"Catch" , con dramaturgia de José María Muscari. Con Cristián Morales, María Isabel Chiapetti, Laura Espínola, Monina Bonelli, Mariela Ascencio, Maruja Bustamante, Marina Robagliati, Valeria Giorzelli, Analía Núñez, Anabella Acosta, Graciela Baletti, Josefina Recio, Pía Pecora y María Elena Acuña. Vestuario: Morales y Perla Palma. Dirección: José María Muscari. En el Lorange.
Nuestra opinión: bueno
"Lucha en barro + sexo entre chicas", dice una ganchera frase publicitaria que anuncia "Catch", un trabajo de José María Muscari, estrenado el año pasado en el Centro Cultural Adán Buenosayres y reclutado ahora en las luces del centro con entrada a la gorra (y, por cierto, con un gran éxito de público).
Con este espectáculo, prohibido para menores de 18 años y con un lenguaje deliberadamente grosero (el director de "Mujeres de carne podrida" o "Derechas", entre tantos trabajos que ofrece la escena alternativa y comercial), Muscari intenta reflexionar sobre el mundo de la mujer anteponiéndolo al típico modo vincular de los hombres (de los hombres bien guarros, por cierto).
En su totalidad, "Catch" es fragmentario, caótico y desnivelado. O sea, un auténtico Muscari. El joven director parte de una aguda observación del mundo de los gimnasios y pone en escena a doce mujeres que sudan, hablan, se insultan o se pegan piñas como lo más normal del mundo. Las titanas en el ring son unas desbocadas en todo sentido y por el tipo de cuerpo, color de piel, peso y demás etcéteras conforman una troupe ecléctica por naturaleza que ni Martín Karadajian logró reunir en sus mejores épocas. Una troupe que le permite a Muscari hablar de las mujeres, uno de sus temas favoritos de su producción escénica.
Durante una hora, ellas ahí están: copando los pasillos, recorriendo las butacas y, claro está, el escenario del Lorange. Entrenándose, maldiciéndose o, como en la escena final, luchando en el barro. Nada en ellas preserva los típicos rasgos femeninos. Podría estar Rubén Peuchele entre ellas y nadie lo notaría porque la troupe de Muscari hace todo lo posible por ver quién es más macho. Es más: como eficaz contrapunto, el único que agrega un rasgo femenino es justamente un actor que hace de travesti (un sólido Cristián Morales).
Por momentos, el espectáculo abre juegos que no desarrollan (como la recurrencia de hablar sobre Mario Firmenich que nunca llega a un lugar determinado; o la presencia de una anciana dama que, más allá de su porte, poco agrega a la historia). Es que la dramaturgia interna de este trabajo experimental es uno de los puntos más débiles.
Sin embargo, el delirio que sostiene a cada una de las actrices hace que el mismo espectáculo salga a flote y estalle en chispas de una enorme creatividad. En esta nueva versión de "Catch", Muscari convocó al coreógrafo Luis Biasotto (del grupo Krapp), quien ordena con enorme eficacia las complejas escenas grupales de lucha.
Para aquellos espectadores a los que no les va el lenguaje procaz o algunas escenas "subidas de tono", "Catch" será una muy mala opción. Pero para Muscari esas herramientas son las necesarias para construir una metáfora sin vueltas, dura como un cross de derecha para que su juego estalle en mil pedazos. En definitiva, la lucha que el mismo Muscari viene entablando contra las convenciones del teatro tradicional y su necesidad de seguir hablando sobre las mujeres, ese mundo que tanto lo fascina.
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