domingo, 5 de julio de 2009

Bares, restaurantes y gimnasios de la ciudad de La Plata tienen una merma de hasta el 70% en asistencia

En el restobar de diagonal 74 entre 11 y 12 están seguros que este mes cerrarán “con pérdidas”

Comerciantes aseguran que será un mes de pérdidas. Polémica por eventuales cierres

La gripe A ya afectó a los comerciantes platenses. En restaurantes, bares, boliches y gimnasios hay una merma de clientes que llega al 70%. Los dueños aseguran que tomaron todas las medidas preventivas pero la gente igual le rehuye a la salida nocturna y al encierro en masa.

Se tomen medidas drásticas o no, Ivana Misceli ya sabe que a fin de mes la caja cerrará con pérdidas. Es que en su restobar, ubicado en diagonal 74 entre 11 y 12, en una semana mermó la clientela en más de un 50% en promedio. “Una noche como la de ayer hubiéramos tenido mucho trabajo, pero la gente no salió”, cuenta la dueña de Vitaminas.

“Ya estamos en pérdida porque a la gente que no sale a comer se sumará el lunes la escasez de pedidos al delivery por las licencias que se dieron en la administración pública”, explica Misceli.
Las mismas expectativas tiene Natalia Begbeder, encargada de la pizzería de 47 entre 10 y 11. “Acá hubo una baja del 70 por ciento. Es simple: los viernes tenemos siempre las cien mesas llenas, sea principio o fin de mes. Esta vez, sólo se trabajaron 37”.

En tanto, en la Federación Empresaria de La Plata (Felp) anunciaron ayer que no cerrarán locales ni reducirán el horario comercial para mitigar el avance de la gripe. Desde la Cámara de Bolicheros, en cambio, creen que el cierre de lugares masivos sería una buena medida (ver recuadro).

EL MES QUE VIENE. En el gimnasio Magnum, de 64 entre 18 y 19, el nuevo virus también hizo de las suyas. “Muchos comenzaron a llamar para decirnos que este mes, directamente no van a venir”, cuenta Claudio, uno de los profesores de educación física.
En ese gimnasio, un sábado a la mañana concurren, en promedio, unas 12 personas. “Vinieron solamente tres y lo mismo pasó el viernes”, enumera Claudio.
La tradicional calle 12 también es el reflejo del temor que generó el H1N1: la gente evita las compras.

“La psicosis ha repercutido negativamente en el comercio. Las ventas cayeron estrepitosamente porque la gente no sale: entre un 50 y un 70%, por lo menos”, indicó el titular de Amigos Calle 12 y vicepresidente de la Felp, Alejandro Frangi. El hombre explica que la economía de los comerciantes platenses también se vio afectada por las licencias reclamadas.
Aunque la medida de brindar licencia por 15 días a embarazadas, personas con factores en riesgo y padres de menores de 14 años rige sólo en forma obligatoria para el sector público, desde el Gobierno se pidió que sea extensivo al sector privado y varias empresas comenzaron a cumplir con la norma.

“Ya es un problema los malabares que tienen que hacer los dueños para reemplazar a los empleados que requieren de licencia y encima se analiza la posibilidad de cerrar por 15 días”, destaca Frangi, que no quiso brindar un estimativo de las pérdidas que sufriría el sector si se tomaran medidas más drásticas en locales privados.
Por otro lado, Edgardo Ricci, dueño del emblemático restaurante que lleva su nombre, ubicado en el barrio Meridiano V, cuenta: “Acá se nota mucho que hay bares vacíos porque es un lugar habitué durante toda la semana”.
Tampoco los boliches bailables escaparon al temor de los jóvenes. “La verdad es que la noche estuvo muy tranquila porque no se notó tanto el movimiento de gente”, contó Mauro Francischelli, uno de los dueños de El Copetín.

MEDIDAS. A pesar de que los dueños aseguran haber tomado las medidas preventivas, la gente se acerca menos a bares, gimnasios, restaurantes y hasta locales de ropa. “Pusimos alcochol en gel para empleados y clientes y las mozas tienen barbijos disponibles para usar si se lo solicitan en las mesas, pero así y todo la gente prefiere encerrarse. Creemos que a fin de mes vamos a cerrar con pérdida”, reconoce Begbeder.

“Tenemos alcohol en gel, en spray y desinfectante pero la gente tiene miedo de concurrir a lugares donde se concentra gente”, cuenta Claudio. En el gimnasio en el que trabaja se suspendieron todas las actividades deportivas para los chicos. “Los padres tienen dudas y por eso se decidió suspender las actividades hasta el 3 de agosto, cuando retomen las clases en las escuelas. En la semana, de un grupo de 20 chicos sólo vinieron 5”, agrega el profesor de educación física.

Una medida similar tomó el dueño del boliche Sidharta, Mario Pistilli. “Teniendo en cuenta que se trata de chicos y es más difícil la prevención, decidimos suspender las matinés de los viernes y así los padres se pueden quedar más tranquilos”.

Fuente: Diagonales

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