domingo, 1 de noviembre de 2009

Toda Bahía Blanca rendida a sus pies

Ramiro Musotto

David forma parte del mega espectáculo "Ramiro vive", con el que Bahía Blanca homenajea a uno de sus hijos pródigo, a pesar de que Ramiro Musotto había nacido en La Plata. Su fallecimiento, el pasado 11 de septiembre sacudió al mundo entero y las muestras de afecto se repitieron en lugares tan disímiles como Francia, Finlandia, Brasil y Argentina.

“A pesar de que falleció a los 46 años, en un momento cumbre de su carrera y su productividad, se dio el gusto de tocar con todos los músicos, de haber recorrido el mundo, de haber amado y cultivado la amistad como pocos; y de algún modo de eso se trata el espectáculo, de ver de que modo Ramiro todavía vive”, comentó a Diagonales en un alto del último ensayo Guillermo David, amigo de Musotto y compañero de música en la adolescencia (en La Cumbre -entre los 16 y los 20 años-).

David forma parte del mega espectáculo "Ramiro vive", con el que Bahía Blanca homenajea a uno de sus hijos pródigo, a pesar de que Ramiro Musotto había nacido en La Plata. Su fallecimiento, el pasado 11 de septiembre sacudió al mundo entero y las muestras de afecto se repitieron en lugares tan disímiles como Francia, Finlandia, Brasil y Argentina.
"Ramiro vive", es entonces un tributo musical realizado por muchos de los músicos y amigos que compartieron con él distintas etapas de su carrera.

–¿Quiénes formarán parte de este tributo?

–Es un recital que hacemos todos los que tuvimos el enorme privilegio de tocar con él. Lo vamos a hacer en el Teatro Municipal donde en los últimos 6 años, él tocó siempre con su banda Sudaka.

–¿Qué particularidades tendrá el show?

–Es un espectáculo multimedia que va a consistir básicamente en proyecciones de video con pistas de él en vivo y con todos los músicos que alguna compartimos un escenario. Va a estar Pedro Giorlandini, que fue durante 10 años músico de él en Brasil; el Laucha Iencenella, que integró Mate, el primer grupo de Ramiro, un bajista extraordinario y productor; Néstor Iencenella; Mario Giménez, que es uno de nuestro maestros de música, percusión y de la vida, es un gran lonko mapuche. Y además, va a haber un grupo de percusionistas que vienen desde el sur y de acá de Bahía. El espectáculo lo va a cerrar una percusión inmensa como la que siempre hacíamos en esta época. También va a tocar el hermano de Ramiro, que es un gran guitarrista y hace más de 10 años que no toca en público.

Va a ser un espectáculo complejo, va a ser una fiesta, no concebimos esto en términos de tristeza.

–¿Qué fue Ramiro para ustedes?

–Ramiro fue para todos nosotros un maestro que nos dio mucha vida, nos enseñó no sólo la música, que era un elemento central y dominante sin dudas, sino en su modo de vivir la vida plenamente. En sus más de 20 años de carrera estuvo dando lecciones de vida a todos los que nos sentimos tocados con su ejemplo, y eso pasó en todo el mundo. En Grenoble, en el sur de Francia, que es como Bariloche, un lugar frío con pistas de esquí, armó una orquesta de berimbau que el día que él murió tocaron arriba de un cerro con sus berimbaus; en Finlandia pasó lo mismo y por su puesto en Brasil, donde en enero va a haber un mega espectáculo en homenaje a Ramiro, que lo está organizando Daniela Mercury junto con Carlinhos Brown.

–“Ramiro vive”…

–Le pusimos Ramiro vive, como las consignas políticas y queremos decir que por más que haya partido está muy presente en todos nosotros. Su música tiene de una autoridad formidable, Gilberto Gil decía que él había formateado la música brasilera, porque fue el que introdujo la programación en computadora y fue el que transformó un instrumento muy tradicional como es el berimbau, en un instrumento de alto rendimiento musical. Él reinventó con la tecnología un berimbau novedoso, lo programaba y lo tocaba haciendo melodías y armonías.

–Era muy inquieto musicalmente…

–En su primer disco Sudaka, que fue hecho en Brasil, Francia, Esados Unidos y Argentina, aparecen desde el Gato Barbieri hasta unos cantores niños de la Amazonía, que él los había escuchado y lo habían fascinado porque cantaban unas cifras imposibles absolutamente imposibles de ser reducidas en un canon occidental, les pidió permiso, los grabó, los incorporó y volvió a la Amazonía a mostrarles lo que había grabado, ese tipo de cosas hacía Ramiro.

Este domingo 1 de noviembre, desde las 20, Bahía Blanca se vestirá de fiesta para recordar a un músico, que hizo culto de la amistad. "Era formidable como persona, un carisma impresionante que era capaz como hizo una vez de venir de Grenoble a Salvador, de ahí a Buenos Aires, hasta llegar a Bahía Blanca a comer un asado, estuvo 10 horas y se fue”.

Fuente: Diagonales

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