A pesar de que las autoridades educativas prometieron que el receso por la gripe A no interrumpiría el servicio que brindan los comedores escolares, los niños de 45 días a seis años de edad sólo reciben sándwiches de milanesa y barras de cereal.
Denunciaron que las “viandas calientes” que prometieron las autoridades para los alumnos que almuerzan en comedores escolares, ahora cerrados para prevenir contagios por la gripe, son sólo un sándwich de milanesa frío en el caso de los porteños y bolsones de comida en mal estado para los bonaerenses. El secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Eduardo López, encabezó la denuncia sobre las viandas calientes que se transformaron en sándwich de milanesas, barras de cereal y una banana, incluso para los bebés de 45 días que concurren a los jardines maternales. En el caso de la provincia, fue Udocba el gremio que se puso al frente de la denuncia y que admitió haber recibido quejas por bolsones en mal estado. “Los chicos no reciben la comida caliente que habían prometido”, insistió López.
UTE presentó una denuncia ante la directora de Educación Inicial, Marcela Goenaga, donde demuestra su preocupación por “la distribución de viandas calientes, necesarias para una buena nutrición, en este momento de emergencia”. También explica que “los menores de tres años deben alimentarse con purés, papillas, cereales y leche, ya que no tienen las mismas capacidades de deglución que el resto de los alumnos” y que “es imposible reconocer el absurdo argumento expuesto por bromatología, puesto que estos alimentos pueden permanecer y mantener la adecuada cadena de frío como los sándwich”. Nancy, una mamá con un hijo de 10 años en una escuela del Distrito 19, admitió: “Son sándwiches, una manzana y nada más. A veces le viene un alfajor o una pasta frola. Los chicos la comen porque es lo único que tienen. En esta época no está bueno comer frío. Antes le daban algo calentito cuando no había clases y eran realmente raciones de comida”.
Un supervisor aseguró que se otorga “una vianda fría con un sándwich de salchichón y queso, otro de una hamburguesa de pollo, pescado o carne (que es difícil de discernir cuál es cuál), un alfajor de 35 gramos y una barra de cereal que dice 21 gramos y tiene 16, y una manzana”. Las autoridades del Gobierno admitieron que redujeron la cantidad de viandas porque muchos chicos no las retiran. La primera semana con los comedores cerrados otorgaron 48 mil, esta semana sólo se distribuyeron 38 mil. El resto del año, habitualmente reparten 80 mil raciones. “Es cierto que los chicos van menos porque seguramente gastan más en el pasaje en colectivo que si comen en casa. Con tres pesos seguro se compran el sándwich”, admite López. Angélica Graciano, directora de la Escuela de Recuperación Nº 8 de Hortiguera al 700, Parque Chacabuco, se quejó porque pidió 60 y le mandaron sólo 40 viandas.
La directora de Cooperadoras y Comedores Escolares, Cecilia Klappenbach, admitió que fue una decisión consensuada con bromatología: “No distribuimos comida caliente porque si les damos un envase térmico no tenemos constancia de que será consumida en los siguientes 45 minutos. Si los chicos dejan pasar dos horas, empieza a descomponerse, además porque la comida debería ser entregada a unos 80 grados y los chicos se pueden quemar”. La funcionaria reconoció que, por todo eso, decidieron entregar “kits” fríos con las 1.245 calorías que necesita un chico y que en el caso de las viandas para los bebés de 45 días “se mantuvo la distribución de leche y se les ofrecieron alimentos precocidos tipo Nestum porque al no poder dar puré de calabaza se optó porque retiren las cajas con esas comidas. Cada directora de los jardines maternales decidió si quería o no el alimento”.
En la provincia no hay viandas. “Se reparten bolsones con alimentos de marcas desconocidas y demoran en entregarlos. Dan aceite, arroz de segunda marca, latas de tomate, similares a las cajas PAN de hace 20 años. El gobierno no tuvo criterio unificado y en las familias que tienen hasta tres chicos todavía se discute si hay que darles uno o dos bolsones de comida”, dijo el secretario general de Udocba, Miguel Díaz. La Dirección General de Cultura y Educación aclaró que “Udocba forma parte del Comité de Seguimiento de Salubridad” y que “no hicieron una denuncia formal ni se comunicaron con esa dependencia para poner en conocimiento la situación”.
OPINIÓN
Los menús son regresivos
Sergio Britos (Director del Centro de Estudios de Nutrición Infantil (CESNI))
Efectivamente, la alimentación es indispensable, no sólo en la primera edad sino en todas.
En el caso de escuelas a las que asisten niños pobres, la alimentación escolar reviste un rol corrector de los desequilibrios de la dieta hogareña, que son muchos en el caso de los chicos pobres: déficit de calcio, de vitamina C, vitamina A, hierro, ácidos grasos esenciales, por ejemplo. Estas situaciones requieren elevados estándares de calidad nutricional en los menús escolares.
Por cierto, las evaluaciones que existen –algunas de nuestra autoría– sobre calidad de la alimentación en las escuelas demuestran que ésta dista mucho de ser buena en las condiciones habituales.
