Creación colectiva del grupo de primer año del curso de "Experimentación Teatral"
* Los Disisissss. Sergio Gaitán, José Minuchin, Fernando Massobrio y Roberto Mallo.
* Quién fue? Julián Vallejo, Andrés Calderón, Luciano Muttinelli, Mónica Giardini y Mónica Sardi.
* El tiempo. Ernesto Meza.
* La gallina degollada (Adaptación del cuento de H. Quiroga). Roberto Mallo, Sergio Gaitán, José Minucín, Fernando Massobrio y Florencia Branderiz.
* Siglo XX... Jesús. Julián Vallejo y Alejandra Palacios.
* El eslabón perdido. José Minuchin, Luciano Muttinelli y Andrés Balmeli.
* Participación ciudadana I. Fernando Massobrio y Sergio Gaitán.
* La puerta. Julián Vallejo, Alejandro Palacis, Andrés Calderón y Fernando de la Torre.
* Participación ciudadana II. Sergio Gaitán y Fernando Massobrio.
* Un sueño realizado (Adaptacion del cuento de C. Onetti) Ernesto Meza, Marcela Amado, Guillermo Burry, Julián Vallejo, Alejandro Palacios, Andrés Calderón y Fenando de la Torre.
* Todo por nada. Roberto Mallo.
* Historia de amor. Ernesto Meza.
* Mañanas espectrales. José Minuchin y Florencia Branderiz.
* Muerte. Mónic Giardini.
* 20 años después. Andrés Balmelli, Luciano Muttinelli y Raquel Mattiuzzo.
* Anita. Roberto Mallo, José Minuchin y Florencia Branderiz.
* ¿Yo! Alejandro Palacios
* El otro yo. Natalia Boudet, Raquel Mattiuzzo, Andrés Balmelli y Luciano Muttinelli.
* Los disisissss. Roberto Mallo, Fernando Massobrio, José Minuchin y Sergio Gaitán.
Sonido: Edy X
Iluminación: Tata Gil
Maquillaje: Ronni Sosi
Utileras: Grabriela Guerín y Alejandra Varela
Telón: Verónica Ravecca
Diseño: elefan_tok 8 hormi_wee
Asistente de dirección: Tata Gil
Dirección: Alicia Diciacio
Agradecemos la colaboración de:
- El departamento técnco de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires
- Fernanda La Fuente
Destinado a difundir la Actividad Cultural de la Ciudad de La Plata y promover el Intercambio Cultural
miércoles, 20 de diciembre de 1989
domingo, 10 de diciembre de 1989
Audacia de mujeres en la escena local
Desnudas en el teatro
Por Amilcar Moretti
Quizás todo no sea más que la historia de la inocencia. Al menos, de la inocencia femenina y el manejo que la mujer hace de ella, mezcla de pudor y estudiada seducción. Lo cierto es que Virginia Di Santi, una platense rubia y espigada, ya no una niña (tiene 29 años), parece decidida a remover las aguas del pueblo. Desde hace siete meses trabaja con un grupo de veinte personas, artistas de diversas disciplinas, para poder presentar al público una obra de matices audaces para los límites de una plaza teatral provinciana como es la de La Plata.
No le gusta usar la palabra "escándalo" y se ríe cuando se la mencionan, pero no puede dejar de saber que lo suyo es diferente. "Epaté le bourgois", espantar a los cándidos pequeños burgueses de la ciudad, no es según su decir su propósito. Sin embargo, el proyecto ya ha dado que hablar en particular por lo que trata o muestra: la sexualidad femenina.
En verdad, "Historia de Julia", el título de su autoría que Di Santi propone llevar a ejecución el próximo sábado, no es exclusivamente una obra de teatro. Ella lo define como un proyecto de interpretación de imágenes a partir de otras imágenes. La idea se inició hace dos años en sus propias pinturas (Di Santi es profesora superior de artes plásticas), y desde allí pasó al registro fotográfico, luego a la poesía, y finalmente al teatro y el video. Es decir, que la puesta en escena puramente teatral es sólo parte de un espectáculo más amplio, en que el público, primero, verá una representación en un escenario, y después pasará a completar su propio montaje a otra sala en que habrá una muestra de las disciplinas mencionadas.
¿Qué Cosa son las mujeres?
