Teatro colectivo por la democracia
El grupo vecinal, símbolo del fin de la dictadura y que nació bajo el lema de que cualquiera puede "crear", festeja su aniversario con el espíritu del primer día.
Hace 25 años un grupo de 20 vecinos de la Boca quiso hacer del arte un símbolo del fin de la dictadura. Con la intención de reanimar el encuentro social y perderle el miedo a la manifestación pública, crearon el grupo de teatro vecinal “Catalinas Sur” . Hoy, dos décadas y un lustro después, la asociación celebra su aniversario con el mismo espíritu del primer día pero con la diferencia de que la colaboración se extendió a 300 personas.
"Catalinas Sur" nació en marzo de 1983 con el objetivo de "sanar la red social, es decir, ocupar el espacio público, crear colectivamente, volver a utilizar la plaza como un lugar de encuentro de la gente", explica en una entrevista con EFE el director del grupo, el uruguayo Adhemar Bianchi, de 63 años.
La propuesta del proyecto había llegado de manos de la asociación de padres de una escuela del barrio que le encargó a Bianchi, en un principio, impartir clases de teatro a la comunidad. Él, más atrevido, las convirtió "en una fiesta, en una celebración, en poder estar juntos todos de nuevo en la plaza" después de siete años de dictadura militar. Y convocó a todos. De niños hasta ancianos que superan los 90 años, todos tenían y tienen la posibilidad de "contar lo que les pasa, decir lo que piensan y crear colectivamente", asegura.
Así nació "Catalinas Sur", un grupo de veinte personas, que para la primera representación en una plaza del barrio había aumentado a 60, y que creció a lo largo de los años hasta englobar a 300 vecinos. Con un tanto más de despliegue, hoy por hoy representan sus obras desde un galpón porque nunca quisieron perder la esencia de su identidad que fue la actuación en la calle.
Durante sus veinticinco años de trayectoria, crearon e interpretaron diferentes obras con el objetivo siempre de recuperar las tradicionales manifestaciones artísticas. "La Boca es un barrio extraño, de mucha inmigración, primero formado básicamente por italianos genoveses y en las últimas décadas más por personas del interior o de otros países de Latinoamérica; un barrio con problemas, de emergencia, en el que hay pobreza, pero también es un barrio de mucha tradición, popular, que vive en la calle", apunta Bianchi.
Bianchi se las rebuscó para recuperar el legado que diversos artístas dejaron en el barrio, por lo que sus obras mezclan expresiones tan variopintas como la zarzuela, la opereta, el sainete, el candombe, la murga o los títeres. Una de ellas, "Fulgor argentino", vista por cientos de miles de espectadores en casi diez años en cartel, los llevó de gira a Europa, aunque con otra de sus creaciones, "Venimos de muy lejos" han actuado también en países de la región, como Chile o Uruguay.
A veinticinco años de la inauguración, Bianchi recuerda con orgullo los inicios y rescata con orgullo el efecto contagio que provocó. Para él su mayor logro fue el de "multiplicar" la idea del teatro comunitario en más de treinta grupos de Argentina, dos en España y uno en Italia.
Fuente: Crítica
El grupo vecinal, símbolo del fin de la dictadura y que nació bajo el lema de que cualquiera puede "crear", festeja su aniversario con el espíritu del primer día.
Hace 25 años un grupo de 20 vecinos de la Boca quiso hacer del arte un símbolo del fin de la dictadura. Con la intención de reanimar el encuentro social y perderle el miedo a la manifestación pública, crearon el grupo de teatro vecinal “Catalinas Sur” . Hoy, dos décadas y un lustro después, la asociación celebra su aniversario con el mismo espíritu del primer día pero con la diferencia de que la colaboración se extendió a 300 personas.
"Catalinas Sur" nació en marzo de 1983 con el objetivo de "sanar la red social, es decir, ocupar el espacio público, crear colectivamente, volver a utilizar la plaza como un lugar de encuentro de la gente", explica en una entrevista con EFE el director del grupo, el uruguayo Adhemar Bianchi, de 63 años.
La propuesta del proyecto había llegado de manos de la asociación de padres de una escuela del barrio que le encargó a Bianchi, en un principio, impartir clases de teatro a la comunidad. Él, más atrevido, las convirtió "en una fiesta, en una celebración, en poder estar juntos todos de nuevo en la plaza" después de siete años de dictadura militar. Y convocó a todos. De niños hasta ancianos que superan los 90 años, todos tenían y tienen la posibilidad de "contar lo que les pasa, decir lo que piensan y crear colectivamente", asegura.
Así nació "Catalinas Sur", un grupo de veinte personas, que para la primera representación en una plaza del barrio había aumentado a 60, y que creció a lo largo de los años hasta englobar a 300 vecinos. Con un tanto más de despliegue, hoy por hoy representan sus obras desde un galpón porque nunca quisieron perder la esencia de su identidad que fue la actuación en la calle.
Durante sus veinticinco años de trayectoria, crearon e interpretaron diferentes obras con el objetivo siempre de recuperar las tradicionales manifestaciones artísticas. "La Boca es un barrio extraño, de mucha inmigración, primero formado básicamente por italianos genoveses y en las últimas décadas más por personas del interior o de otros países de Latinoamérica; un barrio con problemas, de emergencia, en el que hay pobreza, pero también es un barrio de mucha tradición, popular, que vive en la calle", apunta Bianchi.
Bianchi se las rebuscó para recuperar el legado que diversos artístas dejaron en el barrio, por lo que sus obras mezclan expresiones tan variopintas como la zarzuela, la opereta, el sainete, el candombe, la murga o los títeres. Una de ellas, "Fulgor argentino", vista por cientos de miles de espectadores en casi diez años en cartel, los llevó de gira a Europa, aunque con otra de sus creaciones, "Venimos de muy lejos" han actuado también en países de la región, como Chile o Uruguay.
A veinticinco años de la inauguración, Bianchi recuerda con orgullo los inicios y rescata con orgullo el efecto contagio que provocó. Para él su mayor logro fue el de "multiplicar" la idea del teatro comunitario en más de treinta grupos de Argentina, dos en España y uno en Italia.
Fuente: Crítica
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