Un tipo simpático. Fue uno de los primeros actores del “método”, y el primero en interpretar a Stanley Kowalsky, de la mano de Elia Kazan
MURIÓ EL ACTOR KARL MALDEN
A los 97 años falleció el coprotagonista de la exitosa serie. Fue uno de los grandes del teatro independiente y brilló en el cine.
Leonardo M. D'Espósito
Leonardo M. D'Espósito
Para la mayoría de quienes andan por los cincuenta años, Karl Malden fue –y será– el detective cuajado de Las calles de San Francisco, el compañero y mentor de ese joven imberbe que era Michael Douglas. Pero Malden, o Mladen Sekulovich –que acaba de fallecer a los 97 años–, trascendió el estatus de reconocible ícono de la televisión. Fue uno de los grandes secundarios de Hollywood, uno de los primeros grandes alumnos de Lee Strasberg, uno de los principales rostros en la obra de Elia Kazan y un tipo simpático. Una leyenda.
Nació en 1912, en Chicago, y debutó en teatro en 1937, como uno más del The Group Theater, mítica agrupación fundada por Harold Clurman, que creaba obras colectivas y trasladó por primera vez a los Estados Unidos las enseñanzas de Konstantin Stanislavsky. Es decir, Malden fue uno de los primeros intérpretes de lo que luego se llamaría “el método”, y sería también un destacado miembro del Actor’s Studio al lado de Lee Strasberg y, especialmente, Elia Kazan.
Justamente Kazan, cuya verdadera tradición siempre fue más teatral que cinematográfica, fue quien primero le dio una oportunidad en teatro, cuyo pico fue el Stanley Kowalsky de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams. Un hito: Malden fue el primero en encarnar al personaje.
En el cine, debutó en 1940 gracias a Garson Kanin, en la comedia No desearás la mujer del prójimo. Luego de servir en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, su primer film importante fue el policial de Henry Hathaway El beso de la muerte. Su primer gran éxito, de manos de Elia Kazan, fue el rol de Mitch en la legendaria versión cinematográfica de Un tranvía..., donde Marlon Brando asumía el rol de Stanley. Paradójicamente, fue el rol por el cual terminó ganando su único Oscar. Su segunda nominación vendría también gracias a un film con Kazan y Brando, Nido de ratas (On the Waterfront, 1954), donde interpretaba al padre Barry. La asociación con Kazan continuó en otro de sus títulos más recordados, Muñeca de carne (Baby Doll, 1956), comedia negra –con guión de Tennessee Williams– donde era un hombre mayor casado con una adolescente.
Entre otros títulos donde brillaba como secundario, es destacable su rol como detective en el drama policial de Alfred Hitchcock Mi secreto me condena (I Confess, 1953), donde su papel escéptico y bastante alegre contrapesaba el drama que sumía al sacerdote interpretado por Montgomery Clift. Y también El rostro impenetrable, el gran –y único– film dirigido por Marlon Brando en 1961, un western articulado por una venganza que es al mismo tiempo ejemplo del género y su crítica feroz. Por último (pero no último), Malden fue el protagonista de otro western perfecto, El ocaso de los cheyennes, última película de John Ford. Por lo demás, ¿qué actor tiene en su haber coprotagonizar Adiós ilusiones, El cerebro del millón de dólares, Patton y El pájaro de las plumas de cristal?
Era un nombre y un rostro perfectamente establecidos en el cine, es cierto, pero no tuvo fama ni gran protagónico hasta que en 1972 se transformó en el experimentado y sonriente detective Mike Stone en Las calles de San Francisco, donde acompañaba al joven e inexperto detective Steve Keller, interpretado por el entonces joven y casi inexperto Michael Douglas. Fue una de las duplas con mayor química –y éxito– de la televisión, y le dio a Malden el lugar de estrella que el cine no le había dado. Fue presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Y fue un hombre afable y querido, que mantuvo un matrimonio de setenta años y se retiró de la pantalla con una sonrisa.
Fuente: Crítica
Nació en 1912, en Chicago, y debutó en teatro en 1937, como uno más del The Group Theater, mítica agrupación fundada por Harold Clurman, que creaba obras colectivas y trasladó por primera vez a los Estados Unidos las enseñanzas de Konstantin Stanislavsky. Es decir, Malden fue uno de los primeros intérpretes de lo que luego se llamaría “el método”, y sería también un destacado miembro del Actor’s Studio al lado de Lee Strasberg y, especialmente, Elia Kazan.
Justamente Kazan, cuya verdadera tradición siempre fue más teatral que cinematográfica, fue quien primero le dio una oportunidad en teatro, cuyo pico fue el Stanley Kowalsky de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams. Un hito: Malden fue el primero en encarnar al personaje.
En el cine, debutó en 1940 gracias a Garson Kanin, en la comedia No desearás la mujer del prójimo. Luego de servir en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, su primer film importante fue el policial de Henry Hathaway El beso de la muerte. Su primer gran éxito, de manos de Elia Kazan, fue el rol de Mitch en la legendaria versión cinematográfica de Un tranvía..., donde Marlon Brando asumía el rol de Stanley. Paradójicamente, fue el rol por el cual terminó ganando su único Oscar. Su segunda nominación vendría también gracias a un film con Kazan y Brando, Nido de ratas (On the Waterfront, 1954), donde interpretaba al padre Barry. La asociación con Kazan continuó en otro de sus títulos más recordados, Muñeca de carne (Baby Doll, 1956), comedia negra –con guión de Tennessee Williams– donde era un hombre mayor casado con una adolescente.
Entre otros títulos donde brillaba como secundario, es destacable su rol como detective en el drama policial de Alfred Hitchcock Mi secreto me condena (I Confess, 1953), donde su papel escéptico y bastante alegre contrapesaba el drama que sumía al sacerdote interpretado por Montgomery Clift. Y también El rostro impenetrable, el gran –y único– film dirigido por Marlon Brando en 1961, un western articulado por una venganza que es al mismo tiempo ejemplo del género y su crítica feroz. Por último (pero no último), Malden fue el protagonista de otro western perfecto, El ocaso de los cheyennes, última película de John Ford. Por lo demás, ¿qué actor tiene en su haber coprotagonizar Adiós ilusiones, El cerebro del millón de dólares, Patton y El pájaro de las plumas de cristal?
Era un nombre y un rostro perfectamente establecidos en el cine, es cierto, pero no tuvo fama ni gran protagónico hasta que en 1972 se transformó en el experimentado y sonriente detective Mike Stone en Las calles de San Francisco, donde acompañaba al joven e inexperto detective Steve Keller, interpretado por el entonces joven y casi inexperto Michael Douglas. Fue una de las duplas con mayor química –y éxito– de la televisión, y le dio a Malden el lugar de estrella que el cine no le había dado. Fue presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Y fue un hombre afable y querido, que mantuvo un matrimonio de setenta años y se retiró de la pantalla con una sonrisa.
Fuente: Crítica
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