Se quedaron en los setenta. La frase, de innegable carga despectiva, bien podría adaptarse a esta familia. Pero lejos de contener un significado ideológico, la nostalgia de la familia Rimenver sólo produce risas. Estos cuatro personajes queribles, extraños, bizarros, inquietos, montan desde hace años uno de los shows más exitosos no sólo en nuestra ciudad (donde semana a semana llenan salas y teatros) sino que también han llegado a importantes recintos de Capital Federal. Canciones, humor, ironía y tanta ternura como cinismo son los rasgos principales de una familia de hermosos perdedores. Uno de ellos, Paco, habló con el diario Hoy, sin peluca y con su verdadero nombre: Diego Cremonesi.
-¿Cómo se formaron Los Rimenver?
-Nosotros teníamos una formación anterior, y a partir de que se fueron algunos integrantes, quedamos Víctor, Anahí y yo. Luego convocamos a Virginia. Hoy, Los Rimenver tienen casi siete años y tres espectáculos. Durante mucho tiempo hicimos un recorrido de bares, hasta que desde algunos años estamos instalados en El Teatro Café Concert, donde presentamos un show nuevo, Los Rimenver International, en el que nos propusimos hacer un show más teatral.
Nosotros venimos plenamente del café concert, con todo lo que eso te permite: una puesta en un lugar más chico, con la gente al lado, cosa que te permite tener muchos guiños para con el público. En cambio, con una puesta más teatral hay que plantearse esta cosa de la formalidad de la propuesta y la puesta, porque hay una cuestión de la cantidad de gente que tenés que abarcar, y hay que lograr que todos te vean, que te comprendan. El show nuevo está inspirado en lo que es un teatro de revista, es una parodia a todo eso. El espectáculo fue bien recibido por la gente, obviamente a algunos les gusta más el otro espectáculo, pero bueno, es parte del asunto... Hay que foguearlo y darle tiempo.
-¿Cómo fue la experiencia en el Paseo La Plaza con Los Rimenver?
-Fue buena como experiencia, te das cuenta lo difícil que es y lo inabarcable que es siendo un grupo independiente y sin recursos económicos.
-¿Es más exigente el público de Capital?
-No sé. Mirá que el público de La Plata es muy difícil. Alcón decía que uno de los públicos más difíciles era el de La Plata, por eso él presentaba sus obras acá, y si acá zafaban, le daba para adelante. Es exigente el público de Capital porque va a ver nombres, es como que dice: “A ver qué es lo que vas hacer, a ver si me hacés reír”. A nivel recepción nos fue muy bien, en todas las funciones nos fuimos aplaudidos. El show que hacemos nosotros es muy fuerte, los personajes manejan muy bien el cinismo, entonces el tipo que los va a ver no tiene tan en claro qué va a ver. No entramos dentro de una definición, como stand up o varieté, eso hace que el espectador tarde un rato en acomodarse, pero siempre terminamos bien. Quizá nos jugó en contra que en Buenos Aires está con todo el stand up. En el Paseo La Plaza se presenta mucho de eso, la propuesta nuestra quizá quedó un poco lejos de lo que la gente buscaba. Si éramos “Los Rimenver stand up”, seguramente nos hubiera ido muy bien. Ahora estamos en El Cubo Cultural, detrás del shopping del Abasto los días viernes. Comenzamos otra etapa en Buenos Aires.
-Y fuera de Los Rimenver, ¿cómo es trabajar de actor en La Plata y en Capital?
-El actor pasa por Capital para formarse, o bien traer gente de Buenos Aires para acá y que hagan obras. En La Plata tenés muy buen material, mucha gente vinculada al teatro, pero en esta ciudad te vas quedando atrás de lo que es la propuesta. Y allá hay gente que está buscando otras inquietudes, y no es que sea más inteligente que la de acá. Y me parece que acá hay una tendencia a la comodidad. A la vez, en La Plata tenés muchos grupos independientes de teatro que laburan y montan un espectáculo como pueden. Si bien yo soy reconocido por Los Rimenver, hice otras cosas, como Sodería Espósito, que fue un éxito para el teatro independiente.
-¿Quiénes fueron tus referentes?
-A Febe Chaves le tengo un agradecimiento eterno. Las primeras clases de teatro las tomé con ella y ahí me di cuenta que lo que quería hacer era actuar. Nunca me dejé de formar, al arrancar de grande: empecé a estudiar teatro a los 24 años. Hice una formación heterogénea y me nutrí de distintas fuentes. Tomé cosas de Febe Chaves, Beatriz Cattaneo, Carolina Donnantuoni. Y llegué a Ricardo Bartís que es un gran maestro, y a Alejandro Catalán, gran docente y pedagogo.
-¿Cómo fue tu experiencia en la película Aguas verdes?
-Para mí fue un flash, estoy muy feliz porque es mi primer película. Hago un coprotagónico con un tipo ya consagrado como Alejandro Fiore, y con un director de acá de La Plata que es un grosso, Mariano de Rosa, que me ayudó mucho. La experiencia fue fuerte, hasta ahí yo había hecho cosas muy chicas. De golpe, filmar como filma la industria del cine fue alucinante. El estreno se atrasó porque la película participó en un circuito de festivales. Espero que se estrene en septiembre.
-¿Haber llegado a hacer cine es lo máximo que esperabas?
-Es como debutar en Primera. Vengo haciendo una carrera que está buena, de la cual hoy puedo vivir, con un grupo que hace humor. Pero yo no soy humorista, hago humor pero no soy ni clown ni artista circense ni contador de chistes. Yo soy actor y me gusta la actuación. Rimenver es lo que hago hoy, pero no es lo único que quiero hacer. Quiero seguir haciendo cine, y es obvio que haber tenido la experiencia en Aguas Verdes me sirve para ver si se abren otras posibilidades.
Los Rimenver International se presentan todos los jueves en El Teatro Café Concert (43 e/ 7 y 8), con Víctor Hugo Fernández, Virginia Palavecino, Diego Cremonesi y Anahí Carnavale.
Verónica Córdoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario