martes, 31 de diciembre de 2002

Cuerpos A banderados

Ya en el mismo título de Cuerpos A banderados se pone de manifiesto la yuxtaposición de lo natural de los cuerpos con lo forzado de la historia, a la que aluden las banderas. Éstas, rodeando el cuerpo muerto de Oli, son la marca de lo político sobre los cuerpos; la historia natural adopta la forma de una extraña alegoría. Toda la obra gira en torno a estas marcas, aunque nadie las haya podido ver directamente, porque en este lugar perdido los cadáveres desaparecen. En esta alegoría de otros lugares históricos más reales, como la propia Argentina, no se agota sin embargo el sentido de una obra que reflexiona sobre la voluntad de seguir adelante en contra de ese extraño impulso a la detención que preside todo el escenario.


Los emprendimientos de las dos hermanas son observados atentamente por Amina. El tono con el que ésta habla y la distancia desde la que observa lo que está ocurriendo la sitúan en otro nivel: por un lado, pertenece a la historia, erigiéndose en una suerte de maestra de ceremonias, pero, por otro, su “enraizamiento” —como se dice en la acotación inicial— en el lugar, su escasa movilidad, sus continuas reflexiones sobre temas de la naturaleza, incluido el funcionamiento del lenguaje, que se trata de naturalizar, sus juegos de palabras y, ligado a todo esto, su mirada desde fuera de la trama, pero por ello todavía más dentro de ésta, como una parte natural de esa misma historia, le confiere un componente instintivo y lúdico a la vez, que hace pensar en esa paradójica naturaleza de la historia, guiada por un perverso instinto de crueldad, que le lleva a torturar las ratas hasta ahogarlas en una pecera. Ya al comienzo de la obra Amina insiste en la conveniencia de que las cosas sean naturales, aunque su insistencia en lo natural no deja de subrayar un inquietante artificio, lo inhumano de esa otra naturaleza —de la historia—:

Cuidas los dientes para conservarlos naturales. Se debe poner el esfuerzo en las cosas duraderas. Eso trae beneficios… rinde. El pelo, los dientes, las uñas no mueren. Ley de sobrevivencia celular. Creo que el semen tampoco. Naturalidad.

Amina se refiere a una naturalidad que está unida a lo duradero, lo que no cambia, lo que es siempre igual, pero también, como dirá a menudo, a una Ley de Rendimiento, una ley que aplica al propio lenguaje, dando prioridad a los nombres bíblicos que parecen estar en la historia desde siempre, como Ravino, Mateo o Poncio. La Cooperativa donde se desarrolla la acción de Cuerpos es un espacio gobernado por esta idea de la rentabilidad, presentada también como una siniestra tendencia natural de la historia.


Al final de Cuerpos Ángeles defiende a toda costa su intención de hacer algo con su hermana, "hacer algo juntas", algo que las perpetúe, que deje rastro de ellas, de su amor recién descubierto, y para ello alude a la Ley de sobrevivencia expuesta por Amina. En contraste con lo efímero de lo histórico, que afecta necesariamente a la realidad escénica en su continuo estar-transcurriendo, lo natural es lo que siempre vuelve a repetirse, lo que siempre está muriendo, pero también naciendo, volviendo a ser. Frente a la arbitrariedad de la historia, la naturaleza apunta a una suerte de orden ciego que gobierna todas las cosas, las humanas y las que están más allá de lo humano, un orden que se proyecta sobre esta Historia naturalizada.


Como ocurre con la representación (de la historia), la naturaleza se hace más visible al ser llevada al límite; entonces se hace presente en toda su potencia, una potencia extraña que atraviesa al ser humano, pero también amenaza con disolverle; le constituye al tiempo que le destruye. La naturaleza se convierte en imagen paradójica de una historia teñida de igual modo por lo inhumano. A menudo esta naturaleza se rescata desde los espacios de lo abyecto, aquello que ha sido excluido del campo cultural más visible, justamente como un requisito que permite la construcción de los sujetos y los discursos sobre los que se van a levantar las estrategias de poder que articulan la historia. Proyectando ese oscuro plano interior del sujeto hacia el plano colectivo, las numerosas referencias a elementos escatológicos iluminan un espacio marginal, con un enorme efecto de realidad, desde el que arrojar una mirada transversal a la Historia.


