Estudio LA CASA
Performance ALEJANDRA CERIANI
Música HERNAN HEGHIABERE
Vídeo MARIO CHIERICO
Destinado a difundir la Actividad Cultural de la Ciudad de La Plata y promover el Intercambio Cultural
Plásticos, músicos, actores y bailarines inauguran y clausuran mañana mismo una muestra multimedia en el Pasaje Rodrigo.
Hace seis años que cada diciembre un grupo de artistas se reúne durante una jornada para mostrar sus trabajos. Artistas plásticos, actores y músicos que con la única intención de hacer una muestra que ofrezca al público diversas posibilidades, convocan desde lo que dieron en llamar "Unico día", que este año se realizará mañana a partir de las 21 en los distintos locales del Pasaje Rodrigo en la calle 51 entre 4 y 5.
La idea del "por única vez" surgió a raíz de la costumbre de la gente de asistir a las inauguraciones de las muestras, a lo que se denomina la "vernisagge", para luego no ir más, por lo que este grupo se propuso entonces inaugurar y clausurar el mostrario el mismo día, sin saladitos ni champagne, y el que se lo perdió...
Multitemática, no hay una idea estética, la ideología pasaría por el hecho de la inauguración. Así lo creen los plásticos Pablo Uro, Andrea Bogdan, Guillermo Pérez Raventós, Gabriel Pérez Raventós, Tu.K.K. E Pelusa, Dina Mascaró, Cabe Mallo, Gabriel Hamamé, Fabio Oliveto, Marcelo Blanco, Pablo Felli, Alejandra Ceriani, Mono Cieza, Adriana Delfino, Mario Bértoli y Facundo Ceraso, que ubicarán sus pinturas, sus esculturas e instalaciones en los distintos locales del Pasaje, donde al mismo tiempo se podrá ver a los grupos de danzas "Nadie sabe" y "Todas chochas", el número de varieté de Cabe Mallo, una escena de teatro protagonizada por Ratón Lozada, Pollo Canevaro, Damián Cellentano, y Federico Dangaus, escuhar a "Grupo soporte" o a "La familia" o la música electrónica que pasen distintos dj' de la ciudad.
"Es un buen paneo al que la gente puede acceder para ver producciones de artistas jóvenes de la ciudad. La gente se va a poder mover por todo el espacio, entrar a un local o a otro, bajar al subsuelo a ver las diapositivas o quedarse parada en un lugar para ver un número teatral. Y todo se termina cuando la gente lo decida", adelantaron los artistas.
Fuente: Diario El Día
La máxima distinción que reciben de su ciudad los elencos de teatro independiente de La Plata, los premios Pepino 88, se entregarán hoy en el Coliseo Podestá, a partir de las 19.30.
Instituidos desde hace siete años por la comisión del Club Gente de Teatro, presidida por el señor Juan Carlos Rivera y la dirección del teatro municipal Coliseo Podestá, a cargo de Pedro Herscovich, este año recibirán la estatuilla -diseñada por el arquitecto Alberto Leonforte- los siguientes elencos y artistas:
Raúl Martínez por "Aquí durmió Gardel", grupo La Crencha engrasada; Nina Rapp por "El enfermo imaginario", grupo Barataria; Elisabet Di Sano por "El conventillo de la paloma", grupo del Colegio de Abogados; Sabrina Cecilia García por "El genio alegre", del grupo Amanecer; Norberto Manzanos por "Aeroplanos", grupo Los Viejos Comediantes; María Elena Chirico por trayectoria teatral y literaria, grupo Club Gente de Teatro; Zulma Gutiérrez Eguía por "La noche de la basura", grupo La Lechuza; José Luis Gratti por la obra "Los cinco sentidos capitales", grupo La Lechuza.
Elenco de La Fabriquera por la obra "Eterna"; Quico García por "Canon Perpetuo", elenco La hermandad del Princesa; grupo de Melchor Romero por la obra "Aroma a cielo"; Liliana Rossu por "Huesito para todos", elenco La Perdiz; Erica Poncio por la obra "Castaña", grupo EOS; Mariel Bignasco por la obra "Del asesinato considerado como una de las bellas artes, grupo Teatro Crudo; Omar Sánchez por la obra "Territorio vacío", grupo La rosa de Cobre; Beatriz Catani por "Cuerpos A-Banderados". Premio a la trayectoria teatral:Pichi Multini; Carolina Giralda, Julia Renon por el Elenco Juvenil El Picadero, actores del Taller de Expresión Creativa del Coliseo Podestá.
Asimismo, se entregará el Pepino Premio Especial por trayectoria y aporte a los teatros independientes, distinción que se dará a conocer en el momento de la ceremonia.