Virginia Di Santi gesticula y es exuberante en ademanes y gestos para explicar su proyecto. Además, últimamente tienen un dejo de bronca porque supones que no entienden o confunden su idea, aparentemente a partir de algunos rumores que provocó el preestreno parcial de su pieza, hace dos meses. Dice que lo suyo no tiene nada que ver con la pornografía, lo genital, ni siquiera "Play Boy".
Sucede que el tema de "Historia de Julia" es una pregunta que se las trae. ¿Qué es ser mujer? Sucede, también, que la puesta teatral (sólo una parte del espectáculo, incluye centralmente a dos mujeres desnudas, dos actrices platenses que aceptaron el riesgo. Una de ellas es una veterana luchadora del teatro local, Diana Fainstein, que a sus 38 años y con diez en las tablas independientes, en La Plata y Buenos Aires, declara que este proyecto le permite ensayar una síntesis de su tarea actoral, manejando distanciamientos y analogías con la realidad, para que el espectador pueda tener la posibilidad de verse reflejado en el escenario no sólo individualmente sino también socialmente.
Su compañera de rubro es Claudia Galván, actriz platense de 26 años, que dejó de asistir sin aviso al reportaje. Quizás no quiso hablar públicamente, en un medio, sobre el hecho del desnudo que sí se anima hacer sobre el escenario, como intérprete. La situación no es extraña: el desnudo siempre motiva otras curiosidades, generalmente ajenas a lo artístico.
La propuesta de Di Santi pasa por la idea de que la mujer descubre su sexualidad en diferentes etapas, de niña a ser adulto. Por eso, en su obra, un personaje hará el amor consigo mismo y después, en un proceso más complejo que el que aquí se reseña, a través del juego introducirá a una niña en una ceremonia iniciática. Frente al público, según la autora, se manejarán símbolos que le permitirán hacer sus propias conclusiones: niña y mujer, hija o madre, pasado y presente, lo cierto es que la conjetura pasa por el hecho de que la identidad femenina quizás tenga que ver con el espejo en el cual se mira la mujer, en su familia, en su pueblo, en su ciudad, a partir de lo cual construye su propio reconocimiento sexual.
Si bien esta tesitura psicológica no es novedosa, sí parece serlo entre nosotros la iniciativa de llevarla a cabo con ciertos toques de audacia. "creo que fuimos inocentes", dice Fainstein, y posiblemente se refiera a algunas repercusiones no previstas de su trabajo. Tal vez, sin saberlo, se refiera sólo a esa cuota de inconsciencia del eterno femenino, a mitad de camino entre el querer y no querer, sutilmente irresponsable sobre los efectos de la seducción. Por ese camino parece deambular también Di Santi, en su afán contradictorio -absolutamente femenino- de exhibirse y no querer reconocerlo, estudiadamente desatenta a lo que genera o puede generar en los demás. Lo suyo, seguramente, no ha de constituir una revolución en el adormilado espejo platense, pero no deja de ser una novedad. Quizás, sin darnos cuenta, algo haya cambiado en La Plata. De todos modos, parafraseando a Adorno, el filósofo alemán, hay que concluir que en el caso de los creadores los que son libertinos en su arte suelen ser también ascetas y puritanos en sus vidas. Algo que sin dudas, tranquilizará la conciencia de muchos vecinos.
Fuente: El Día (10/12/1989)
Por Amilcar Moretti
Quizás todo no sea más que la historia de la inocencia. Al menos, de la inocencia femenina y el manejo que la mujer hace de ella, mezcla de pudor y estudiada seducción. Lo cierto es que Virginia Di Santi, una platense rubia y espigada, ya no una niña (tiene 29 años), parece decidida a remover las aguas del pueblo. Desde hace siete meses trabaja con un grupo de veinte personas, artistas de diversas disciplinas, para poder presentar al público una obra de matices audaces para los límites de una plaza teatral provinciana como es la de La Plata.
No le gusta usar la palabra "escándalo" y se ríe cuando se la mencionan, pero no puede dejar de saber que lo suyo es diferente. "Epaté le bourgois", espantar a los cándidos pequeños burgueses de la ciudad, no es según su decir su propósito. Sin embargo, el proyecto ya ha dado que hablar en particular por lo que trata o muestra: la sexualidad femenina.