Aurora encarece el sacrificio hecho por su hermana al desprenderse del cuerpo de Oli, que era la prueba, la verdad de una historia, el centro (real) que da sentido a una trama, la de su propia vida. Los términos que utiliza para explicar la importancia que este cuerpo debía tener para ella, un hecho necesariamente histórico resultado de un asesinato, resultan muy significativos, porque apuntan a un imaginario profundamente natural, vinculado a la posesión de un origen, no ya solo histórico: el cuerpo de Oli sería "el elemento unitivo, asociativo, lo más intrínseco a tu ser; el fondo de la trama; el secreto de tu telaraña; la baba hilante y espesa que va tejiendo la crisálida delicada de tu espiral; el festón tegumentoso del embrión…". Más adelante la misma Aurora califica las proposiciones de su hermana como una "carrera de degradación, de decreciente descascaramiento", lo que permite pensar la trama en términos de descomposición natural, como si no fuera solamente la materia orgánica de los cuerpos la que inevitablemente termina pudriéndose, sino también la misma Historia (de Argentina) como terrible maquinaria de represión y representación.


Ángeles apela a su condición natural de mujer para llevar a cabo sus planes de seducción de víctimas. Éstas deben prestar sus cuerpos con el fin de hacerles las correspondientes marcas y fotografiarlas, de modo que quede constancia de la realidad; pero finalmente es la propia Amina la que dirige, según el estricto ordenamiento (escénico) con el que debe funcionar todo en la Cooperativa, la escena final en la que Ángeles y Aurora orinan cada una en un tarro a fin de descomprimir la uretra y preparar el óvulo para recibir el semen extraído del cuerpo muerto de Oli; en otras palabras, el intento desesperado de hacer algo juntas, un gesto de amor del que quede huella, termina siendo guiado con inquietante precisión por Amina, encarnación de una pasión natural por la historia como ejercicio de ordenación, es decir, de poder, pero en un sentido también biológico que se va acentuando hasta llegar a esta escena final.

(Extraído de Beatriz Catani, Acercamientos a lo real. Textos y escenarios, edición y estudios Óscar Cornago, Buenos Aires, Ediciones al Sur, 2007.)

Ficha Técnica:

Beatriz Catani Dirección Dramaturgia

Actuación: Victoria González Albertalli, Rosario Berman, Susana Tale, Blas Arrese Igor
Iluminación: Alfredo Núñez
Escenografía: Cuerpos A banderados
Asistencia: Patricia Ríos, Tania Coletti, Diana Amiama, Magdalena Arau
Subsidio a la creación artística de la Fundación Antorchas (1998)

Presencia en festivales: Festival Wiener Festwochen (Viena, 2001), Porto Alegre Em Cena (2001), Festival Internacional de Buenos Aires (2001), Festival Theater der Welt (Colonia, Bonn, Duisburg, Dusserldorf, 2002)

Fuente: http://artesescenicas.uclm.es

jueves, 19 de diciembre de 2002

Se estrena "Burkina Faso", una obra sobre estos tiempos difíciles

El próximo sábado a las 22.30 en el Centro Cultural "Viejo Almacén El obrero", 13 y 71, se estrenará una obra del director y escritor platense Daniel Dalmaroni. Se trata de "Burkina Faso", que será presentada por el Grupo Barataria, con la dirección de Nina Rapp y las actuaciones de Omar Musa y Susana Perdichizzi.
Dalmaroni ha dirigido más de veinte obras teatrales y en el último año y medio ha puesto en escena en nuestra ciudad "Jugando con el General", de César Genovesi, para la Comedia de la Provincia de Buenos Aires; "Cumbia, morena,cumbia", de Mauricio Kartun, y "Los corderos", de Daniel Veronese, con el grupo La Gotera. Por otra parte, en forma paralela al estreno de "Burkina Faso" en La Plata, comenzaron los ensayos de otra de sus obras, "New York", que se estrenará en el mes de marzo en un teatro céntrico de capital federal bajo la dirección de Villanueva Cosse y con las actuaciones de Jorge Suárez, Juan Palomino, María José Gabín y María Figueras.
"Burkina Faso es un país africano de una pobreza enorme, cuyo nombre significa, paradójicamente, 'Tierra de esperanza'. El título de la obra tiene que ver con el punto de miseria al que arriban los protagonistas", cuenta Dalmaroni, quien prefiere no adelantar mucho de la trama porque teme que le reste sorpresa a la obra que transcurre en un barrio consolidado de la zona Sur del Gran Buenos Aires. "Se puede decir que es una especie de 'comedia negra' y que la situación en que se encuentran los personajes los lleva a tomar una drástica decisión que será el motor de la historia", señala.
La escenografía en la puesta que se estrenará el sábado estará a cargo de Julieta Sargentoni y Valeria González; el vestuario, de Julieta Sargentoni, las luces, de Gustavo De Marco; y la música, de Nina Rapp.
Respecto a la obra que se ha comenzado a ensayar en Buenos Aires, "New York", Dalmaroni adelantó que "se trata también de una comedia. En este caso se muestran ciertas formas de relacionarse que tiene la familia argentina actual y las dificultades que plantea el lenguaje oral en la comunicación".
Con relación a esta puesta cabe destacar la jerarquía de sus responsables. Villanueva Cosse viene de dirigir con éxito en el Teatro San Martín "La venganza de Don Mendo", donde también protagonizó Palomino, a quien podrá verse en unos días en "Soy Gitano", la nueva producción de Pol-ka. Jorge Suárez, aquel actor que brillara en "Mein Kamp", junto a Alejandro Urdampilleta en el San Martín, recientemente recibió elogios y varios premios por su último trabajo en "La Bernard", bajo la dirección de Eduardo Gondell. Por su parte, María José Gabín, además de estar realizando un trabajo televisivo destacado, es recordada con placer como una de las integrantes de las "Gambas al Ajillo". María Figueras, una joven actriz, se destacó últimamente en trabajos en teatro entre los que cabe mencionar su participación en "Teatro por la identidad".
Consultado sobre el panorama de autores argentinos en el teatro, Dalmaroni se define claramente: "Prefiero aquellos autores que recuperan lo mejor de la tradición teatral argentina: lo popular. Los hay muchos. Respeto a aquellos talentosos y creativos autores o autores/directores que a través de coproducciones con otros países, construyen muy buenas obras, pensadas para otros públicos, no el argentino. Los respeto pero no me interesan, personalmente, esas búsquedas. Mucho menos aquellas que toman al actor como objeto, como un elemento más dentro del teatro, aquellos que se enorgullecen cuando les dicen que sus actores 'no actúan'. No me interesan los trabajos de "eurófilos", pensados para festivales, subsidios y coproducciones extranjeras. Y me preocupa el 'pensamiento único' de ciertos críticos teatrales que en sus medios pontifican estas búsquedas como si fueran, sólo ellas, únicamente ellas, las que construyen el teatro argentino".