Además de la entrega de premios y en homenaje a Don Pepe Podestá -de uno de cuyos personajes surgió el nombre del premio- se pondrá en escena la obra "Juan Moreira".
AVIÑON, Francia.- Todo festival internacional tiene a su niño predilecto. En ese aspecto, Aviñón no fue la excepción. Durante el encuentro escénico, que culminó el sábado último, el actor, dramaturgo y director Olivier Py ofreció tres espectáculos: "Théâtres", "Requiem pour Srebrenica" y un unipersonal de teatro cabaret.
"No me considero el niño mimado de Aviñón. En realidad, soy yo el que mima a Aviñón", sostuvo en diálogo con La Nacion en medio del trajín festivalero. Para los medios locales, este "animal del teatro" de 34 años de edad es todo un transgresor, un burlón del teatro, un irónico que se mete con todos los temas: la política, el sexo, la sociedad. En definitiva, un poeta maldito de la escena francesa.
"Se dicen todas esas cosas, sin embargo, yo no me considero un renovador porque busco recuperar el lazo más antiguo: la relación con la palabra. Busco que el lugar del poeta esté en el centro de la creación teatral. Las generaciones anteriores desarrollaron un teatro marcadamente psicológico, situaron al director en el eje del proceso creativo. Yo prefiero encontrar las buenas palabras. Evidentemente, en la camada de mis padres hubo gente con la cual pude generar fuertes vínculos, gente que me permitió llevar esa voz. Mi generación aportó una poesía teatral que antes no se daba", sostiene el creador, instalado en uno de los tantos paisajes paradisíacos de esta villa francesa.
En medio de ese clima, Py se concentra en sus propias palabras. Pero, más allá de su labor como dramaturgo, a este teatrista también le gusta subirse a las tablas: "Pero no soy un buen actor. Hacer ambas cosas es una especie de tragedia (se ríe)".
-¿El valor que le da a la palabra se emparienta a la significación que le otorgaron otros teatristas como el alemán Heiner Müller o el francés Bernard-Marié Koltés?
-Sí y no. No creo estar muy cerca de ellos, sobre todo de Koltés. De todos modos, el punto en común es que ambos fueron poetas, pusieron su poética en el centro del teatro. Yo soy más jefe de compañía que director. Son los actores los que me hicieron conocer cuál era mi estética más que yo imponiéndoselas a ellos. Eso genera sus diferencias.
Durante los días del Festival, Olivier Py primero presentó un unipersonal en el cual aparecía travestido al mejor estilo Copi. El segundo trabajo fue "Requiem...", un espectáculo que dirigió y cuyo texto armó con la clara intención de contar las distintas atrocidades cometidas en Yugoslavia. La tercera puesta fue "Théâtres", una pieza casi de carácter autorreferencial que cuenta con dirección de Michel Raskine.
Para Py, los dos últimos espectáculos tienen en común "la herencia de la culpabilidad, la mala conciencia occidental y su relación con la palabra, y algo que podría llamar como gramática escénica. En ambos trabajos vemos cómo se hace el teatro. En fin, un teatro que habla del teatro", destaca sin prisa alguna.
-En "Requiem..." usted toma una actitud de denuncia. ¿Cuál es su necesidad de expresarse ideológicamente?
-Exponer mi visión política del mundo me hace pertenecer al mundo.
-En un momento del fin de siglo donde poco se habla de ideologías, donde la palabra aparece desplazada usted la transforma en el eje de su producción. ¿Es una posición política-estética?
-Si. Me gustan los caballos, pero los caballos no hablan. Está bien que haya teatro con caballos, pero yo necesito de las palabras. Es más, sobreviví gracias a las "buenas" palabras. El momento más grato de mi vida fue cuando, entre muchos, defendimos y escuchamos las mismas palabras. La única manera de vivir es vivir poéticamente.
-Cuando habla de "buenas palabras", ¿a qué se refiere?
-A la definición misma de la palabra que se opone al discurso. La palabra es buena porque es buena siempre. No es forzosamente una palabra religiosa, pero es siempre altamente espiritual. Es el sentido. Y ese sentido consiste en el hecho de tener la palabra en sí misma. Es decir, que lo que diga la palabra capte la alegría de tener la palabra. Y eso es un milagro (se ríe). El milagro (repite con voz cada vez más grandilocuente).
-¿Y cómo resuelve "el milagro de la palabra" cuando lo tiene que trasladar a escena, cuando decide dirigir a esa palabra?
