viernes, 23 de septiembre de 2005

Murió Annemarie Heinrich, la fotógrafa mayor de la Argentina

CULTURA : NACIDA EN ALEMANIA, TENIA 93 AÑOS Y LLEGO AL PAIS HUYENDO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Murió Annemarie Heinrich, la fotógrafa mayor de la Argentina

En su pequeño estudio atrapó como nadie la década de oro porteña mientras transformaba el oficio de la fotografía en arte. Su vida y obra son un homenaje imperecedero a la inmigración argentina.

Andrés Hax.

A los 93 años falleció ayer Annemarie Heinrich, emblema de la fotografía argentina del siglo XX y una figura central en la historia cultural del país. Especialista en retratos, captó con su cámara a las grandes estrellas del cine argentino, en el apogeo de la década de oro del 40, para las tapas de revistas como El Hogar, Sintonía, Alta Sociedad, y Radiolandia.

También retrató con su mirada única a diversas figuras culturales como Eva Duarte, Jorge Luis Borges, la cantante Marlene Dietrich y Pablo Neruda, entre tantísimos otros.

Dolidos, sus hijos Alicia y Ricardo Sanguinetti —también fotógrafos— se expresaron a través de un escueto pero sensible comunicado. "Con la llegada de la primavera, ella decidió partir. Aún así, es capaz de habitarnos con sus imágenes, aquellas que fueron surgiendo como resultado de una estricta conjunción de vida, ética y arte, base de su concepción estética, dónde el compromiso asumido fue lo humano en toda su dimensión".

Heinrich nació en Alemania el 9 de enero de 1912. Su padre Walter, violinista profesional, decidió trasladar su familia a Argentina tras lesionarse en la Primera Guerra Mundial. Llegaron en 1926, primero a Entre Ríos donde su tío Karel, fotógrafo de campo, la inició en lo que sería su profesión. Al mudarse con su familia a Buenos Aires, Heinrich comenzó un aprendizaje en un estudio fotográfico en Belgrano y, de forma autodidacta, en su hogar en Villa Ballester donde tenía armado un cuarto oscuro.

Según el investigador Juan Travnik, "Annemarie tuvo una sutil capacidad de observación para lograr extraer de cada retrato una mirada profunda o chispeante, un gesto único, mágico".

La carrera de Heinrich

se desarrolló en forma paralela al crecimiento de la industria del cine y la popularización de la radio. Travnik, curador de una retrospectiva de Heinrich, cree que su pasión por la danza, la escenografía y las artes plásticas fueron la base de su mirada fotográfica.

Marcos López—el foto-artista argentino con mayor proyección internacional— habló de la profunda influencia que tuvo Heinrich en su obra. "Cuando llegué de Santa Fe a principios de los años ochenta, la visité en su estudio de la avenida Callao. Fue una de las primeras en apoyarme por mi trabajo. Yo respetaba profundamente su oficio: sus copias eran admirables, la manera en que ponía la luz, cómo se ponía a la orden del retratado. Hoy que es tan común eso de ser fotógrafo-artista, la carrera de Annemarie es todo un ejemplo".

Heinrich consideraba el arte del retrato como una colaboración entre el fotógrafo y el modelo. En un ensayo publicado en Clarín en 1993 escribió, "Un buen retrato es algo más que una foto carné. Una cara debe expresar todo lo que un ser humano tiene dentro de sí, y eso lleva tiempo".

Pero Heinrich, además, fue una técnica excepcional, experta e innovadora en iluminación y en retoques al negativo. En un momento confesó: "Seguramente no voy a ir al cielo porque durante la mayor parte de mi carrera se utilizaba mucho el retoque y no llevé la cuenta del número de mujeres gordas que retraté como flacas".

Las imágenes creadas por Heinrich son parte de la memoria colectiva argentina. En 1939 hizo las primeras fotografías de la entonces desconocida Eva Duarte, en ese momento una actriz de veinte años. Recordando esa sesión Heinrich dijo, "La primera vez que la retraté fue para la revista Sintonía. Me pidieron que le hiciera 'buenas fotos y un poco sexy, si es posible' algo que no pude hacer porque Eva no era sexy. Era una piba del interior, muy modesta y simple"

Además del retrato, Heinrich desarrolló durante toda su carrera el arte del desnudo. En 1991 se desató un pequeño escándalo cuando mostró, en la vidriera de su estudio de Callao y Las Heras, un retrato desnudo de la actriz Niní Gambier, hecho en 1944.

Resumiendo su carrera artística y su visión del arte de la fotografía dijo: "La belleza se aprende mirando. Trabajé toda mi vida mirando un cuerpo, una luz, un reflejo". No murió la Heinrich, entonces, dejó de mirar.

MIRTHA LEGRAND. COMO SOLO PUDO VERLA ANNEMARIE HEINRICH, EN 1948. (Foto: Annemarie Heinrich)

"Además de una mujer encantadora —porque me gustaría subrayar era una gran persona— Annemarie era una artista cabal. Llegada de su Alemania natal muy jovencita, se integró inmediatamente a la vida de la Argentina y los argentinos. Aquí empezó trabajando con todos los actores y las actrices y fue la que más hizo por embellecernos. Por ella es que salimos bellísimos en todas las tapas de las revistas. Por su admirable sentido de la estética. Era la única persona que antes de hacer la foto me decía 'Mirtha, cierra un poquito los ojos, y después ábrelos, así la mirada es mucho más linda y más lánguida y más suave'. Y yo aprendí, siguiendo todas sus indicaciones".

Fuente: Clarín

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