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©2009 Diario El Día - La Plata, Buenos Aires, Argentina

martes, 10 de diciembre de 2002

“Soy un genio que cree en conciliar disciplinas”

A sus 44 años, Jan Fabre es un controvertido creador que despierta tanta admiración como rechazo. Su trabajo no se circunscribe a la escena, sus pinturas, esculturas e instalaciones multimedia son muy apreciadas; también escribe e incluso tiene su propia revista, ‘Janus’. Es autor de un universo tan peculiar como fácilmente reconocible, habitado por animales, especialmente escarabajos, y cuerpos humanos que destilan sus propios fluidos. Un mundo que el público español podrá descubrir, del 17 al 19 de octubre, en el teatro Liceo de Salamanca, donde estrena Loros y cobayas, un espectáculo de diez actores y bailarines en el que indaga sobre el valor del alma de los animales y de los hombres.

De origen belga, Jan Fabre es uno de los creadores escénicos europeos de más impacto de los últimos tiempos, aunque hace un par de años todavía se la adscribía a la vanguardia más radical. En nuestro país ha actuado un par de veces, en Madrid y Sitges. Ahora, el consorcio Salamanca 2002 ha coproducido Loros y cobayas, un espectáculo que sitúa la acción en un laboratorio donde el hombre busca su sensorialidad perdida a través de los animales. Cuenta con compañía propia, Troubleyn, afincada en Antwerp (Bélgica), donde reside.

–¿Qué ideas inspiraron Loros y Cobayas?

–Fueron un par de ideas iniciales que tuve durante el working process de mi segunda pieza de teatro, en 1982. Tuve que enseñar a decir a dos loros la frase “esto es teatro tal y como se espera ser visto”, además del año y mi nombre. Yo repetía estas frases todos los días durante tres meses y al final ellos solo decían: “esto es teatro”, así que me sentí más loro que ellos. El loro es el símbolo de la repetición y resulta un comentador irónico. Una segunda fuente de inspiración fue Wetskamer (Lawchamber), una instalación que ideé en 1978. Era una habitación llena de jarras de vidrio que contenían muñecas, animales e insectos, según mi propia sistema de clasificación basado en las relaciones entre biología, sociología y entomología. Una tercera fuente fue Konrad Lorenz, uno de los primeros etiólogos que iniciaron las investigaciones sobre la conducta de los animales y sus rituales comparándolas con la de los humanos. Una de las preguntas principales durante el working process fue la de preguntarme quién era una cobaya. ¿Son los animales cobayas de los humanos o son los humanos cobayas de los animales?

Ver, oler y sentir

–Entonces, ¿qué vamos a ver en este espectáculo?

–No tanto al hombre como un animal enfermo sino a la enfermedad como herramienta para profundizar entre las relaciones entre animales y humanos. Se verá, olerá y sentirá un inteligente y vital reparto de diez actores y bailarines que investigan sobre la ceremonia de los instintos y el circo de las emociones. ¿Domesticó el hombre salvaje al loro o fue el loro salvaje quién domesticó al hombre? Se verán animales enormes de peluche, como el oso Franklin Rooselvelt intentando encubrir las reacciones en torno a la pasión del hombre por la caza del oso. Juguetes, osos de peluche, se convierten en vendas para las heridas que los adultos han provocado.

