El gigante de calle 50
Podría haber estado terminado mucho antes, pero un voraz incendio retrasó la construcción durante algunos años. El Pasaje Dardo Rocha, monumental edificio ubicado en la manzana que va de calle 6 a 7 y de 49 a 50 comenzó a levantarse en 1883, apenas un año después de la fundación de nuestra ciudad.
El destino que tenía era el de convertirse en la estación ferroviaria “19 de Noviembre”. Como consecuencia del fuego -que, según cuenta la historia, fue apagado con ayuda de los vecinos en un combate dirigido por el ingeniero Pedro Benoit-, la inauguración tuvo que esperar hasta agosto de 1887. Como contrapartida, el incendio fue el puntapié inicial para la formación del primer Cuartel de Bomberos.
Hasta 1906, el Pasaje funcionó como estación de trenes y, cuando en ese año se decidió trasladarla a 1 y 44 (debido al crecimiento de la ciudad), el imponente edificio de calle 50 quedó vacío. Y, lejos de ser un episodio temporario, permaneció sin una función específica hasta 1926.
Ese año, el gobernador Luis Monteverde decidió remodelar el edificio para convertirlo en un centro cultural, y para la tarea contrató al ingeniero italiano Francesco Pinarolli, que se encargó del diseño final. La dirección de Arquitectura del ministerio de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires tuvo a su cargo la remodelación y exposiciones industriales, galerías pictóricas, obras del Museo Provincial de Bellas Artes, conciertos, festivales y hasta partidas de ajedrez.
Sería recién en 1930 que adoptaría el nombre con el que se lo conoce hasta ahora, dado que, hasta ese momento, se llamaba “Pasaje Monteverde”.
A partir de ese momento, el Pasaje fue sede provisoria de muchos y variados organismos, entre ellos el ministerio de Acción Social, la dirección de Telégrafos, la Asesoría Letrada, el ministerio de Trabajo y el Archivo Histórico de la Provincia. En 1944 se estableció el Correo, hasta que se trasladó a su nueva sede. Al quedar nuevamente vacío, el Pasaje fue ocupado para que cumpliera de manera alternada aquellas funciones para las que fue remodelado en 1928, cuando adquirió su aspecto de palacio francés.
En 1994 le llegó un importante reconocimiento, al ser incluido en el patrimonio municipal y, con la realización de importantes obras de restauración y equipamiento, se convirtió en un gran centro cultural.
Fuente: Hoy
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