Después de más de dos décadas de trabajo sobre el desarrollo de viviendas bioclimáticas, investigadores del Instituto de Estudios del Hábitat (IDEHAB) de la Facultad de Arquitectura de la UNLP podrán ver el fruto de sus investigaciones plasmarse en la construcción de cuatro casas de esas características en la localidad de Tapalqué.
Ese tipo de edificaciones posibilitan, gracias a su configuración arquitectónica, satisfacer las necesidades de confort de sus habitantes, aprovechando los recursos naturales del entorno y evitando así el consumo de energías convencionales, logrando disminuir sustancialmente los índices de contaminación.
Los responsables del proyecto son el arquitecto Gustavo San Juan y el ingeniero Carlos Díscoli, quienes desarrollan sus investigaciones en el Laboratorio de Modelos y Diseño Ambiental del IDEHAB. Ambos son especialistas en el diseño de este tipo de viviendas cuya principal virtud es la de mantener un clima fresco en los días de verano y guardar el calor en invierno, aún cuando la temperatura exterior sea mucho más baja.
Estas construcciones, también llamadas sustentables, parten de la premisa de cuidar el medio ambiente a partir de una reducción del consumo de energías tradicionales. Los especialistas de la UNLP sostienen que, para alcanzar ese objetivo, la clave está en la conservación de la energía térmica en el interior de la casa, y la instalación y utilización de sistemas pasivos de generación de energía como colectores solares que aprovechan la radiación solar para calentar el aire o el agua.
Díscoli destacó que otro de los aspectos claves de este tipo de arquitectura es la incorporación del entorno en el proyecto: “Lamentablemente, la arquitectura moderna y la moda imponen formas de construir que no tienen en cuenta el entorno y eso lleva a cometer errores tan básicos como edificar torres con mucho vidrio en ciudades del norte donde el sol es muy fuerte y está presente casi todos los días del año”. En el mismo sentido explicó que “tampoco se piensa en cómo orientar una vivienda o cómo distribuir las ventanas según se quiera obtener o no una ganancia directa de la luz y la energía térmica que nos provee el sol; se podría decir que la moda se ha impuesto al sentido común”.
MEDIO AMBIENTE. La protección del medio ambiente es otra de las claves para el desarrollo de esta tendencia arquitectónica. Gustavo San Juan remarcó que “muchos países del mundo ya firmaron acuerdos en este sentido y en Europa son cada vez más las viviendas que incorporan tecnología pasiva para reducir el consumo de las fuentes de energía no renovables y contaminantes”.
Para los investigadores del IDEHAB, aprovechar las características del entorno al momento de construir, pensar lógicamente en la orientación, e incorporar materiales aislantes adecuados permite reducir sustancialmente el consumo de energía. Es que adoptar este conjunto de medidas posibilita que la casa se mantenga por sí sola muy cerca del nivel de confort que requiere su habitante. “En cambio, en el caso de las viviendas tradicionales, si uno las deja ‘funcionar solas’ ese nivel queda muy por debajo del ideal de confort, y es allí cuando tenemos que mantener encendida la estufa durante las 24 horas como única solución para sentirnos a gusto en nuestra propia casa”, explicó Díscoli.
En cuanto a la utilización de tecnología alternativa para generar energía, San Juan aclaró que “en ciudades como La Plata, no es posible dejar de lado totalmente la tecnología tradicional y a veces tenemos que recurrir a ella pero sólo como una fuente auxiliar”.
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