Backstage del ensayo general de "Il retorno d'Ulisse in Patria"
Las barbas de Júpiter, y su cabeza coronada con aúrea tiara de laureles, se pasea en jeans y zapatillas. Penélope toma agua mineral y charla con Minerva. Las realizadoras de vestuario le dan las últimas puntadas a la pollera guerrera de Telémaco. Las peinadoras cepillan las pelucas de príncipes y pastores. Y Ulises se pasea en cueros, charlando y bromeando con toda la gente que le sale al paso. Esto no es ficción: se trata de las bambalinas del ensayo general de "Il retorno d'Ulisse in Patria", la ópera que compuso Monteverdi en 1640 y que Buenos Aires Lírica estrenó en la Argentina el viernes 17 en el Teatro Avenida.
El día del ensayo, miércoles 15, el clima era festivo. Nadie podía saberlo, pero la ópera dirigida por Juan Manuel Quintana fue un éxito de crítica y público. El trabajo fue largo: el director le dedicó un año.
E involucró a 92 personas entre artistas y cuerpo técnico. Los mismos que el miércoles afinaban sus instrumentos, volvían a chequear el funcionamiento de los elementos escenográficos y escuchaban como dioses y héroes vocalizaban juntos en los pasillos, mientras aguardaban su llamada a escenario.
¿Por qué elegir esta obra del Siglo XVII que se basa en uno de los más maravillosos textos antiguos, La Odisea de Homero? "Porque funciona como una memoria milenaria de valores que son atemporales porque atraviesan la historia: la fidelidad, la virtud, el amor, el compromiso", explica Quintana. El maestro trabajó mucho con esta ópera: tuvo que armonizarla, porque prácticamente carece de indicaciones; después tuvo que pensar las instrumentaciones. Luego coordinó los cortes con el reggiseur, Bonatto. Y hoy se manifiesta "muy contento de haber podido realizar este trabajo. Y muy orgulloso de la calidad del grupo de cantantes y músicos".
Víctor Torres, pronto para interpretar a Ulises, reparte buen humor por pasillos y camarines, como si no le pesara semejante rol. ¿Cómo compuso al rey errante? "Creo que lo que más me ayudó a encontrar a este Ulises, fue saber que es un hombre que se reencuentra con su añorada familia después de 20 años de ausencia, luego de haber vivido peligrosas y fascinantes aventuras. Cuando vuelve no sólo se encuentra con su pasado sino con su presente, que incluye el pasado en un "ahora" muy potente y a veces desolador. Es un gran despertar de un sueño", cuenta el barítono cuyo desempeño ha cosechado aplausos de especialistas y neófitos. Y agrega: "trabajé la obra desde el punto de vista del texto como significado y como material sonoro. El rol lo medité, no conformándome con los arquetipos pero teniéndolos en cuenta".
El clave junto a la laptop -un bello instrumento propio del Barroco europeo y tecnología de punta- generan un efecto onírico en quien los ve juntos. También la vista de las plateas y los palcos desde el foso. Y la armoniosa convergencia de cantantes, músicos, iluminadores, actores, escenógrafos que se apostan alrededor del escenario luego de que el último llamado resonara en pasillos y camarines.
Una vez levantado el telón, el sueño es el de Ulises, que despierta por fin en Itaca y se reune con sus seres amados: la fiel Penélope y el aguerrido Telémaco.
Fuente: La Razón
Las barbas de Júpiter, y su cabeza coronada con aúrea tiara de laureles, se pasea en jeans y zapatillas. Penélope toma agua mineral y charla con Minerva. Las realizadoras de vestuario le dan las últimas puntadas a la pollera guerrera de Telémaco. Las peinadoras cepillan las pelucas de príncipes y pastores. Y Ulises se pasea en cueros, charlando y bromeando con toda la gente que le sale al paso. Esto no es ficción: se trata de las bambalinas del ensayo general de "Il retorno d'Ulisse in Patria", la ópera que compuso Monteverdi en 1640 y que Buenos Aires Lírica estrenó en la Argentina el viernes 17 en el Teatro Avenida.
El día del ensayo, miércoles 15, el clima era festivo. Nadie podía saberlo, pero la ópera dirigida por Juan Manuel Quintana fue un éxito de crítica y público. El trabajo fue largo: el director le dedicó un año.
E involucró a 92 personas entre artistas y cuerpo técnico. Los mismos que el miércoles afinaban sus instrumentos, volvían a chequear el funcionamiento de los elementos escenográficos y escuchaban como dioses y héroes vocalizaban juntos en los pasillos, mientras aguardaban su llamada a escenario.
¿Por qué elegir esta obra del Siglo XVII que se basa en uno de los más maravillosos textos antiguos, La Odisea de Homero? "Porque funciona como una memoria milenaria de valores que son atemporales porque atraviesan la historia: la fidelidad, la virtud, el amor, el compromiso", explica Quintana. El maestro trabajó mucho con esta ópera: tuvo que armonizarla, porque prácticamente carece de indicaciones; después tuvo que pensar las instrumentaciones. Luego coordinó los cortes con el reggiseur, Bonatto. Y hoy se manifiesta "muy contento de haber podido realizar este trabajo. Y muy orgulloso de la calidad del grupo de cantantes y músicos".
Víctor Torres, pronto para interpretar a Ulises, reparte buen humor por pasillos y camarines, como si no le pesara semejante rol. ¿Cómo compuso al rey errante? "Creo que lo que más me ayudó a encontrar a este Ulises, fue saber que es un hombre que se reencuentra con su añorada familia después de 20 años de ausencia, luego de haber vivido peligrosas y fascinantes aventuras. Cuando vuelve no sólo se encuentra con su pasado sino con su presente, que incluye el pasado en un "ahora" muy potente y a veces desolador. Es un gran despertar de un sueño", cuenta el barítono cuyo desempeño ha cosechado aplausos de especialistas y neófitos. Y agrega: "trabajé la obra desde el punto de vista del texto como significado y como material sonoro. El rol lo medité, no conformándome con los arquetipos pero teniéndolos en cuenta".
El clave junto a la laptop -un bello instrumento propio del Barroco europeo y tecnología de punta- generan un efecto onírico en quien los ve juntos. También la vista de las plateas y los palcos desde el foso. Y la armoniosa convergencia de cantantes, músicos, iluminadores, actores, escenógrafos que se apostan alrededor del escenario luego de que el último llamado resonara en pasillos y camarines.
Una vez levantado el telón, el sueño es el de Ulises, que despierta por fin en Itaca y se reune con sus seres amados: la fiel Penélope y el aguerrido Telémaco.
Fuente: La Razón
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