-Esa es una buena pregunta... (se queda pensando). Diría que es el actor el que lo hace, no yo. Es el intérprete el que muestra el milagro de la palabra en un estado de conciencia superior. Y lo hace en medio de un acto simple: el de hablar. Si tenés la palabra, tenés todo.
-No puedo creer demasiado en eso. En "Requiem...", sumado a las tres estupendas actrices, hay evidentemente un fuerte y personal trabajo suyo como director.
-Es que hablamos mucho sobre lo que queríamos decir, sobre el sentido de esas palabras. Cuando monto mis textos hago siempre eso: intentar dirigir al actor para que encuentre el sentido de esas palabras. Lo que me interesa es formar un coro del cual yo soy uno más. Una especie de servidor.
Olivier Py sigue su camino por la ciudad que mima: Aviñón, la ciudad del puente. Este poeta del teatro francés circula por sus calles con la misma facilidad que por los escenarios. En definitiva, en estos días, Aviñón es un gran espacio escénico y él, Olivier Py, todo un animal del teatro.
Por Alejandro Cruz
Enviado especial
"A veces tomo un café y estoy bien, es todo. A veces, debería decir a menudo, entro en un café, me acomodo y miro a mi alrededor. Todos los otros, cada uno con sus lágrimas y sus esperanzas. Bebo el café, allí, anónimo y estoy bien. Es una pausa en el corazón del trabajo y del deber."
"Es el fin, estoy muerto, apuñalado un día en una ciudad desconocida porque había provocado a un matoncito con mi mirada torcida. Y es así como, sangrando sobre la vereda, le grité a mis padres antes de que un mensajero viniera a decirme que mi dolor era imaginario."
(Textos de "Théâtres", de Py)
Entre agosto y noviembre, en el Centro Cultural Rojas, avenida Corrientes 2038, se desarrollará la segunda edición del Festival del Rojas, que abarca diferentes disciplinas escénicas. El objetivo es mostrar la nueva producción de autores, directores, coreógrafos, compositores e intérpretes, en tiempo y espacio acotados que permitan una visión diferente de las propuestas. Otra meta es promover el trabajo de artistas de la danza, la música y del teatro, tanto de Buenos Aires como del interior del país. Con la dirección general de Rubén Szuchmacher, el área de danza fue coordinada por Miguel Robles.
Las funciones se harán todos los sábados, a las 21. El lanzamiento, con presentaciones el 7, 14 y de agosto, y el 4 de septiembre, será con "Apenas", coreografía de Mariana Estévez y música de Daniel Melero, con Alejandra Ceriani, Tania Dick, Inés di Tada, Florencia Olivieri y Diana Rogovsky, en una producción general de La Marea Danza.
La estructura de la obra es un conjunto de imágenes que se fusionan sin llegar a resolverse, con elementos como trozos de cartón y cajas. También se representará "Danza seca", un espectáculo multimedia con coreografía de Alejandra Ceriani, música original de Diego Madoery, dirección de video de Santiago González, foto de Enzo Brutti y la actuación de Diana Rogovsky, Nidia Martínez Barbieri y Alejandra Ceriani.
La idea es que "las cosas nunca se definen por su estado primitivo, sino por la tendencia que se esconde en este estado..."
El 2, 9 y 16 de octubre se verá "Busca", de Florencia Olivieri, sobre el Trío Op.40 en Mi bemol mayor, para piano, violín y corno, de Brahms, con Mariana Estévez, Tania Dick, Florencia Olivieri y Diana Rogovsky. Se trata de "un trabajo profundo de relación con la música.
El ritmo, la melodía y armonía son elementos fundamentales de una obra que se divide en cuatro partes que irán in crescendo. En forma de suite, cada parte tiene identidad propia.
La coreografía completa y las escenas por separado dan sentido de unidad. El tema es la búsqueda, que puede estar relacionada con el espacio físico o sentidos más hondos y ocultos: uno de los caminos de esta exploración es la música, que funciona asimismo como metáfora.
En las mismas fechas, "Reléase", una creación colectiva dirigida por Sofía Cerdán, compartirá el programa. La música es de Jon Hassell y Meredith Monk, y los intérpretes, Inés Armas, Magali del Hoyo, Ana Victoria Iommi, Nazarena Mon, Carlos Osatinsky, Fernando Pellicioli, Yanina Ruiz y Fernanda Torresi.
En tanto que David Zambrano se presentará el 23 de octubre, el 30 de ese mes lo hará el Grupo de Danza Teatro de la Universidad de Mar del Plata con "Celebración de los pecados" (Historia de fin de siglo). La coreografía y dirección es de Marisa Gozzi, con collage musical de varios compositores.
