“Los árboles mueren de pie”, de Alejandro Casona, en adaptación libre de Gastón Beltramini. Elenco: Carmen Baistrocchi, Antonio Sureda, Gastón Beltramini, Liz Martin, Gladys Cadelli, Paula Lopes, Nicolás Moll. Dirección y pueda en escena: Martín Ordoqui. Diagonales Producciones. Pasaje Dardo Rocha, Sala “A”.
El autor español Alejandro Casona (1903-1965), ocupa -junto a Federico García Lorca y Jacinto Benavente- un lugar preponderante en la dramática española del siglo XX. Su teatro, de carácter simbólico y poético, combina fantasía y lirismo con una vena didáctica y social.
Sus obras más conocidas y exitosas: "La sirena varada" (1934), "Nuestra Natacha" (1936). Durante su forzado exilio en Méjico y Argentina - tras la Guerra Civil- estrenó "Prohibido suicidarse en primavera" (1944), "La dama del alba" (1944), "Los árboles mueren de pie" (1949) y "La casa de los siete balcones" (1957). De vuelta en España (1962), estrenó su última obra: "El caballero de las espuelas de oro (1964), sobre la figura de Quevedo.
En "Los árboles mueren de pie", Casona contrapone dos mundos: el de la cruda realidad y el de los sueños, donde todo se puede remediar y embellecer.
"Balboa" (Sureda), le ha hecho creer a su mujer (Baistrocchi) que "Mauricio", el nieto de ambos, a quien él mismo echó de la casa veinte años atrás, es ahora un próspero y reconocido arquitecto, radicado en Canadá. Se ha tomado el trabajo de escribirle periódicas cartas, relatándole sus viajes con lujo de detalles, y describiendo su feliz vida de recién casado. Al enterarse Balboa que el destino acaba de jugarle una mala pasada a su verdadero nieto en pleno regreso, contrata a un actor profesional (Beltramini), para que represente el papel de Mauricio. El joven a su vez contrata a una muchacha (Liz Martin), que encarnará a "Isabel", su flamante esposa.
Todo marcha sobre ruedas hasta que un hecho inesperado y fortuito, altera el plan y desacomoda las piezas del tablero.
La adaptación de Gastón Beltramini es fiel al texto original, pero resulta un tanto extensa en el balance final. La escena en la que dialogan "Felisa" (Lopes) e Isabel, para dar un ejemplo, no aporta gran cosa y alarga innecesariamente, restando ritmo a la puesta de Ordoqui.
Hay trabajos muy logrados, fundamentalmente los de Carmen Baistrocchi y Antonio Sureda. Sus personajes resultan creíbles, ricos en matices y en sutiles transiciones. La "Abuela" de Baistrocchi es un "capo lavoro". Son estos dos, sin duda, los pilares de un elenco correcto y homogéneo.
La propuesta de "Diagonales Producciones" es una buena ocasión para saborear una obra de texto, con una estructura sólida, que resiste los embates del tiempo.
Un consejo: ir abrigados, porque en las salas del Pasaje Dardo Rocha, Los árboles mueren de pie, y los espectadores, sentados y de frío.
Fuente: El Día
El autor español Alejandro Casona (1903-1965), ocupa -junto a Federico García Lorca y Jacinto Benavente- un lugar preponderante en la dramática española del siglo XX. Su teatro, de carácter simbólico y poético, combina fantasía y lirismo con una vena didáctica y social.
Sus obras más conocidas y exitosas: "La sirena varada" (1934), "Nuestra Natacha" (1936). Durante su forzado exilio en Méjico y Argentina - tras la Guerra Civil- estrenó "Prohibido suicidarse en primavera" (1944), "La dama del alba" (1944), "Los árboles mueren de pie" (1949) y "La casa de los siete balcones" (1957). De vuelta en España (1962), estrenó su última obra: "El caballero de las espuelas de oro (1964), sobre la figura de Quevedo.
En "Los árboles mueren de pie", Casona contrapone dos mundos: el de la cruda realidad y el de los sueños, donde todo se puede remediar y embellecer.
"Balboa" (Sureda), le ha hecho creer a su mujer (Baistrocchi) que "Mauricio", el nieto de ambos, a quien él mismo echó de la casa veinte años atrás, es ahora un próspero y reconocido arquitecto, radicado en Canadá. Se ha tomado el trabajo de escribirle periódicas cartas, relatándole sus viajes con lujo de detalles, y describiendo su feliz vida de recién casado. Al enterarse Balboa que el destino acaba de jugarle una mala pasada a su verdadero nieto en pleno regreso, contrata a un actor profesional (Beltramini), para que represente el papel de Mauricio. El joven a su vez contrata a una muchacha (Liz Martin), que encarnará a "Isabel", su flamante esposa.
Todo marcha sobre ruedas hasta que un hecho inesperado y fortuito, altera el plan y desacomoda las piezas del tablero.
La adaptación de Gastón Beltramini es fiel al texto original, pero resulta un tanto extensa en el balance final. La escena en la que dialogan "Felisa" (Lopes) e Isabel, para dar un ejemplo, no aporta gran cosa y alarga innecesariamente, restando ritmo a la puesta de Ordoqui.
Hay trabajos muy logrados, fundamentalmente los de Carmen Baistrocchi y Antonio Sureda. Sus personajes resultan creíbles, ricos en matices y en sutiles transiciones. La "Abuela" de Baistrocchi es un "capo lavoro". Son estos dos, sin duda, los pilares de un elenco correcto y homogéneo.
La propuesta de "Diagonales Producciones" es una buena ocasión para saborear una obra de texto, con una estructura sólida, que resiste los embates del tiempo.
Un consejo: ir abrigados, porque en las salas del Pasaje Dardo Rocha, Los árboles mueren de pie, y los espectadores, sentados y de frío.
Fuente: El Día
1 comentario:
como hago para descargar la película de los Arboles Mueren de Pie, vieras que es demasciado difil conseguirla, no hay una página para descargar la película completa si son tan amables se los agradezco miles... Mi correo es fabi010891@hotmail.com
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