En la centenaria institución del Bosque platense iniciaron una campaña para dar a conocer la problemática del mejillón dorado, un molusco importado de Asia que está causando estragos en las industrias y en la biodiversidad de la región-
En estas vacaciones y, como en todos los recesos de invierno, el Museo de La Plata ofrece diferentes exposiciones y muestras para recibir a los visitantes y que puedan retirarse con nuevos conocimientos. Este año los mejillones dorados tienen un lugar de privilegio. Pero no por ser una especie con la que los restaurantes puedan hacer deliciosos manjares. Tampoco para lucirlos en casa como adornos. Por el contrario, se trata de organismos que generan “pavor” en las industrias, por las pérdidas económicas que ocasionan, y en los ambientalistas, por los daños que provocan en la biodiversidad.
El mejillón dorado (Limnoperna fortunei) es un pequeño molusco bivalvo (4 cm de longitud máxima) semejante a los mejillones de nuestras costas marinas, pero es una especie de agua dulce que provino del sudeste de Asia. El medio de transporte por el cual llegaron fue el agua de lastre de los buques transoceánicos comerciales.
Su presencia en las costas del Río de la Plata fue detectada en 1991 por investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Concretamente, fueron encontrados adheridos a unas rocas en el balneario Bagliardi, en la ciudad de Berisso. Y, al parecer, estos “inmigrantes” asiáticos se sintieron muy a gusto en la región. Tan es así que ese año había entre 4 y 5 individuos (ejemplares) por metro cuadrado y al año siguiente en esas mismas piedras se encontraron densidades de 30 mil individuos por metro cuadrado.
“Tienen una alta capacidad adaptativa y reproductiva. En 1993l, ya había 80 mil mejillones por metro cuadrado. Y al año siguiente 150 mil en el mismo espacio. Crecen uno sobre otro.”, explicó a Hoy el biólogo Gustavo Darrigran, director del Grupo Investigación sobre Moluscos Invasores / Plagas (Gimip) de la división Zoología Invertebrados del Museo de La Plata e Investigador del Conicet.
Los mejillones dorados aprovechan todos los sustratos duros disponibles para adherirse. Pueden ser rocas, fibrocemento, vidrio y también bolsas de nailon, entre otros.
Según mencionó Darrigran, estos organismos ocasionan varios problemas. Tapan tomas de agua de consumo humano y tuberías tanto municipales como de industrias. También dañan las plantas generadoras de energía al obstruir las tomas de agua para sistemas de refrigeración y contraincendio. “Los mejillones tapan los caños y no dejan el pasaje de agua. Eso se llama macrofouling. Por eso se debe parar lo que está en funcionamiento para limpiarlo o cambiar directamente las tuberías. Los perjuicios son muy costosos para las industrias”, indicó.
Otro problema que generan en las tuberías de hierro es que, al asociarse con bacterias y hongos, estos últimos terminan provocando la corrosión de ese material.
En el ambiente natural, en tanto, lo que ocasionan los mejillones es un desplazamiento de la fauna nativa de los cuerpos de agua. “Cuando esta especie llegó al Río de la Plata y se alojó en las rocas de Berisso, hubo un desplazamiento de los moluscos que habitaban ese sustrato. Tres especies de gasterópodos desaparecieron. Por eso se los llama bioinvasores. Porque provocan una invasión biológica”, señaló el científico.
Las bioinvasiones son consideradas una amenaza para la biodiversidad. Por eso es que en la primera Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro (Brasil), se llegó a un acuerdo para que todos los 22 de mayo se celebre el Día Mundial de la Biodiversidad. Y este año 2009 fue conmemorado, dentro de ese día, las bioinvasiones, porque es la segunda causante de pérdida de biodiversidad a nivel mundial (la primera es la alteración del ambiente).
En este contexto, el Museo de La Plata organizó una muestra sobre el mejillón dorado para dar a conocer la problemática. En vitrinas que están a pocos metros de la entrada de la centenaria institución los visitantes pueden observar sobre qué sustratos viven estos organismos y el impacto negativo que ocasionan. Además, se les entrega un folleto explicativo y, a las escuelas, se les regala un CD sobre la temática. El objetivo es que la gente tenga los conocimientos básicos para ayudar a que la invasión del mejillón dorado no se siga extendiendo.
Controlar sin dañar el ambiente
El Grupo Investigación sobre Moluscos Invasores / Plagas (Gimip) de la división Zoología Invertebrados del Museo de La Plata es un grupo de referencia a nivel latinoamericano e internacional sobre la problemática de bioinvasiones y mejillón dorado.
En la actualidad se encuentran trabajando en la búsqueda de productos que sirvan para controlar y prevenir la invasión del mejillón dorado y producir el menor impacto ambiental posible. Entre los materiales están utilizando pinturas antifouling y distintos tipos de tóxicos, pero hasta ahora en ensayos de laboratorio o en sectores de centrales hidroeléctricas.
Fuente: Hoy
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