200 años , ciclo de telefilms unitarios. Primer episodio: "Mujeres elefante", con Carolina Fal, Celeste Cid, Lola Berthet, Mimí Ardú, Julieta Vallina, Jimena Anganuzzi y Stella Gallazzi. Escenografía: Nora Chirom. Producción: Silvina Müller. Producción general: Gustavo Villamagna. Guión y dirección: José María Muscari y Adrián Caetano. Dirección general del ciclo: Claudio Morgado, Alejandro Montalbán y Gabriel Reches. Por Canal 7, los martes, a las 22.
Nuestra opinión: bueno
Delirio, absurdo, vanguardia, experimentación, osadía. Cualquiera de estos términos (o, mejor aún, la combinación de todos ellos) sirve de ayuda para definir "Mujeres elefante" y, por extensión, lo que Canal 7 imagina y concibe alrededor de 200 años , un ciclo de telefilms en el que se manifiesta -a la luz de este debut- la voluntad de cruzar géneros, explorar los límites del lenguaje televisivo y romper deliberadamente con espacios, esquemas y lógicas narrativas a los que estamos acostumbrados.
La primera asociación entre José María Muscari y Adrián Caetano es, desde esta perspectiva, la convergencia entre lo más arriesgado del off teatral y el espíritu provocador de un audaz narrador que se anima tanto a Tumberos como al erotismo soft de la señal Playboy TV. El resultado del experimento mezcla alucinación con crítica social y pone en juego lo que algunos ya califican como "realismo expresionista". Algo que seguramente despertará el interés de esa franja de público habituada a las propuestas experimentales y muy audaces y a la vez causará alguna extrañeza en el resto de la audiencia de la emisora oficial, sobre todo aquella que no cuenta con otra opción televisiva y reside en áreas alejadas o distantes de los centros urbanos.
Lo que más desconcertará a quienes no están familiarizados sobre todo con los antecedentes teatrales de Muscari es la ruptura de la lógica narrativa tradicional, reemplazada en este caso por una superposición de distintos registros. Aquí no hay una historia en el sentido estricto del término y sí una realidad fragmentada y expuesta a fuertes y aparentemente arbitrarios saltos temporales. Los personajes, en tanto, son portavoces de impresiones y de estados de ánimo en vez de integrarse a una trama que evoluciona con alguna continuidad: de hecho, algunos roles son intercambiables y quedan drásticamente alterados en el desenlace.
Muscari y Caetano eligieron el escenario ficticio de una modesta fábrica de aluminio para mostrar cómo siete mujeres (seis trabajadoras y una suerte de jefa de personal) afrontan la discusión acerca de cómo liquidar horas extras adeudadas. Enfrentamientos personales, recelos, luchas de poder, falta de comunicación y distintos grados de angustia se ponen en juego mientras, en el exterior, el pequeño grupo queda dentro de la fábrica frente al avance devastador de una manada de elefantes que se adueñó de la ciudad.
Algunos hallarán en este irreverente y jugado planteo una mirada sobre ciertos aspectos de la psicología femenina en situaciones límite de permanente conflicto. Otros pondrán el acento en gestos, símbolos y alegorías de los que se podrían desprender interpretaciones políticas de visible actualidad en la Argentina. Y no faltarán quienes traten estérilmente de buscar algún equilibrio en medio de situaciones que en algunos momentos resultan incongruentes y en otros directamente caóticas e ininteligibles, hasta que un final de fuerte carga simbólica parece poner buena parte de las cosas en su lugar.
Lo visto en este debut no se agota en el notable trabajo de ambientación -desde la inmejorable escenografía de una auténtica fábrica recuperada- y en un lenguaje de exagerada procacidad. Quedan también ratificadas la destreza de Caetano para llevar adelante situaciones llenas de tensión en espacios opresivos y cerrados, el desparpajo con el que Muscari logra aliviar instancias de presión casi insoportable con su característico humor surrealista y el compromiso de todo el elenco, con las admirables Carolina Fal y Julieta Vallina a la cabeza.
Con este debut, los responsables de 200 años deben haberse sentido satisfechos: el ciclo, presentado en el reciente Festival de Cine Independiente, cumple desde el vamos con el espíritu audaz y el ánimo provocador que parece estar en su raíz. Con todo, si Canal 7 pretende recuperar en el mediano plazo su rico acervo en materia de ficción no debería quedarse sólo con un espacio abierto a la vanguardia, que encontraría en emisoras como Ciudad Abierta o el canal de cable I.Sat un espacio de difusión mucho más propicio. Es como si el Teatro Colón se redujera únicamente al trabajo de su valioso Centro de Experimentación o el San Martín descuidara, a diferencia de lo que realmente acontece, la vigencia de textos tan imperecederos como el de Un enemigo del pueblo .