Hoy a las 16
09-07-2010 / El músico y compositor cerrará con su música el Aniversario de Melchor Romero
El Chango Spasiuk trata de “no hablar bonito nada más" durante la entrevista con Diagonales, antes de su presentación en el marco del Aniversario número 126 de Melchor Romero. Por eso se detiene y dice que llega a un lugar a donde "siempre mi música fue muy considerada y muy respetada", motivo por el cual quiere "agradecer a la gente que me invitó al festejo, porque para mí esto es como ir a visitar a un viejo amigo, donde uno se pone muy contento de saber que se va a encontrar pronto con él. Y es así como siento a la gente de La Plata y sé que la celebración es pegadita a la ciudad, así que estoy muy contento".
Al momento de hablar sobre alguna preparación especial a la hora de encarar este tipo de eventos, a diferencia de, por ejemplo, la presentación de un disco, el músico respondió que "son acontecimientos importantes pero situaciones diferentes: la presentación de un disco está enfocada en eso y un festejo es un festejo. Pero, aunque sean situaciones distintas, la oportunidad de sentarse a tocar es la misma, entonces no lo tomo como algo diferente". Y aclaró que quizás "en el contexto del concierto dentro de un festejo, el repertorio es más amplio y está abierto a como son las condiciones del lugar, no es como un teatro que se tiene un repertorio fijo, que hay que llevar esa lista de punta a punta. En un lugar al aire libre uno está con el oído abierto, hay que ver como suena y todas cosas. En ese sentido no soy muy rígido ni estricto y estoy abierto a adaptarme a las circunstancias. Pero no hay más preparación que el entusiasmo de ir y de formar parte del momento y de la celebración".
Esta tarde, aproximadamente a las 16 -hora en la que está anunciado el concierto- el Chango tocará, en la Plaza de 521 y 171 de Melchor Romero, algunos temas de su último disco Pynandí (Los descalzos) y según contó "desde esa estética voy a tocar las otras cosas que salgan: las polcas o el repertorio hacia donde se dispare la parte improvisada, pero desde la misma formación de violín, guitarra, percusión, acordeón y voz, que es la formación con la cual vengo tocando los últimos años".
–Cuando presentó Pynandí en la ciudad dijo que ese material se diferenciaba de sus anteriores trabajos por los años que habían transcurrido, pero que "los orígenes o la historia de cada uno está siempre presente en todo lo que hace". ¿Qué puede decir acerca de su historia actual con la música?
–Yo creo que estoy bien, muy relajado. Relajado en el sentido de la música como una oportunidad para sonreír, entonces no quiero perderme de eso. No estoy hablando de una alegría vacía y superficial, sino hablando de ese sonreír que está muy cerca de lo que significa celebrar. Pero no de una cosa festiva, tampoco quiere decir que sea una cosa seria y aburrida, sonreír no como algo que sucede afuera sino que sucede adentro también. Creo que estoy parado ahí. Pero justamente donde uno está parado es más un estado del corazón y un sabor, y de eso es bastante difícil hablar, es una cosa bastante intransferible a través del lenguaje conceptual, no sé como explicar donde estoy.
–¿Y en qué otras cosas está "parado"?
–Terminé de hacer Pequeños universos (N. de R.: el programa que conduce por Canal Encuentro), esta semana están pasando el último capítulo, que es sobre música electrónica, y estoy empezando una gira por el gran Buenos Aires (Luján, San Fernando, San Martín, Avellaneda) y en el medio de todo eso, hay proyectos de música de cine, como la que hice para la película de Facundo Arana que se llama El agua del fin del mundo. Y más allá de todo eso, pensando en como podría ser un futuro proyecto y boceteando esas cosas…
–Esta se la deben haber preguntado mucho, pero ¿qué significa el acordeón para usted?
–Es un instrumento, una herramienta para buscar otra cosa. Parafraseando a hombres sabios, es buscar a través de algo que tiene forma, algo que no la tiene. Es como una herramienta para ir en busca de algo, en este caso la música es una oportunidad para llegar a un estado del corazón. Y el acordeón, desde que soy muy niño y por ahora, es la herramienta más legítima que me ayuda a acercarme a esa búsqueda.