En verdad, "Historia de Julia", el título de su autoría que Di Santi propone llevar a ejecución el próximo sábado, no es exclusivamente una obra de teatro. Ella lo define como un proyecto de interpretación de imágenes a partir de otras imágenes. La idea se inició hace dos años en sus propias pinturas (Di Santi es profesora superior de artes plásticas), y desde allí pasó al registro fotográfico, luego a la poesía, y finalmente al teatro y el video. Es decir, que la puesta en escena puramente teatral es sólo parte de un espectáculo más amplio, en que el público, primero, verá una representación en un escenario, y después pasará a completar su propio montaje a otra sala en que habrá una muestra de las disciplinas mencionadas.
¿Qué Cosa son las mujeres?
Virginia Di Santi gesticula y es exuberante en ademanes y gestos para explicar su proyecto. Además, últimamente tienen un dejo de bronca porque supones que no entienden o confunden su idea, aparentemente a partir de algunos rumores que provocó el preestreno parcial de su pieza, hace dos meses. Dice que lo suyo no tiene nada que ver con la pornografía, lo genital, ni siquiera "Play Boy".
Sucede que el tema de "Historia de Julia" es una pregunta que se las trae. ¿Qué es ser mujer? Sucede, también, que la puesta teatral (sólo una parte del espectáculo, incluye centralmente a dos mujeres desnudas, dos actrices platenses que aceptaron el riesgo. Una de ellas es una veterana luchadora del teatro local, Diana Fainstein, que a sus 38 años y con diez en las tablas independientes, en La Plata y Buenos Aires, declara que este proyecto le permite ensayar una síntesis de su tarea actoral, manejando distanciamientos y analogías con la realidad, para que el espectador pueda tener la posibilidad de verse reflejado en el escenario no sólo individualmente sino también socialmente.
Su compañera de rubro es Claudia Galván, actriz platense de 26 años, que dejó de asistir sin aviso al reportaje. Quizás no quiso hablar públicamente, en un medio, sobre el hecho del desnudo que sí se anima hacer sobre el escenario, como intérprete. La situación no es extraña: el desnudo siempre motiva otras curiosidades, generalmente ajenas a lo artístico.
La propuesta de Di Santi pasa por la idea de que la mujer descubre su sexualidad en diferentes etapas, de niña a ser adulto. Por eso, en su obra, un personaje hará el amor consigo mismo y después, en un proceso más complejo que el que aquí se reseña, a través del juego introducirá a una niña en una ceremonia iniciática. Frente al público, según la autora, se manejarán símbolos que le permitirán hacer sus propias conclusiones: niña y mujer, hija o madre, pasado y presente, lo cierto es que la conjetura pasa por el hecho de que la identidad femenina quizás tenga que ver con el espejo en el cual se mira la mujer, en su familia, en su pueblo, en su ciudad, a partir de lo cual construye su propio reconocimiento sexual.
Si bien esta tesitura psicológica no es novedosa, sí parece serlo entre nosotros la iniciativa de llevarla a cabo con ciertos toques de audacia. "creo que fuimos inocentes", dice Fainstein, y posiblemente se refiera a algunas repercusiones no previstas de su trabajo. Tal vez, sin saberlo, se refiera sólo a esa cuota de inconsciencia del eterno femenino, a mitad de camino entre el querer y no querer, sutilmente irresponsable sobre los efectos de la seducción. Por ese camino parece deambular también Di Santi, en su afán contradictorio -absolutamente femenino- de exhibirse y no querer reconocerlo, estudiadamente desatenta a lo que genera o puede generar en los demás. Lo suyo, seguramente, no ha de constituir una revolución en el adormilado espejo platense, pero no deja de ser una novedad. Quizás, sin darnos cuenta, algo haya cambiado en La Plata. De todos modos, parafraseando a Adorno, el filósofo alemán, hay que concluir que en el caso de los creadores los que son libertinos en su arte suelen ser también ascetas y puritanos en sus vidas. Algo que sin dudas, tranquilizará la conciencia de muchos vecinos.
Fuente: El Día (10/12/1989)
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Teatro en La Plata
Andar sin ropa
El de "Historia de Julia" no es el primer caso de desnudo intentado por el teatro serio platense, si bien es cierto que no es frecuente entre nosotros ni tiene un largo desarrollo hacia el pasado. Elencos porteños, en cambio, sí han representado numerosas veces en salas locales obras que incluían ese recurso. Muchas de esas piezas son verdaderos clásicos que, naturalmente, no llaman ya la atención ni suscitan la curiosidad por la cosa erótica. "La lección de anatomía" quizás sea el mejor ejemplo.
