BUENOS AIRES
Grimau y Furriel vuelven a estar bajo la dirección de Eva Halac (antes, en Un guapo del 900, que se hizo en gira, en espacios públicos). "Cuando supe que Kive Staiff (director del Complejo Teatral de Buenos Aires) quería hacer El reñidero, le dije que me interesaba dirigirla", contó Eva a Clarín.
Hija del escritor Ricardo Halac, la directora tuvo el privilegio de estar cerca en su infancia de grandes figuras de la escena nacional. "Sergio (De Cecco) era amigo de mi familia, nos visitaba", recuerda. "Y a mí me gustaba la idea de participar del desafío de dirigir una obra suya", agrega. El hecho de haber conocido personalmente al autor no es un dato menor. "Sé que a él no le gustaba la solemnidad. Lo conocí en su faceta más divertida de titiritero y de director de radioteatro", repasa. "Incluso hay una primera versión de El reñidero para radioteatro", acota.
¿Qué más te aporta haber conocido a De Cecco?
Sé que amaba las artes populares, el circo criollo. Creo que conozco al público al que el material estaba destinado originalmente y cómo le hubiera gustado al autor que se llevara a escena su obra.
¿Cómo es ese público?
Muy amplio, abarca todo el espectro social. No escribía para un público sólo de entendidos.
El reñidero, sin dudas, es un clásico. "Hacer un clásico nacional siempre es revelador, aparecen interrogantes que no están resueltos", asegura Eva. "La idea fue volverla cotidiana y darle naturalidad a un texto que es literario y tremendamente poético", sintetiza.
Hija del escritor Ricardo Halac, la directora tuvo el privilegio de estar cerca en su infancia de grandes figuras de la escena nacional. "Sergio (De Cecco) era amigo de mi familia, nos visitaba", recuerda. "Y a mí me gustaba la idea de participar del desafío de dirigir una obra suya", agrega. El hecho de haber conocido personalmente al autor no es un dato menor. "Sé que a él no le gustaba la solemnidad. Lo conocí en su faceta más divertida de titiritero y de director de radioteatro", repasa. "Incluso hay una primera versión de El reñidero para radioteatro", acota.
¿Qué más te aporta haber conocido a De Cecco?
Sé que amaba las artes populares, el circo criollo. Creo que conozco al público al que el material estaba destinado originalmente y cómo le hubiera gustado al autor que se llevara a escena su obra.
¿Cómo es ese público?
Muy amplio, abarca todo el espectro social. No escribía para un público sólo de entendidos.
El reñidero, sin dudas, es un clásico. "Hacer un clásico nacional siempre es revelador, aparecen interrogantes que no están resueltos", asegura Eva. "La idea fue volverla cotidiana y darle naturalidad a un texto que es literario y tremendamente poético", sintetiza.
Una forma de volver
Bajo el nombre de Amadeo Salazar firmó más de 80 novelas radiales y El gran deschave fue su obra más popular. En 1980, antes de Teatro Abierto, cuando los autores argentinos padecían de cierto olvido organizado, cambió la máquina de escribir por la balanza de una fiambrería. "Ayer corté 200 de bondiola y no faltaba ni sobraba nada. Me sentí como en un estreno", bromeaba, acodado al mostrador. En 1986, agobiado de amores, se pegó un balazo. Una nueva puesta de El reñidero permite el reencuentro con un dramaturgo de lujo.
Camilo Sánchez - csanchez@clarin.com
Fuente: Diario Clarín
Camilo Sánchez - csanchez@clarin.com
Fuente: Diario Clarín
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