viernes, 24 de abril de 2009

La generación dispersa

TEATRO: "MI VIDA DESPUES"
Un destacado compromiso de los actores en una puesta dinámica que concluye el ciclo Biodrama.

Por: Juan José Santillán

Mi vida después es el cierre del ciclo Biodrama. Espectáculo con testimonios de seis actores: Carla Crespo, Vanina Falco, Blas Arrese Igor, Mariano Speratti, Pablo Lugones y Liza Casullo. La obra -dirigida por Lola Arias- conjuga una implosión de relatos biográficos en un abordaje cool-ágil-entretenido de la memoria, que remarca cierta fragilidad del devenir escénico como acontecimiento fundante. Cada actor, aparentemente sesgado del componente ficcional, irradia un estado evocativo saturado de procedimientos teatrales que reconstruyen su "vida". Y en esa zona fronteriza, entre el documento y la representación, se plantea el lenguaje actoral de la obra.

Lo real aparece cuando las categorías tambalean, señaló Robbe Grillet y quizás sirva para acompañar un recorrido posible por Mi vida después. La contundencia de este espectáculo la brinda, indudablemente, el alto compromiso de los actores en la inmersión, entrega y desarrollo de sus materiales; no los procedimientos que estructuran el montaje que son, al fin y al cabo, un rosario de referencias transitadas. Video-proyecciones y música en vivo; texturas sonoras ejecutadas por los actores y un montaje aleatorio, cargado de recursos que resaltan la dinámica elegida para ponerlos en escena.

El detalle de estos relatos, como los de cualquier vida atravesada de fracturas y silencios, tienen un peso intrínseco. Incuestionable. Fueron inteligentemente elegidos y trazan un recorte de la década del '70 a través de los intérpretes, que nacieron entre 1972 y 1983. Fragmentos de esas vidas atravesadas por la tragedia, barren cualquier procedimiento teatral. Y la puesta en escena, más allá de la cruda exposición, responde con una vuelta a la infancia de los actores.

Mi vida después, apunta a la reconstrucción. "Cada actor hace una Remake de escenas del pasado para entender el futuro", diagnostica, en el programa de mano, la directora. Y pensar el futuro desemboca, entre otras cosas, en proyectar una hipotética muerte de los actores mientras le disparan, en escena, con una pistolita agua en la cara.

La zona más intensa de la obra son los testimonios en sí. Carla Crespo lee una carta escrita por su padre, militante del ERP, antes del trágico copamiento del regimiento de Monte Chingolo. Vanina Falco, el juicio contra su padre, apropiador de menores en la dictadura. Arrese Igor narra la historia de su padre, un sacerdote que abandonó los votos para casarse y tener seis hijos. Mariano Speratti cuenta detalles sobre su padre, periodista de automovilismo y militante de la JP. Liza Cazzullo -donde aparece con mayor nitidez la representación de la "madre"- habla acerca del exilio de sus padres en México. Pablo Lugones, por último, teje la historia de una rama ignota de ese apellido ilustre.

Entre ropas y sillas viejas, los actores saltan, juegan al rock; se filman con sus objetos más preciados y estallan lúdicamente en algo que les pertenece.

Fuente: Clarín


No hay comentarios: