Crece la estrategia de enriquecer el patrimonio con la adquisición de piezas con fondos propios o donaciones
Laura Casanovas
LA NACION
A través de compras, donaciones y programas específicos de adquisiciones, los principales museos de arte del país han intentado cumplir, en los últimos años, con una de sus misiones: incrementar su patrimonio.
Una de las buenas noticias culturales del último año fue la adquisición del impactante cuadro Pesadilla de los injustos, del artista argentino Antonio Berni, que el Museo Nacional de Bellas Artes compró por 1,9 millones de pesos. Desde hace dos años, luego de más de tres décadas, la centenaria institución tiene asignado un presupuesto específico para la compra de obras de arte.
"Con las ferias y festivales de arte y la profesionalización de los curadores, está volviendo a haber conciencia de la importancia del patrimonio y de que la cultura no es un gasto, sino una inversión", dijo Laura Buccellato, directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), quien recordó que hasta la década del 60 las instituciones tenían dinero para realizar compras, lo cual cambió con el quiebre institucional en 1966.
En los útimos cinco años, el Mamba, con la ayuda de la Subsecretaría de Patrimonio porteña y la Asociación de Amigos del museo, adquirió obras de Liliana Porter, Miguel Harte, Dino Bruzzone, además de recibir donaciones de artistas, aunque su sede de San Telmo permanece cerrada.
El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) abrió hace nueve años con 220 obras y ahora tiene 450, duplicación que se produjo, en primer lugar, por la compra y, en menor medida, por donaciones. Esta institución cuenta con un programa específico de adquisiciones de obras de arte contemporáneo, que cuenta con el aporte de la fundación ?de US$ 20.000 por año? y de la Asociación de Amigos del museo, que ha llegado a superar ese monto.
"En los últimos años, con el Malba y el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), entre otros, resurgió la posibilidad de armar programas de compras, lo que contribuye a revitalizar el mercado y a poner en la mesa la importancia de tener un programa de adquisiciones", dijo a La Nacion Marcelo Pacheco, curador en jefe del Malba.
Parte de esa dinamización proviene de propuestas como el programa Matching Funds de arteBA y la empresa Zurich, por el cual un grupo de museos cada año recibe una suma de dinero y, a la vez, se compromete a aportar otra cantidad equivalente para adquirir obras en la feria.
Los museos Castagnino y Macro, que cuentan con una misma dirección, vienen incorporando desde principios de esta década unas 90 obras por año, a través de distintas acciones como, por ejemplo, el Salón Nacional de Rosario y la búsqueda de empresas u otros socios para adquirir obras.
El Macro, que abrió en 2001, se conformó a partir de un conjunto de obras de artistas contemporáneos, que las donaron a cambio de un precio simbólico. Poco después, como recuerda hoy Fernando Farina, ex director del museo y actual curador de la colección, apareció el proyecto de la Fundación Antorchas, de armar una colección de arte contemporáneo para donar a un museo del interior, del cual formaron parte.
En cuanto a si los museos aceptan todo lo que se intenta donar, Oscar Smoljan, director del Museo de Bellas Artes de Neuquén, opinó ?al igual que las otras voces consultadas? que no. "Incorporo lo seguro y aquello que tiene interés para la conformación de la colección del museo", indicó Smoljan.
El museo que dirige también surgió en los primeros años de esta década y recibió varias donaciones de importantes artistas (León Ferrari, Raúl Lozza, Pablo Siquier, Luis Felipe Noé). La institución no cuenta con presupuesto propio para compras. "Todo museo debería tener un fondo para comprar obras e ir actualizando el patrimonio", consideró Smoljan. El acervo del museo de Neuquén está formado hasta el momento por 250 obras del patrimonio nacional, 70 que ingresaron por donación y tres, por el programa de arteBA.
El Museo Caraffa, de Córdoba, posee una pequeña partida conformada por fondos públicos y de la Asociación de Amigos, lo cual le permite comprar obras a muy bajo precio, por lo cual la institución suele pedirle al artista cuya obra le interesa su colaboración respecto al valor económico del trabajo.
- La colección del Museo de Arte de Tigre se formó a partir de la compra de obras en remates públicos con fondos del municipio. Entre las últimas adquisiciones hay obras de Eugenio Daneri, Raul Soldi y Juan Lascano. El Museo Sívori, que depende del gobierno porteño, adquiere principalmente obras nuevas a través del premio Manuel Belgrano. Y, en segundo lugar, a través de compras esporádicas por parte de la subsecretaría de patrimonio como sucedió hace dos años con la adquisición de unos cuadros de Juan Battle Planas y, en una gestión anterior, con una escultura de Alicia Penalba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario