En un documento firmado por el prelado, éste expresa que el texto oficial en educación sexual y prevención del SIDA "procede de los ministerios de Educación y de Salud de la Presidencia de la Nación". Y agrega: "por su tenor parece otra imposición totalitaria del Estado, sobretodo teniendo en cuenta la delicadeza del asunto, ya que en ninguna de sus propuestas toma en cuenta la libertad de conciencia, tanto de los alumnos como de sus padres, garantizada por la Constitución y la misma Ley de Educación Nacional".
En ese sentido, describe que "el propósito de modificar las conductas tiene una meta privilegiada de carácter sanitario, prevenir la infección del virus de inmunodeficiencia humana y de otras enfermedades de transmisión sexual. Pero también es fuerte el acento sociológico-político, ya que en varias de las contribuciones recopiladas se enfoca la sexualidad desde la dialéctica del poder".
También señala que "desde el comienzo de esta publicación desigual y farragosa la sexualidad es presentada como una construcción histórica y sociocultural. Es lo propio de la ideología de género, según la cual lo masculino y lo femenino, el ser varón y el ser mujer, no surge de una diferencia biológica y mucho menos se identifica con ella, sino que procede de la evolución de la cultura y es, por lo tanto, cambiante".
ROLES
Por otra parte, advierte que "la perspectiva de género se propone modificar los roles sexuales (y no se trata simplemente de admitir que la mujer trabaje fuera de casa y que el varón cuide al bebé), sino alterar la constitución de la familia y de la sociedad, con consecuencias impensables para el futuro de la humanidad".
Además, critica que "la brecha estipulada entre sexo y género explica también que, en la presentación de la sexualidad que se ofrece en el documento que comentamos, jamás se hable del amor. El sexo, al parecer, no tiene nada que ver con el amor; la rica problemática filosófica, e histórico-cultural sobre las relaciones entre eros y ágape, entre el deseo y el don, no tiene cabida en esa visión reduccionista de la sexualidad".
Finalmente, Aguer concluyó: "se avizora un peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia (no se menciona para nada en el texto la posible objeción) y sobre la libertad de enseñar y aprender, no sólo la de los docentes y alumnos de las escuelas de gestión privada, que pueden verse obligados a aceptar contenidos incompatibles con los respectivos idearios institucionales, sino también la de los que enseñan y aprenden en las escuelas estatales, a los que no se les puede imponer sin injusticia manifiesta una concepción del hombre contraria a sus convicciones".
Fuente: El Día
CONCLUSIÓN
MEJOR VOLVAMOS A LA INQUISICIÓN
Yo me pregunto que pretende el arzobispo Aguer que sigamos viviendo en la Edad Media. Qué hacemos con la adolescentes embarazadas, qué hacemos con los adolescentes con Sida, qué hacemos con los adolescentes qué no saben como cuidarse, realmente me parece una falta de respeto y de conciencia usar el nombre de Dios en vano, de ensuciarlo con preceptos tan insostenibles. Mejor sería que se ocuparan de los sacerdotes corruptos, pedófilos, inmorales, imberbes.
El arzobispo Aguer pretende que sigamos todos viviendo en la ignorancia, es mejor no saber, es mejor la imposición totalitaria de la iglesia, de no usar anticonceptivos, de vivir en la prehistoria, de no saber que cada uno de nosotros debemos tener la libertad de conciencia de aprender para elegir y que la censura, la prohibición no llevan a nada.
Estoy harto de la mediocridad, de la ignorancia, de la soberbia de los inmorales.
Estamos en el siglo XXI, y siguen queriendo darnos lecciones de moral, cuando frente a la ignominia de la guerra y la atrocidad de los asesinos, el hambre y la angustia de los hombres, la sagrada Iglesia y el lujoso Vaticano miran para otro lado.
ERNESTO MEZA
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