Fuente: Diagonales
09-07-2010 / El músico y compositor cerrará con su música el Aniversario de Melchor Romero
El Chango Spasiuk trata de “no hablar bonito nada más" durante la entrevista con Diagonales, antes de su presentación en el marco del Aniversario número 126 de Melchor Romero. Por eso se detiene y dice que llega a un lugar a donde "siempre mi música fue muy considerada y muy respetada", motivo por el cual quiere "agradecer a la gente que me invitó al festejo, porque para mí esto es como ir a visitar a un viejo amigo, donde uno se pone muy contento de saber que se va a encontrar pronto con él. Y es así como siento a la gente de La Plata y sé que la celebración es pegadita a la ciudad, así que estoy muy contento".
Al momento de hablar sobre alguna preparación especial a la hora de encarar este tipo de eventos, a diferencia de, por ejemplo, la presentación de un disco, el músico respondió que "son acontecimientos importantes pero situaciones diferentes: la presentación de un disco está enfocada en eso y un festejo es un festejo. Pero, aunque sean situaciones distintas, la oportunidad de sentarse a tocar es la misma, entonces no lo tomo como algo diferente". Y aclaró que quizás "en el contexto del concierto dentro de un festejo, el repertorio es más amplio y está abierto a como son las condiciones del lugar, no es como un teatro que se tiene un repertorio fijo, que hay que llevar esa lista de punta a punta. En un lugar al aire libre uno está con el oído abierto, hay que ver como suena y todas cosas. En ese sentido no soy muy rígido ni estricto y estoy abierto a adaptarme a las circunstancias. Pero no hay más preparación que el entusiasmo de ir y de formar parte del momento y de la celebración".
Esta tarde, aproximadamente a las 16 -hora en la que está anunciado el concierto- el Chango tocará, en la Plaza de 521 y 171 de Melchor Romero, algunos temas de su último disco Pynandí (Los descalzos) y según contó "desde esa estética voy a tocar las otras cosas que salgan: las polcas o el repertorio hacia donde se dispare la parte improvisada, pero desde la misma formación de violín, guitarra, percusión, acordeón y voz, que es la formación con la cual vengo tocando los últimos años".
–Cuando presentó Pynandí en la ciudad dijo que ese material se diferenciaba de sus anteriores trabajos por los años que habían transcurrido, pero que "los orígenes o la historia de cada uno está siempre presente en todo lo que hace". ¿Qué puede decir acerca de su historia actual con la música?
–Yo creo que estoy bien, muy relajado. Relajado en el sentido de la música como una oportunidad para sonreír, entonces no quiero perderme de eso. No estoy hablando de una alegría vacía y superficial, sino hablando de ese sonreír que está muy cerca de lo que significa celebrar. Pero no de una cosa festiva, tampoco quiere decir que sea una cosa seria y aburrida, sonreír no como algo que sucede afuera sino que sucede adentro también. Creo que estoy parado ahí. Pero justamente donde uno está parado es más un estado del corazón y un sabor, y de eso es bastante difícil hablar, es una cosa bastante intransferible a través del lenguaje conceptual, no sé como explicar donde estoy.
–¿Y en qué otras cosas está "parado"?
–Terminé de hacer Pequeños universos (N. de R.: el programa que conduce por Canal Encuentro), esta semana están pasando el último capítulo, que es sobre música electrónica, y estoy empezando una gira por el gran Buenos Aires (Luján, San Fernando, San Martín, Avellaneda) y en el medio de todo eso, hay proyectos de música de cine, como la que hice para la película de Facundo Arana que se llama El agua del fin del mundo. Y más allá de todo eso, pensando en como podría ser un futuro proyecto y boceteando esas cosas…
–Esta se la deben haber preguntado mucho, pero ¿qué significa el acordeón para usted?
–Es un instrumento, una herramienta para buscar otra cosa. Parafraseando a hombres sabios, es buscar a través de algo que tiene forma, algo que no la tiene. Es como una herramienta para ir en busca de algo, en este caso la música es una oportunidad para llegar a un estado del corazón. Y el acordeón, desde que soy muy niño y por ahora, es la herramienta más legítima que me ayuda a acercarme a esa búsqueda.
Fuente: Diagonales
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