Con la interpretación de Yésica Alfiero, Lorena Garayoa, María Cecilia Ginestet, Leticia González, Geraldina Parenti, Natalia Pérez y Melisa Tarquinus, la acción se sitúa en un castillo del 1700 en el cual un septeto de mujeres encarna los siete pecados capitales. Aquí juegan la realidad y la fantasía; el movimiento y su teatralidad, sentimientos humanos llevados al escenario como un cuento de misterio.
El 6, 13, 20 y 23 de noviembre, el Festival cierra con "AyUn", dirección y puesta en escena de Viviana Iasparra, música de Nicolás Diab e interpretación de Iasparra y Javier Radrizzani, junto a los invitados Ana Lucía Moreno, Violeta Bushbinder, Julieta Wagner y Valencia Batiuk.
El grupo Uk comparte el programa con dos obras, "Una chiva", un trabajo que parte de la discontinuidad, el exceso, el abuso, el erotismo y lo ofensivo expresados en la impotencia de salvarse de ello, y "Muchos cuervos", que muestra la metonimia como una actividad cotidiana, un paradigma donde el cuerpo excede a la palabra.
Foto: C. C. Rojas "Apenas", de Mariana Estévez, participará del festivalEl teatro comercial no atraviesa por su mejor momento: por razones varias, el público se retrae, y la primera víctima de las crisis económicas es siempre la cultura.
La actividad teatral, menos atractiva para el llamado "gran público" que otras áreas del espectáculo, es la que más sufre, en notoria desigualdad de condiciones.
Actores, directores, técnicos, a diario dan testimonio de esta situación y la deploran. Muchos de los más valiosos de ellos trabajan en el circuito "off", o independiente, en condiciones precarias, poniendo el alma en su tarea, en cooperativa o "a la gorra", sin ganar a veces ni para el transporte, o contribuyendo a la producción con dinero de sus magros bolsillos. Y si bien es este circuito donde se asiste a lo más interesante, audaz y renovador de la cartelera porteña, no se sabe hasta cuándo podrá estirarse el sacrificio, ni si es justo que así sea.
Entendámonos: no se trata de xenofobia ni de nacionalismo bobo o perverso. Bienvenidos los directores extranjeros cuando, como lo han hecho desde los comienzos de nuestro teatro, aportan su experiencia y su sabiduría a la escena nacional. En tiempos mejores, solían visitarnos los grandes elencos franceses, italianos, españoles, dejando siempre la semilla de un cambio provechoso.
Buenos Aires se enorgullece de su tradición cosmopolita. Recibió con fervor y gratitud esos aportes inolvidables. Porque supo aprovecharlos e incorporarlos a sus propios talentos es que la Argentina cuenta hoy con un plantel de profesionales capaces de deslumbrar a los públicos y los críticos más exigentes. No es casual que el difunto Víctor García, Jorge Lavelli y Alfredo Arias figuren entre los grandes directores del mundo.
Lástima que tuvieran que irse para expandir sus condiciones y ser debidamente valorados. Sería imperdonable que por desidia, o por un ridículo esnobismo, estuviésemos propiciando ahora la partida de los mejores.
Es comprensible que, en el caso especial de las comedias musicales, el productor extranjero asociado a un empresario argentino envíe un delegado para asegurarse de que el producto mantenga las características del original. pero no se justifica en el teatro de prosa, donde cada sociedad tiene el derecho _más aún, creo que la obligación_ de aplicar su óptica propia a la puesta en escena y la interpretación de una obra extranjera.
En la medida en que no se desnaturalice la esencia de la trama ni se bastardee la calidad, es saludable que una comunidad imprima su sello personal a una representación. No será nunca igual el mismo Shakespeare hecho en Inglaterra, en Francia o aquí. Al contrario: se puede enriquecer el texto con nuevos análisis desde otros puntos de vista, se puede refrescar el lenguaje, pueden revelarse intenciones que la rutina suele pasar por alto. Así como cada época da su propia versión de los textos clásicos, y el "Hamlet" que en tiempos victorianos hacía sir Henry Irving no habrá sido igual al de Barrault, o el de Alcón.
"Clonar" una representación implica el riesgo de la pérdida de identidad, sobre todo del público. Es desconfiar de la imaginación y el genio de comunidades a las que, mediante este procedimiento, parecería considerarse inferiores. Es negar la posibilidad de los distinto, lo original, lo propio de cada país. Insisto: si viene Peter Brook o Harold Prince o Patrice Chéreau, bienvenidos sean, y gracias por visitarnos. Pero convocar a un asistente o a un repositor es renunciar a la propia identidad.
Fuente: La Nación