmente irreverente que Dalí cultivó por años, aparece en esas imágenes un Dalí de entre casa, apacible; un marido común con su común mujer, Gala. "Registré al Dalí humano, no al Dalí público -comenta Sabater-. Son fotos en la intimidad, cuando no se vestía «para los periodistas», como él decía. Al mirarlas, se reía. No estaba acostumbrado a verse de modo tan natural." Una selección de estas fotografías puede verse en la muestra Los ojos del surrealismo, que se presenta por estos días en Buenos Aires.
Foto: Elefante celestial . Foto:Gentileza Los ojos del surrealismo
Allí también se exhiben obras realizadas por Dalí entre los años 50 y 80 en diversas técnicas: esculturas, grabados, serigrafías y litografías. Incluye series de inspiración mística o religiosa (Tarot, Los Diez Mandamientos, Siete Días de la Creación, Los Doce Apóstoles), erótica (Casanova), futurista (Objetos e imaginaciones del futuro) y homenajes a figuras representativas de la cultura universal, como Miguel de Cervantes Saavedra o Leonardo da Vinci. "Para mí, Salvador Dalí es sagrado -asegura Sabater-. Alguna vez escribí que en su obra potencia lo oscuro y macabro con luz y le da vida." Lo cierto es que, pese a su expulsión del surrealismo en 1939, Dalí desarrolló una obra basada en los tópicos impulsados por este movimiento (indagación en el mundo de lo onírico, las pulsiones, el azar, el inconsciente), y cultivó un estilo sistemáticamente provocador que bien podía inscribirse en aquel "modo de vida surrealista" tan pregonado por Breton. También es cierto que derrochaba egolatría y no ahorraba oportunidad para exasperar conciencias, tanto por derecha como por izquierda. "Uno debería ser capaz de conservar en la cabeza simultáneamente las ideas de que Dalí era al mismo tiempo un excelente artista y un irritante ser humano -dijo en su momento el escritor George Orwell-. La una no invalida o, efectivamente, no afecta a la otra." A 20 años de su muerte, y con al menos tres películas inspiradas en su vida en vías de presentarse o realizarse en Hollywood (una de ellas es Sin límites, protagonizada por Robert Pattinson, el joven protagonista del film Crepúsculo), se renuevan los votos entre el mundo de la cultura masiva y aquel que alguna vez afirmara: "Cada mañana, al levantarme, experimento un supremo placer: ser Salvador Dalí".
Por Diana Fernández Irusta
Más datos
Dalí. Los ojos del surrealismo . Hasta el 9 de agosto, en Abasto Shopping, Avda. Corrientes 3247
Fuente: La Nación
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