No obstante, hay que aclarar que el desnudo integral en escena, aún en Buenos Aires, no es algo que se haya manejado de manera absolutamente libre. Diez años atrás, los teatros de burlesque exigían algunas coberturas mínimas. En representaciones serias, el manejo fue mucho menos libérrimo. Basta recordar los sucesivos juicios y prohibiciones que sufrió "Doña Flor y sus dos maridos" por el desnudo de Adrián Ghio, o el suceso armado alrededor de la puesta de Emilio Alfaro para "La señorita de Tacna", que sirvió de base para la consagración de Camila Perissé, primero, y luego de Katya Alemann, por el simple hecho de acceder ambas a salir sin ropas.
Claro, todo esto antes de diciembre de 1983. Después de esa fecha, el recurso se multiplicó y dejó de despertar la curiosidad de público y medios. En La Plata, la memoria indica que uno de los primeros desnudos concretados en puestas en escena locales tuvo lugar para la época del Centenario. durante la última intendencia del gobierno militar. Fue en el teatro Rambla y con la obra "El Sr. Galíndez", de Tato Pavlovsky. El hecho pasó casi desapercibido, seguramente por las dimensiones pequeñas de dicha sala y por las duras características de la pieza, referida a la tortura política.
Tiempo después, en 1984, se representó en el Teatro del Barrio "Los cuatro vientos", de Elsa Hernández. Allí cuatro actrices una de ellas Diana Fainstein, trabajaron un desnudo parcial, básicamente el torso. La pieza tuvo buena repercusión en círculos iniciados, y para su época significó un gesto de saludable apertura. Posteriormente, hace unos dos años, se montó una obra de Federico García Lorca, con una interpretación muy libre, incluyendo en su desarrollo un desnudo femenino algo estático pero prolongado.
Como dato adicional, hay que aclarar que el desnudo masculino en la escena local ha sido aún más extraño, no recordándose tampoco ejemplos de desnudos colectivos, es decir, de hombres y mujeres.
Fuente: El Día (10/12/1989)
No obstante, hay que aclarar que el desnudo integral en escena, aún en Buenos Aires, no es algo que se haya manejado de manera absolutamente libre. Diez años atrás, los teatros de burlesque exigían algunas coberturas mínimas. En representaciones serias, el manejo fue mucho menos libérrimo. Basta recordar los sucesivos juicios y prohibiciones que sufrió "Doña Flor y sus dos maridos" por el desnudo de Adrián Ghio, o el suceso armado alrededor de la puesta de Emilio Alfaro para "La señorita de Tacna", que sirvió de base para la consagración de Camila Perissé, primero, y luego de Katya Alemann, por el simple hecho de acceder ambas a salir sin ropas.
Claro, todo esto antes de diciembre de 1983. Después de esa fecha, el recurso se multiplicó y dejó de despertar la curiosidad de público y medios. En La Plata, la memoria indica que uno de los primeros desnudos concretados en puestas en escena locales tuvo lugar para la época del Centenario. durante la última intendencia del gobierno militar. Fue en el teatro Rambla y con la obra "El Sr. Galíndez", de Tato Pavlovsky. El hecho pasó casi desapercibido, seguramente por las dimensiones pequeñas de dicha sala y por las duras características de la pieza, referida a la tortura política.
Tiempo después, en 1984, se representó en el Teatro del Barrio "Los cuatro vientos", de Elsa Hernández. Allí cuatro actrices una de ellas Diana Fainstein, trabajaron un desnudo parcial, básicamente el torso. La pieza tuvo buena repercusión en círculos iniciados, y para su época significó un gesto de saludable apertura. Posteriormente, hace unos dos años, se montó una obra de Federico García Lorca, con una interpretación muy libre, incluyendo en su desarrollo un desnudo femenino algo estático pero prolongado.
Como dato adicional, hay que aclarar que el desnudo masculino en la escena local ha sido aún más extraño, no recordándose tampoco ejemplos de desnudos colectivos, es decir, de hombres y mujeres.
Fuente: El Día (10/12/1989)
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