martes, 4 de marzo de 2003

Federico León, en la huella de Dostoievski

Federico León ha trabajado, el año último, con Bob Wilson Foto: Fernando Massobrio

Ensaya "El adolescente", obra inspirada en novelas del autor

Entre los proyectos que este año se darán a conocer en el Complejo Teatral de Buenos Aires y que han comenzado a ensayarse en el San Martín figura "El adolescente", trabajo dirigido por Federico León inspirado en novelas de Feodor Dostoievski. El espectáculo se verá en Buenos Aires a fines de julio, pero antes se ofrecerá en el Kunster Festival des Arts, de Bruselas (Bélgica), en el Hebbel Theater Festival de Berlín (Alemania) y en el Holland Festival de Amsterdan (Holanda). La gira se iniciará el 21 de mayo.

"El adolescente" es la cuarta producción artística de León (en teatro creó "Cachetazo de campo", "1500 metros sobre el nivel de Jack" y en cine "Todo juntos" -sic-), y su concepción, como en las anteriores, resulta de un largo proceso creativo. El autor y director se muestra por eso algo agobiado. Cuenta que lleva cerca de un año y medio de ensayos y aún no conoce el final del espectáculo. Pero eso siempre ha sido así, como su forma pausada de hablar sobre su trabajo o las largas pausas que hace durante la conversación porque se toma su tiempo para pensar lo que va a decir.

El día de la entrevista con LA NACIÓN, León estaba casi sin dormir. Cuenta que la noche anterior se despertó muchas veces: "Di vuelta el colchón, cambié las sábanas y nada". Inmediatamente habla del teatro que vio últimamente. Nada lo satisface. En su relato hay cierto enojo. Y tal vez por eso durante toda la entrevista repite una palabra: "proceso". Para él no hay otra manera de entender la creación teatral. "Me gusta producir cuando tengo ganas y el tiempo es el que requiere la obra. No me interesa hacer una obra, sino atravesar un proceso de investigación, no quiero que el resultado sea simplemente esa obra."

León leyó a Dostoievski cuando era adolescente y muchos de los textos que subrayó entonces hoy le sirven para construir esta experiencia. En "El adolescente" usa fragmentos de la obra homónima, "Los demonios", "Humillados y ofendidos", "El idiota", "El eterno marido" y "Los hermanos Karamasov". "No hacemos un trabajo sobre el autor -aclara-, hacemos asociaciones y luego improvisamos. Por eso no aparecen sus personajes ni tampoco ninguna situación concreta de alguna novela."

El espectáculo muestra tres adolescentes y dos adultos que se infiltran en el mundo de los primeros. Uno de esos mayores quiere adquirir la energía adolescente que, según explica el director, "tiene que ver con volver a sudar, a cansarse, a apasionarse por algo, a enamorarse, a perder la cabeza. Dostoievski tiene una especie de locura romántica que me interesa. Sus personajes están continuamente confrontándose y poniéndose a prueba, sus comportamientos son adolescentes".

Más profundo

Al director también le interesa algo mucho más profundo quizá, lograr lo que él define como el "travestismo" de Dostoievski. "Pareciera -aclara- que sus novelas están escritas por los personajes, hay ahí una especie de presente que me interesa trabajar en el teatro. Sus obras parecen avanzar más a partir de lo que les sucede a los personajes que por la historia en sí misma. Por eso en mi obra busco que los actores se apoderen del relato y de la estructura de la pieza. Propongo un texto y éste se irá modificando en relación con lo que está en juego y la interacción de los actores en el espacio. Cuando leo una novela de Dostoievski siempre siento que se crea un presente, algo sucede ahí, en el momento en que abro el libro y lo leo. Y después eso me lleva a otro lugar que no sé cuál es. En el teatro debería pasar lo mismo. Si no, una obra no podría designarse como teatral."

