sábado, 4 de julio de 2009

Ataúlfo Pérez Aznar y sus fotos de la clase media y Mar del Plata

Foto: Una auténtica postal social marplatense

Hoy abre su muestra en el Centro de Fotografía Contemporánea. Todo comenzó con el rollo 21, una película de los viejos tiempos de la fotografía que guardaba en sus cuadros las primeras fotos de lo que en 1986 iban a exhibirse en Recoleta bajo el título Mar del Plata, ¿infierno o paraíso?

Todo comenzó con el rollo 21, una película de los viejos tiempos de la fotografía que guardaba en sus cuadros las primeras fotos de lo que en 1986 iban a exhibirse en Recoleta bajo el título Mar del Plata, ¿infierno o paraíso?

Ahora, aquellas postales marplatenses que provocaron una discusión sobre qué era la fotografía como expresión y estética, la objetividad, los encuadres torcidos y las tomas parciales de los cuerpos fotografiados, vuelven a mostrarse en La Plata, con 12 inéditas.

Exhibida por primera vez en 1986, la muestra fue calificada como felliniana por los expertos, sorprendidos por los retratos costumbristas que mostraban una ciudad llena de contradicciones, oculta tras el slogan de "La Feliz".

–¿Cuál fue la idea original del proyecto Mar del Plata?

–Quería hacer un símbolo de la clase media para exhibir y comparar con otras playas: Punta Lara como símbolo de la clase baja y los argentinos en Punta del Este para mostrar también al sector más acomodado. En algún momento también pensé en hacer el Miami del dos por uno. De todas maneras, hay sectores sociales más reacios a la fotografía. No hay trabajos de fotógrafos independientes sobre la clase alta, sólo aparecen en Caras.

–La idea, entonces, es comparar.

–Claro. Otro trabajo que me interesa hacer es sobre el tiempo libre con los adolescentes en Bariloche y los jubilados en Río Hondo, creo que puede ser muy interesante.

–¿Cuál es la reacción de la gente hoy frente a las fotos?

–Con otra distancia y perspectiva, la mayoría de las personas se fascina de las actitudes de la gente, sus vestimentas y también con el entorno urbanístico que se transformó a lo largo de más de 20 años con la ampliación y creación de nuevas playas. Este trabajo, que en un primer momento fue cuestionado por el mundo de la fotografía, hoy ya está incorporado.

–¿Sigue existiendo esa contradicción “infierno y paraíso”?

–Mar del Plata siempre fue un lugar contradictorio, hacinado por el turismo masivo en verano mientras el resto del año es para muchos un espacio fascinante con la belleza de la ciudad y sus costas.

– ¿La muestra incluye una serie de fotografías nuevas?

–A las imágenes tomadas entre 1981 y 1986, expuestas durante más de 20 años, se agregaron 12 fotos inéditas que fueron sacadas entre 1987 y 2005. Para 2011, además, estoy organizando una muestra de alrededor de 150 fotos de grandes tamaños. Reunirá fotos sacadas de 1981 a 2000, ya que todavía continúo con este trabajo. Para mí, Mar del Plata es una metáfora de la Argentina dónde confluye nuestra idiosincrasia.

–¿La gente se presta más a ser fotografíado en esta época de cámaras digitales?

–Mar del plata es, siempre lo fue, un caso particular. La foto es parte de las vacaciones y el verano, de modo que la gente la asimila, aunque había desconfianza en los años posteriores a la dictadura tal vez como ahora hay desconfianza y psicosis con el tema de los secuestros. Yo ahora tengo la ventaja de poder llevar un catálogo donde puedo mostrar y demostrar para qué hago las fotografías.

–¿En qué está trabajando ahora?

–Yo no trabajo de modo particular en un tema sino que mi método es tomar fotos siempre en un contexto antropológico y cultural que con el tiempo se va decantando en muestras específicas. Pero, por dar algún ejemplo, sigo trabajando sobre Punta Lara, las cosas, la muerte, Latinoamérica, autorretratos y el desnudo.

Esa obra de Ataúlfo Pérez Aznar estará colgada en el Centro de Fotografía Contemporánea (diagonal 77 e/5 y 6) desde hoy a las 19 hasta el 29 de agosto. Se trata de una recopilación de las fotos que tomó entre 1982 y 1986 a las que se le suman otras tomadas entre 1986 y 2005, para continuar mostrando la crudeza y la diversidad.
Fuente: Diagonales

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