Directamente desde el vagón del metro que la llevaba de vuelta a su casa tras un día de trabajo más que especial, Ludmila Pagliero confirmó la noticia: "Ya está decidido y es oficial: acabo de convertirme en primera bailarina de la Opera de París", decía por teléfono, y se echaba a reír de felicidad. Es que la argentina, que desde 2003 integra la prestigiosa compañía que dirige Brigitte Lefévre, se quedó ayer con el único puesto de principal, por el que concursaron ocho solistas de la casa.
Las variaciones de Other dances , de Jerome Robbins, y Carmen , con coreografía de Roland Petit, serán a partir de ahora inolvidables para Pagliero; dos creaciones que le dieron la posibilidad de demostrar su crecimiento reciente. Porque en el Ballet de la Opera de París, para que sus artistas asciendan, se realiza anualmente una audición interna de promoción. Se trata de una prueba fuerte, psicológicamente difícil, pero que mantiene al bailarín permanentemente estimulado. "Estoy sorprendida, pero mi trabajo de todos los días era para llegar a esto, para bailar los roles más interesantes. El puesto de primera bailarina implica estar en camino hacia un futuro como etoile . Y creo que por eso estaban buscando, más que la técnica, que es importante, la interpretación, la madurez artística."
Alumna de Olga Ferri, Ludmila Pagliero se formó en el Teatro Colón. A los 16 años dejó Buenos Aires para sumarse al Ballet de Santiago de Chile. Tras su primera experiencia internacional, obtuvo la medalla de plata de la Competencia de Ballet de Nueva York, lo que le valió un contrato de un año con el American Ballet Theatre, que rechazó por otro de tres meses en la Opera de París. Una decisión que, en días como el de ayer, parece más que acertada.
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