Esta propuesta está muy ligada a una experiencia personal de León. No quería dirigir un texto suyo sino trabajar sobre otro autor. El no es un escritor activo, sólo escribe cuando va a producir un nuevo trabajo. Así fue con "Cachetazo de campo" y también con "1500 metros sobre el nivel de Jack". Su tercera obra, "Ex Antuán", sólo está publicada y cree que nunca va a montarla. Algo similar sucede con la experiencia cinematográfica. Por el momento no piensa en volver a un guión cinematográfico. Tuvo ganas de hacer "Todo juntos" y lo hizo. La película hoy circula por algunos festivales internacionales y se estrenará en octubre en Buenos Aires. Las funciones se concretarán en el Malba, los fines de semana. "Lo que pasa -cuenta- es que, una vez que filmaste, eso queda ahí y podés ir a verla y reconocer lo que sucede con los espectadores. En el teatro en cambio todo es diferente. Elegís relacionarte con un grupo de gente por lo menos durante tres años. Vas a ver las representaciones y estás permanentemente nombrando lo mismo de diferente manera para que eso siga sosteniéndose. Continuamente estás revitalizando un trabajo."

El año pasado Federico León fue convocado para participar de una experiencia de trabajo junto al director norteamericano Bob Wilson. El director ha creado un centro de experimentación en los Estados Unidos en el que busca que diferentes creadores artísticos desarrollen sus proyectos ahí. León viajó primero durante tres semanas, luego una semana, y resta un nuevo encuentro. Por ahora -salvo algunos encuentros esporádicos con Wilson- sólo ha visto la metodología de trabajo del director. Particularmente los comienzos de ensayo de "Leonce y Lena", de George Büchner, que montará en Berlín, Alemania. Oportunamente, Bob Wilson verá la puesta de "El adolescente" y el Centro a su cargo coproducirá un próximo espectáculo de Federico León.

Al creador argentino estos encuentros no lo movilizaron demasiado. "Yo estaba muy cargado con lo que estaba haciendo y es muy difícil que una persona se pueda abrir cuando está en pleno proceso. Además mi lugar fue de observador pasivo. Y lo que vi del trabajo de Wilson es totalmente opuesto a lo que hago. Y confirmé algo, que la obra siempre refleja un proceso. El ensaya en un espacio enorme, entra y sale de los ensayos y los actores no saben si está o no porque se relacionan con asistentes. Y esa relación de distancia es la misma que se produce después en sus espectáculos. Nosotros, en cambio, estamos todos en un espacio chico, atravesamos ese espacio y hay una interacción que después se traslada al espectador. Mi relación con el espectáculo será después la relación que establezcan los espectadores con mi obra."

León se detiene en algo que le resulta llamativo como creador. "Wilson está muy jerarquizado, no rebota con nadie. Y eso es lo que me interesa, poder encontrarme en lugares diferentes. Así como el actor tiene que resbalar y tiene que poder encontrar esos lugares inesperados para él, el director tendría que estar observándose y trabajar en contra de sus tendencias y lograr mantener un intercambio con los actores, el asistente, el escenógrafo. En Estados Unidos sólo vi la puesta en escena de las ideas de una persona a quien respetan mucho, entonces cada una de sus palabras es sagrada."

-¿Te suele pasar eso cuando te encontrás con un maestro de la generación del 70, como en este caso?

-Creo que la formación más importante tiene que ver con el hacer y atravesar un proceso creativo. Este tipo de contactos no me genera mucho interés. También es cierto que es difícil saberlo inmediatamente. Pasa lo mismo cuando estás ensayando, la ficha cae después, la cosa funciona como acumulación y nunca sabés cómo decantará. En general soy bastante negativo. Digo, `no, esto no me aporta nada´, pero en verdad no sé qué pasará. Quizás en unos meses algo suceda.

En principio, se va a producir el estreno de "El adolescente" y seguramente como el autor y director relaciona ese tiempo vital con "creencias, apasionamiento y hasta con perder la cabeza por cosas insignificantes", todo su mundo interior va a estar a pleno sobre el escenario y hasta tal vez encuentre algo que además busca, un guiño cómplice con el espectador, pero que tenga un carácter definitorio.

Carlos Pacheco
Fuente: La Nación

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