viernes, 4 de marzo de 1994

Omar Sánchez y una Rosa de Cobre que se apresta a florecer como cada año

Uno de los trabajos del taller de La Rosa de Cobre, en este caso,
sobre una obra de Eduardo Pavlovsky

Junto a otros creadores platenses, abrió hace años un reducto de experimentación teatral que cada temporada da sus frutos; paralelamente dirigió espectáculos con los elencos oficiales, da clases en la Escuela de Teatro y fue distinguido a nivel nacional con el premio Coca Cola en las Artes y las Ciencias.

Omar Sánchez (37) nació en Tres Arroyos pero desarrolló toda su carrera teatral en La Plata. Está casado y tiene una hija de tres años, Bárbara, por la que babea sin timideces y de la que cuenta sus ocurrencias reconociendo que la pequeña lo ha dado vuelta totalmente y se lo ha puesto en el bolsillo. Pero además de padre orgulloso, este tipazo alto y flaco, con aspecto de Quijote rubio, es uno de los más lúcidos directores teatrales platenses y, esgrimiendo la imaginación y la creación como lanzas, ha derrotado en innumerables combates a los molinos de viento que a veces interponen sectores burocráticos o mediocres en la ruta de los creadores.

Casi con la democracia y junto a un puñado de investigadores de teatro, fundó La Rosa de Cobre, un reducto en donde además de trabajar en talleres, se han puesto recordados espectáculos y que pretende ser, mientras puede y lo dejan, un centro abierto a las más diversas expresiones de la cultura, desde la plástica al rock.

Dirigió, entre otras cosas, una versión libre de Fuenteovejuna, transformada en unipersonal e interpretada maravillosamente por Nora Onetto que les valió ser distinguidos por dirección, actuación y vestuario con el premio nacional Coca Cola en las Artes y las Ciencias. Dirigió a la Comedia Municipal en "Tragedia de una familia guaranga", con la que concurrió invitado a la muestra paralela del Festival de Córdoba que organizó el CELCIT y con la que ganó el concurso de propuestas del Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires, lo que le valió brindar allí el espectáculo.

También dirigió la Comedia Provincial, con una adaptación de la recordada obra de Pacheco, "El diablo en el conventillo", que llamó "Tristes diablos". Su última puesta fue otro unipersonal, en La Rosa de Cobre, "Memorias del coronel Aureliano Buendía" en 1993.

"Pero no fue todo. Hicimos con los alumnos del taller de La Rosa de Cobre un trabajo realmente interesante sobre "Las criadas" de Jean Genet, sobre una obra de Eduardo Pavlovsky y sobre otra del poeta español Rafael Alberti."

¿Para 1994? "Emprendí un trabajo con dos actores platenses que están ahora radicados en Buenos Aires, Juan Palomino y Javier Guereña y la idea es realizar algo en Buenos Aires. Estamos buscando material. Seguiré dando clases en la Escuela de Teatro de nuestra ciudad, algo que realmente me entusiasma porque la Escuela anda muy bien, en los talleres de la Rosa de Cobre. También pienso montar una obra con un grupo de La Plata, con los que también estoy buscando material.

LA BÚSQUEDA

El proceso creativo comienza en esa búsqueda que señala Omar Sánchez. "El otro día ví de nuevo "8 y medio", la película de Fellini y es tan maravillosa, tan redonda. Fellini muestra con una claridad absoluta los estados de confusión y creación del artista... Puede decirse que no existe una historia, sino un pretexto. Habría que analizar qué aporta el intelectual a la confusión o si ésta forma parte de él... "

"Cuando digo que busco un material, es un poco ese proceso. Porque uno ya está lleno de imágenes y al buscar ya comenzó la creación de alguna manera, ya se empezó a escribir la cuestión."

¿Es difícil encarar proyectos ahora en La Plata? "Estamos atravesando un momento muy crítico y difícil que obra como expulsor de los creadores. Nuestra ciudad asistirá, una vez más en su historia, a la emigración de artistas que no encuentran en el medio posibilidades de realización. No hay trabajo ni manera de hacer, por eso se van. Un poco se refleja ésto en lo que pasa con las dos comedias, la Municipal y la Provincial y la falta de subsidios para los grupos de trabajo. Pienso que esa situación es el reflejo de una política cultural."

"Aquí se forman buenos actores y buenos técnicos que luego deben partir a buscar oportunidades de trabajo."

"Hay otro elemento que debe tenerse en cuenta y que es que la misma sociedad genera en los jóvenes la urgencia del éxito, algo de lo que los actores no son ajenos, por cierto. Hoy tienen prisa por triunfar porque necesitan, de acuerdo a las normas sociales, del éxito urgente para poder ser. Incluso necesitan que esté asegurado el éxito antes de elaborar un producto. De esta manera se está desplazando a la obra de arte que de ser un objeto de conocimiento pasa a ser un buen de consumo."
L.P.
Fuente: El Día (04/03/1994)