viernes, 3 de julio de 2009

Esta noche sube a El Núcleo Ensayo en blanco y negro a las 22.30 hs

También bailarina, Adriana se puso la ropa de directora y convocó a su hermana para la obra

Habla su creadora y directora, Adriana Falkenberg

Cada respuesta tiene su por qué bien justificado. Cada palabra es consecuencia ineludible de un minucioso pensamiento. Adriana Falkenberg mide cada acción que realiza con un objetivo bien clarificado. Desde que comenzó la carrera de danza clásica a los 8 años de edad supo que ése sería su destino. Por eso, esta noche a las 22.30 y el próximo 10 de julio a la misma hora, en el Centro Cultural El Núcleo (6 entre 40 y 41), dirigirá el estreno en La Plata de Ensayo en blanco y negro, un espectáculo de música y danza, donde una mujer y un hombre se cruzan en instantes imprecisos y donde tiempo y espacio juegan un papel transcendental.

El elenco lo componen Juan Pablo Cuomo y Mercedes Falkenberg. Ellos son un flautista y una bailarina con vínculos que sólo el espectador puede crear. Esta obra intenta generar diferentes momentos, buscando en el devenir de cada personaje, distintas formas de contar sus propias historias. “La historia –aclara la directora– es un encuentro pasional a través de la danza".

–¿Se trata de su primera obra?

–No, pero es la primera que registro. Así que, veremos qué sucede.

–¿Cómo llega a la dirección de una obra de teatro desde la danza?

–Después de La contención de las lágrimas, donde actué, siempre desde el lugar de bailarina, incorporó un nuevo espectro desde donde trabajar. Allí, terminé actuando e interpretando un personaje y me empecé a meter más con lo que es la obra de teatro. Sumé una nueva faceta dentro de la danza contemporánea donde se trabaja mucho la escena. Estetipo de danza es más abarcativa que la clásica, que se limita más a la estructura del ballet y a la conciencia del espacio, las líneas y las diagonales arriba del escenario. Aquí se trabaja mucho la escena, es más amplia, tiene mucho de lo nuevo.

–¿Convergen la bailarina y el músico en escena?

–Sí, interactúan. Hay un trabajo espacial para mantener el equilibrio. A través de la esta obra empecé a animarme a recuperar un poco más lo contemporáneo. Si bien estoy contando una historia, no es literalmente tradicional en el sentido de tener una introducción, nudo y desenlace detallado. Cuando terminé danza contemporánea, el trabajo final de la tesis fue referido al aire, en lo que respecta tanto dentro como fuera del cuerpo. Pero a la vez, me fui dando cuenta que esta temática también surgió en la obra, con el tema del ahogo, del encierro. No lo hice de manera consciente, derivó en esto. Cuando lo observé desde lejos, pensé que se relacionaba con cuestiones mías personales de sentirme por momentos encerrada, ahogada y por momentos no. En una segunda parte de la danza trabajo lo femenino. Mercedes lo logra muy bien.

–¿No sintió deseos de actuar?

–No, porque dirigir y actuar no son compatibles en esta obra. En muchas coreografías me contaba a mí misma en cierto espacio para ver cómo quedaban, pero se complica estar en dos lugares al mismo tiempo. La obra me llevó a hacer esto. En realidad, veo las cosas de manera muy diversa en un lugar o en otro.

–¿La idea original es suya?

–Muchos movimientos nacieron de mí, después se los pasé detalladamente a Mercedes y ella los modificó. En el trabajo inicial le pasé un tipo de material, adquirió los movimientos, los asimiló y después ella empezó a generar sus propias proyecciones. Lo mismo pasó con el músico, yo le detalle cómo quería que estuviera arriba del escenario, y de a poco las cosas se fueron modificando y coexistiendo con las diversas opiniones.

–¿Se hizo difícil dirigir a su hermana?

–No, para nada, bastante fácil. Hemos trabajado juntas desde que ambas nos proyectamos en la danza. Tanto una y otra, dirigiendo o actuando, somos bastante exigentes. Hay veces que se hace difícil cuando uno interpreta las cosas de una manera y su propia hermana es la que le dice que no lo haga así; ahí se complica un poco. Pero, por otro lado, es fácil porque cada una interpreta perfectamente lo que la otra le quiere decir, los tipos de movimientos y sabe hacia dónde se dirige la otra, conoce la intención.

–¿Hubo una selección de los intérpretes?

–No, directamente los elegí. Prefiero trabajar con gente que conozco para no llevarme ninguna sorpresa. Me ha sucedido de no estar a gusto y tuvo que primar la tranquilidad para tirar todos para el mismo lado. Con el equipo en general, estamos bárbaros.

–¿Hay espacio para la danza en los teatros de La Plata?

–Hay poco teatro apto para la danza, ya que requiere más espacio que en los lugares de teatro común. Para estas presentaciones se buscan teatros independientes, no los municipales o provinciales. Nosotros trabajamos con el Núcleo y en su momento con La Fabriquera, que ahora cerró y hay involucrada gente de danza lo que nos facilitó el trabajo. Por suerte, no se nos hizo difícil.

Fuente: Diagonales

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