Ahora bien, en esta emergencia, el reemplazo de los menús habituales –que, repito, no son necesariamente buenos– por sándwiches de fiambre, milanesa, alfajores y barras de cereal todos los días obviamente empeoran la calidad de la alimentación, ya de por sí cuestionable.
Debe quedar claro que en los escolares pobres el principal problema nutricional es la obesidad por baja calidad de la dieta. Desde esa perspectiva, los menúes de emergencia son nutricionalmente regresivos. También es cierto que quince días con este tipo de comidas no les cambiará “la vida” a estos chicos.
Fuente: Crítica
UTE presentó una denuncia ante la directora de Educación Inicial, Marcela Goenaga, donde demuestra su preocupación por “la distribución de viandas calientes, necesarias para una buena nutrición, en este momento de emergencia”. También explica que “los menores de tres años deben alimentarse con purés, papillas, cereales y leche, ya que no tienen las mismas capacidades de deglución que el resto de los alumnos” y que “es imposible reconocer el absurdo argumento expuesto por bromatología, puesto que estos alimentos pueden permanecer y mantener la adecuada cadena de frío como los sándwich”. Nancy, una mamá con un hijo de 10 años en una escuela del Distrito 19, admitió: “Son sándwiches, una manzana y nada más. A veces le viene un alfajor o una pasta frola. Los chicos la comen porque es lo único que tienen. En esta época no está bueno comer frío. Antes le daban algo calentito cuando no había clases y eran realmente raciones de comida”.
Un supervisor aseguró que se otorga “una vianda fría con un sándwich de salchichón y queso, otro de una hamburguesa de pollo, pescado o carne (que es difícil de discernir cuál es cuál), un alfajor de 35 gramos y una barra de cereal que dice 21 gramos y tiene 16, y una manzana”. Las autoridades del Gobierno admitieron que redujeron la cantidad de viandas porque muchos chicos no las retiran. La primera semana con los comedores cerrados otorgaron 48 mil, esta semana sólo se distribuyeron 38 mil. El resto del año, habitualmente reparten 80 mil raciones. “Es cierto que los chicos van menos porque seguramente gastan más en el pasaje en colectivo que si comen en casa. Con tres pesos seguro se compran el sándwich”, admite López. Angélica Graciano, directora de la Escuela de Recuperación Nº 8 de Hortiguera al 700, Parque Chacabuco, se quejó porque pidió 60 y le mandaron sólo 40 viandas.
La directora de Cooperadoras y Comedores Escolares, Cecilia Klappenbach, admitió que fue una decisión consensuada con bromatología: “No distribuimos comida caliente porque si les damos un envase térmico no tenemos constancia de que será consumida en los siguientes 45 minutos. Si los chicos dejan pasar dos horas, empieza a descomponerse, además porque la comida debería ser entregada a unos 80 grados y los chicos se pueden quemar”. La funcionaria reconoció que, por todo eso, decidieron entregar “kits” fríos con las 1.245 calorías que necesita un chico y que en el caso de las viandas para los bebés de 45 días “se mantuvo la distribución de leche y se les ofrecieron alimentos precocidos tipo Nestum porque al no poder dar puré de calabaza se optó porque retiren las cajas con esas comidas. Cada directora de los jardines maternales decidió si quería o no el alimento”.
En la provincia no hay viandas. “Se reparten bolsones con alimentos de marcas desconocidas y demoran en entregarlos. Dan aceite, arroz de segunda marca, latas de tomate, similares a las cajas PAN de hace 20 años. El gobierno no tuvo criterio unificado y en las familias que tienen hasta tres chicos todavía se discute si hay que darles uno o dos bolsones de comida”, dijo el secretario general de Udocba, Miguel Díaz. La Dirección General de Cultura y Educación aclaró que “Udocba forma parte del Comité de Seguimiento de Salubridad” y que “no hicieron una denuncia formal ni se comunicaron con esa dependencia para poner en conocimiento la situación”.
OPINIÓN
Los menús son regresivos
Sergio Britos (Director del Centro de Estudios de Nutrición Infantil (CESNI))
Efectivamente, la alimentación es indispensable, no sólo en la primera edad sino en todas.
En el caso de escuelas a las que asisten niños pobres, la alimentación escolar reviste un rol corrector de los desequilibrios de la dieta hogareña, que son muchos en el caso de los chicos pobres: déficit de calcio, de vitamina C, vitamina A, hierro, ácidos grasos esenciales, por ejemplo. Estas situaciones requieren elevados estándares de calidad nutricional en los menús escolares.
Por cierto, las evaluaciones que existen –algunas de nuestra autoría– sobre calidad de la alimentación en las escuelas demuestran que ésta dista mucho de ser buena en las condiciones habituales.
Ahora bien, en esta emergencia, el reemplazo de los menús habituales –que, repito, no son necesariamente buenos– por sándwiches de fiambre, milanesa, alfajores y barras de cereal todos los días obviamente empeoran la calidad de la alimentación, ya de por sí cuestionable.
Debe quedar claro que en los escolares pobres el principal problema nutricional es la obesidad por baja calidad de la dieta. Desde esa perspectiva, los menúes de emergencia son nutricionalmente regresivos. También es cierto que quince días con este tipo de comidas no les cambiará “la vida” a estos chicos.
Fuente: Crítica
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