domingo, 12 de julio de 2009

Teatro de objetos: Escenas de la vida digital

LA OBRA se estructura en 12 escenas de 5 minutos. Son intentos de comunicación que - a través de discursos diversos - se obstruyen o se despliegan lúdicamente con reglas absurdas en una resolución ambigua.

El colectivo La Fase vuelve a estrenar Visible, una obra que reflexiona sobre los discursos fragmentados de las nuevos canales de comunicación y sobre los ritos y costumbres de la sociedad 2.0 en un presente tan efímero como atravesado.

Por: Guido Carelli Lynch

A pesar del imperio virtual y tecnológico que rige en un mundo que tarde o temprano será casi completamente Wi-fi son muy pocas las obras de cualquier disciplina artística, exceptuando al autorreferencial, discutido y emergente arte digital, que se animan a reflexionar sobre elementos tan cotidianos como el e-mail, las redes sociales y la computación en general.

Haga el intento y piense en alguna escena de las cientos de novedades editoriales de los últimos años –que no sean de ciencia ficción- en las que un personaje espere con urgencia un e-mail o quede mortificado por una mala conexión a Internet, tenga una conversación por Msn que juzgue trascendental o simplemente cuestione y reflexione sobre la incomunicación de la comunicación actual. Tal como le pasa a usted y a la media humanidad conectada a la fibra óptica.

¿Convencidos a pesar de las excepciones? De cualquier modo, una nueva puesta –estrenada el año pasado en el festival Tecnoescena en el Centro Cultural Recoleta y readaptada ahora para el Espacio Cultural Carlos Gardel- busca saldar esa deuda general que podría traducirse en la dificultad de representar un mundo nuevo que atraviesa al actual. "Visible tematiza el uso cotidiano de la tecnología. Visible se inicia, se apaga, se resetea, se cuelga, se reinicia. Fragmentos de la vida de cualquier joven urbano: chateo, celulares, cámaras, búsquedas y buscadores. Objetos obsoletos, descartables o de última generación", explica la directora Ana Alvarado, gestora del heterogéneo grupo La Fase y del proyecto que nació en uno de sus talleres de teatro objetal.

Del objeto al sujeto así es la lógica de Alvarado que esta vez hizo suyo el mismísimo lenguaje tecnológico para incluir por ejemplo pop-ups escénicos, esas ventanas emergentes que se cuelan a pesar del software nacido para combatirlos y para justificarse. "Son escenas que se superponen a la escena principal y la obturan", explica Alvarado que por edad investiga desde una perspectiva más ajena un tema mucho más natural en la obra colectiva que escribió Ana Laura Suárez Cassino, la joven dramaturga que ya trabajó con Román Podolsky y que reinvindica sin dudarlo que Facebook "está buenísimo" .

Visible se estructura en 12 escenas de 5 minutos. Son intentos de comunicación que - a través de discursos diversos - se obstruyen o se despliegan lúdicamente con reglas absurdas en una resolución ambigua. Nada termina, ni se define. Todo aparece en el encuentro de los "personajes" entre sí como entre ellos y los objetos, los objetos entre sí, las proyecciones y los recursos.

Celulares, sms, chats y e-mail. "Los espectadores van a ver algo muy familiar a lo que hacen todos los días. Por eso tanto en la obra, como cuando nosotros dentro del grupo hablamos del tema, hay quienes rescatan esas herramientas que en otro pueden ser parte de una conducta adictiva, con un síndrome aislativo. No podemos tomar una única posición respecto. Por eso Visible es un espectáculo que permite reflexionar", agrega Alvarado.

La directora que formó parte de la experiencia de teatro de objetos El periférico de objetos junto a Lola Arias, Emilio García Wehbi, Horacio González, Isol, Mariano Pensotti, Alejandro Tantanian y Daniel Veronese, está alucinada con las posibilidades de explorar un mundo residual, donde los objetos envejecen a una velocidad incontrolable. " Rápidamente los objetos tecnológicos se convierten en fósiles y, para un lenguaje como el teatro objetal eso en realidad es una alegría enorme", agrega Alvarado antes de contar cómo fueron a buscar teléfonos y computadoras expiradas en menos de una década para reciclarlas en la escena con funciones y significados.

Sin embargo, tan rápido y a ciegas avanza la "comunicación" del siglo XXI que la misma obra parece necesitar una instalación de (re)adaptaciones, iguales a las que las aparecen en forma de icono en las pantallas de cada computadora. Por esa velocidad, por ejemplo, esta obra no tematiza sobre los 200 millones de usuarios de Facebook (que recién el año pasado hizo eclosión en el país), sobre el argentino Taringa! y mucho menos sobre la reciente irrupción nacional de Twitter. "Esta obra no resiste más de un año. Hay que replanteársela y repensarla toda. Ni siquiera pensamos en las personas que no usan en Windows o en las tecnologías que usan en Japón", sentencia Alvarado al mismo tiempo que fantasea con una gira y alguien aquí o en cualquier parte deshecha la modernidad obsoleta, lo decreta viejo para que La Fase lo haga propio.

Fuente: Revista ÑJustificar a ambos lados

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