Guerra de artistas callejeros en Londres
El célebre Banksy modificó una obra de un artista de los ‘80 y encendió la polémica
Las primeras expresiones callejeras quizás hay que buscarlas en aquellos grafitis, que acompañaron a los jóvenes franceses durante aquel mayo de 1968, aunque no son pocos quienes sostienen que tuvieron su origen en el Imperio Romano y la Grecia Antigua. Subestimadas por muchos por su contexto de aparición y lejos de esa rara liturgia que imponen los museos y las galerías de arte. Arte que está al alcance de todos, que consigue arrancar una sonrisa en medio de la rutina diaria o el frenesí urbano o que, muchas otras veces llama a la reflexión.
El street art como se lo conoce en todo el mundo, es un fenómeno que creció mucho en las grandes ciudades y, que tiene a dos sujetos anónimos autobautizados Banksy (Londres) y Space Invader (EE.UU) como dos de sus principales referentes.
Suerte de justicieros o rebeldes empedernidos, dejan su marca durante las madrugadas. Así, muebles viejos, paredes, balcones, publicidades abandonadas se transforman en elementos que interactúan con sus trabajos. Sus intervenciones artísticas lejos están de la frivolidad, y apelando a la ironía o la reflexión retratan una realidad que muchos intentan silenciar.
Pero mucho antes de que Banksy recorriera las calles de Londres, las paredes de la ciudad británica conocían los trazos de Robbo, considerado el grafitero de los ‘80. La tranquilidad y armonía que rodeaba a los artistas callejeros se vio abruptamente cortada cuando Banksy dejó cuatro murales en un canal londinense de Candem, pero con tan mal tino de modificar (tapando) uno de Robbo.
En la obra de la discordia se puede ver a un pintor con mameluco y gorra blanca extendiendo unas tiras de papel que muestran un grafiti. Claro que ese trabajo oculta una parte considerable de aquel otro, que contaba con casi 25 años de antigüedad.
La acción de Banksy fue rechazada por la mayoría de sus colegas. “Recuerdo la obra de Robbo que había debajo. Es una pena que esa persona (Banksy) no comprendiese por qué esa obra estuvo ahí durante tanto tiempo. Si no sabes que esa obra fue realizada por alguien que fue uno de los mayores grafiteros de Reino Unido...”, comentó un grafitero apodado Threeonerl ante las imágenes colgadas en la red.
“(La obra de Robbo) fue pintada hace 25 años cuando la escena de grafitis londinenses estaba todavía en pañales y la única razón por la que ha permanecido intocable fue porque el artista que la hizo fue, y todavía es, altamente considerado”, manifestó otro artista, que se autodenomina Doze Wrh.
Durante la navidad y cuatro días después que su obra fuera profanada, Robbo salió de su ostracismo y reintervino la obra de Banksy. Por eso el pintor aparece como en una nebulosa y sobresale en letras metalizadas el nombre King Robbo (Rey Robbo) en letras metalizadas.
Muchos en Londres esperan la nueva respuesta de Banksy y no son pocos quienes piensan que las que están en verdadero peligro son las cientos de obras que pueblan las calles. Ya que esta guerra entre artistas puede llevar a que decenas de curiosos también intenten intervenir los murales.
Fuente: Diagonales
El célebre Banksy modificó una obra de un artista de los ‘80 y encendió la polémica
Las primeras expresiones callejeras quizás hay que buscarlas en aquellos grafitis, que acompañaron a los jóvenes franceses durante aquel mayo de 1968, aunque no son pocos quienes sostienen que tuvieron su origen en el Imperio Romano y la Grecia Antigua. Subestimadas por muchos por su contexto de aparición y lejos de esa rara liturgia que imponen los museos y las galerías de arte. Arte que está al alcance de todos, que consigue arrancar una sonrisa en medio de la rutina diaria o el frenesí urbano o que, muchas otras veces llama a la reflexión.
El street art como se lo conoce en todo el mundo, es un fenómeno que creció mucho en las grandes ciudades y, que tiene a dos sujetos anónimos autobautizados Banksy (Londres) y Space Invader (EE.UU) como dos de sus principales referentes.
Suerte de justicieros o rebeldes empedernidos, dejan su marca durante las madrugadas. Así, muebles viejos, paredes, balcones, publicidades abandonadas se transforman en elementos que interactúan con sus trabajos. Sus intervenciones artísticas lejos están de la frivolidad, y apelando a la ironía o la reflexión retratan una realidad que muchos intentan silenciar.
Pero mucho antes de que Banksy recorriera las calles de Londres, las paredes de la ciudad británica conocían los trazos de Robbo, considerado el grafitero de los ‘80. La tranquilidad y armonía que rodeaba a los artistas callejeros se vio abruptamente cortada cuando Banksy dejó cuatro murales en un canal londinense de Candem, pero con tan mal tino de modificar (tapando) uno de Robbo.
En la obra de la discordia se puede ver a un pintor con mameluco y gorra blanca extendiendo unas tiras de papel que muestran un grafiti. Claro que ese trabajo oculta una parte considerable de aquel otro, que contaba con casi 25 años de antigüedad.
La acción de Banksy fue rechazada por la mayoría de sus colegas. “Recuerdo la obra de Robbo que había debajo. Es una pena que esa persona (Banksy) no comprendiese por qué esa obra estuvo ahí durante tanto tiempo. Si no sabes que esa obra fue realizada por alguien que fue uno de los mayores grafiteros de Reino Unido...”, comentó un grafitero apodado Threeonerl ante las imágenes colgadas en la red.
“(La obra de Robbo) fue pintada hace 25 años cuando la escena de grafitis londinenses estaba todavía en pañales y la única razón por la que ha permanecido intocable fue porque el artista que la hizo fue, y todavía es, altamente considerado”, manifestó otro artista, que se autodenomina Doze Wrh.
Durante la navidad y cuatro días después que su obra fuera profanada, Robbo salió de su ostracismo y reintervino la obra de Banksy. Por eso el pintor aparece como en una nebulosa y sobresale en letras metalizadas el nombre King Robbo (Rey Robbo) en letras metalizadas.
Muchos en Londres esperan la nueva respuesta de Banksy y no son pocos quienes piensan que las que están en verdadero peligro son las cientos de obras que pueblan las calles. Ya que esta guerra entre artistas puede llevar a que decenas de curiosos también intenten intervenir los murales.
Fuente: Diagonales
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