–Los animales inspiran su trabajo, especialmente los escarabajos. ¿Por qué los encuentra tan fascinantes? ¿Son los animales más humanos que los hombres?

–Las personas son hermosos animales y los animales son hermosas personas. A veces parece como si cada animal escondiera un ser humano que se está riendo como nosotros. Todo mi trabajo, tanto mis instalaciones y pinturas como mi teatro está inspirado por la metamorfosis. Las transiciones, el estar constantemente en un estado de cambio. Insectos y escarabajos representan los ordenadores más antiguos del mundo, son pequeños y hermosos monstruos llenos de información. Insectos y particularmente escarabajos son en muchas culturas el puente entre la vida y la muerte. La muerte no como un campo de energía negativa, sino positiva.

–¿Cómo despertó su interés por la entomología?

–Como cada chaval quitándole las patas a una araña y viendo cómo andaba primero con siete patas, luego con seis, cinco, etcétera. Asombrándome y maravillándome con el mecanismo de la vida. Cuando era estudiante de la Escuela Real de Artes Visuales de Antwerp el estudio del arte flamenco clásico provocó mi interés por el valor simbólico de los insectos. En el mismo periodo descubrí el trabajo del entomólogo francés Jean Henri Fabre, quien me descubrió la poesía en la naturaleza, en la literatura y en el arte.

El cuerpo como laboratorio

–Su otro gran foco de interés es el cuerpo humano, que ha centrado su trabajo en los últimos 20 años. ¿En qué sentido han cambiado sus ideas sobre el cuerpo en este tiempo?

–Entiendo el cuerpo como un laboratorio, a veces mecánico, otras mental, otras químico. El cuerpo es un extraño instrumento, me levanto con él, ando con él, y me voy a la cama con él. Por estas razones este extraño instrumento plantea un montón de preguntas e indagaciones. En los últimos veinte años, tanto en mi arte como en el teatro, he investigado el aspecto físico, erótico y espiritual del cuerpo en sus diferentes maneras. En Loros y cobayas intento indagar en el aspecto animista del cuerpo: dar al alma del animal y del hombre el mismo valor, y desde un único punto de vista moral.

–¿Cómo define su trabajo: arte, performance, teatro, danza? ¿Cuáles son sus ideas sobre el arte?

–En primer lugar, me considero un siervo de la belleza. Una idea siempre exige el soporte adecuado. A veces, una idea exige un texto nuevo, otras una escultura. Segundo, soy un genio que cree en la “conciliación” (él emplea el término ‘consilience’). La “conciliación” se da cuando coinciden cosas procedente de diferentes disciplinas basadas en la experiencia, los hechos o la teoría. Usando el concepto de “conciliación” se encuentran nuevas interpretaciones y se gana en conocimiento. El arte es como una mariposa, muy vulnerable, y por esta razón siempre hay que defenderlo y hacer un esfuerzo para darle el espacio y el tiempo adecuado. Creo en el arte pero sobre todo en la belleza. La belleza es el color de la libertad, la belleza es generosa, nunca cínica.

–Hace dos años estrenó en Aviñón Je suis sang, en el que la sangre era la protagonista. El pasado año representó Sanguis/Mantis, en la que utilizaba su propia sangre. ¿Qué influencia tiene de los accionistas vieneses, como Nitsch o Muelh? Emplear el cuerpo como herramienta artística ¿no tiene un límite?

–Conozco el trabajo de los accionistas vieneses muy bien pero ellos no han influenciado mi trabajo. La influencia más destacada viene de las pinturas de los flamencos primitivos. Por ejemplo, los retratos y crucifixiones de Cristo. En la Historia del Arte encontramos los mejores y más grandes ejemplos del body art. La sangre en estas pinturas es tan poderosas que siento como si se metiera bajo mi piel. Y por supuesto que la sangre es uno de los líquidos corporales más importantes. Es una de las razones por las que dibujo y escribo con mi propia sangre. En Loros y cobayas los líquidos corporales son un importante elemento de la performance.

–Usted ha trabajado con coreógrafos como Forsythe, escritores como John Berger, con los filósofos alemanes Dietmar Kamper y Peter Sloterdijk o el artista ruso Ilya Kabakov ¿de qué dependen sus colaboraciones?

–Del respeto, la amistad y la “conciliación”.

–Y ahora, ¿que prepara?

–Durante los últimos meses he estado poniendo al día Loros y cobayas. En las últimas tres semanas he estado trabajando por la noche en la exposición que me hace el Museo de Arte Contemporáneo de Gante. Su título es Enjoy to give assistance to life (Disfruta para darle seguridad a la vida). Se trata de un selección de películas y dibujos realizados en los últimos 20 años, del periodo que va de 1978 al 2002.

Liz PERALES