PETRIELLA Y BIANCHI ENTUSIASTAS CON UN PROYECTO QUE DIRIGE LUCIANO SUARDI. SE VERA DESDE HOY EN EL REGINA.
TEATRO: ENTREVISTA A MARTA BIANCHI Y MELINA PETRIELLA
Serán la madre y la hija de "Raíces", obra de Arnold Wesker que cuestiona ideas sobre la identidad cultural.
Por: Eduardo Slusarczuk
El escritor británico Arnold Wesker redactó Raíces, la tercera de las 44 obras de teatro que lleva escritas, cuando tenía 25 años. En el texto, reflejó el contraste entre la sociedad casi iletrada, de la campiña inglesa, con la efervescencia cultural, intelectual y política londinense. En ese marco, sucede el regreso de Beatie Bryant, la hija menor de una familia de campesinos, a su hogar, tras vivir tres años en Londres, donde se enamoró de Ronnie, un obrero de ideas socialistas, que la introdujo en un mundo nuevo. A 50 años de su estreno, esta noche la obra vuelve a ocupar un lugar en la atiborrada cartelera porteña. Poco más de cuatro décadas después de la versión que, con Alejandra Boero y Héctor Alterio entre sus protagonistas, permaneció tres años en cartel.
Y aunque hay quien no cree en las casualidades, la puesta que sube hoy al escenario del Teatro Regina tiene en el rol protagónico a Melina Petriella, quien se formó como actriz en la escuela de Alejandra Boero. "Alguna vez me tocó prepararla para una muestra, y me cautivó", cuenta la actriz, en la previa del preestreno. "Me gusta mucho el teatro de texto. Y en este caso, lo que dice la obra me parece muy interesante", dice.
A su lado Marta Bianchi, quien será la mamá de la Beatie Bryant que interpreta Petriella, refuerza la idea de la plena vigencia de la creación de Wesker. "Es una obra que tiene un conflicto universal y atemporal. El conflicto radica en las diferencias entre la gente que recibe educación y la gente a la que, por carecer de ella, le faltan herramientas, los puentes para salir de la situación en la que vive de manera conformista, evitando cualquier cambio que ponga en riesgo esa comodidad", explica.
Sin embargo, a la vigencia no implica que la mirada de la nueva puesta, dirigida por Luciano Suardi -también discípulo de Alejandra Boero-, coincida con la anterior. "Recuerdo que cuando la vimos, en esa época, tenía otras connotaciones. Nos maravillaba el descubrimiento del socialismo. En cambio, ahora, la puesta está centrada en otras cuestiones. En la transformación del personaje, el autodescubrimiento", señala Bianchi. "En la familia. En el vínculo de esa chica con sus padres", agrega Petriella.
La joven actriz, además, destaca la posibilidad que le brinda la pieza de experimentar una transformación en su personaje a medida que el texto de la obra transcurre. "Lo fantástico de esta experiencia, lo que me resulta interesante y jugoso es tener un personaje que, además de ser el protagónico, transita por diferentes estados", resalta la actriz, quien asume como un privilegio compartir el proyecto con Bianchi y el resto del elenco, con Suardi en la dirección. "Se trabaja de una manera muy relajada", apunta Bianchi, quien viene de ser dirigida por él en Conversaciones después de un entierro. Una sensación que Petriella comparte. "Luciano arma unos climas que invitan a trabajar. Hay un gran espacio para probar. Nosotros arrancamos estudiando el texto y empezando a jugar, a ver qué era lo que sucedía entre esta madre y esta chica. Hasta creernos, dos meses y medio después, cuando estamos ahí, arriba, que ella es mi mamá y yo soy su hija", cuenta. "Y eso -concluye- es un verdadero placer".
El escritor británico Arnold Wesker redactó Raíces, la tercera de las 44 obras de teatro que lleva escritas, cuando tenía 25 años. En el texto, reflejó el contraste entre la sociedad casi iletrada, de la campiña inglesa, con la efervescencia cultural, intelectual y política londinense. En ese marco, sucede el regreso de Beatie Bryant, la hija menor de una familia de campesinos, a su hogar, tras vivir tres años en Londres, donde se enamoró de Ronnie, un obrero de ideas socialistas, que la introdujo en un mundo nuevo. A 50 años de su estreno, esta noche la obra vuelve a ocupar un lugar en la atiborrada cartelera porteña. Poco más de cuatro décadas después de la versión que, con Alejandra Boero y Héctor Alterio entre sus protagonistas, permaneció tres años en cartel.
Y aunque hay quien no cree en las casualidades, la puesta que sube hoy al escenario del Teatro Regina tiene en el rol protagónico a Melina Petriella, quien se formó como actriz en la escuela de Alejandra Boero. "Alguna vez me tocó prepararla para una muestra, y me cautivó", cuenta la actriz, en la previa del preestreno. "Me gusta mucho el teatro de texto. Y en este caso, lo que dice la obra me parece muy interesante", dice.
A su lado Marta Bianchi, quien será la mamá de la Beatie Bryant que interpreta Petriella, refuerza la idea de la plena vigencia de la creación de Wesker. "Es una obra que tiene un conflicto universal y atemporal. El conflicto radica en las diferencias entre la gente que recibe educación y la gente a la que, por carecer de ella, le faltan herramientas, los puentes para salir de la situación en la que vive de manera conformista, evitando cualquier cambio que ponga en riesgo esa comodidad", explica.
Sin embargo, a la vigencia no implica que la mirada de la nueva puesta, dirigida por Luciano Suardi -también discípulo de Alejandra Boero-, coincida con la anterior. "Recuerdo que cuando la vimos, en esa época, tenía otras connotaciones. Nos maravillaba el descubrimiento del socialismo. En cambio, ahora, la puesta está centrada en otras cuestiones. En la transformación del personaje, el autodescubrimiento", señala Bianchi. "En la familia. En el vínculo de esa chica con sus padres", agrega Petriella.
La joven actriz, además, destaca la posibilidad que le brinda la pieza de experimentar una transformación en su personaje a medida que el texto de la obra transcurre. "Lo fantástico de esta experiencia, lo que me resulta interesante y jugoso es tener un personaje que, además de ser el protagónico, transita por diferentes estados", resalta la actriz, quien asume como un privilegio compartir el proyecto con Bianchi y el resto del elenco, con Suardi en la dirección. "Se trabaja de una manera muy relajada", apunta Bianchi, quien viene de ser dirigida por él en Conversaciones después de un entierro. Una sensación que Petriella comparte. "Luciano arma unos climas que invitan a trabajar. Hay un gran espacio para probar. Nosotros arrancamos estudiando el texto y empezando a jugar, a ver qué era lo que sucedía entre esta madre y esta chica. Hasta creernos, dos meses y medio después, cuando estamos ahí, arriba, que ella es mi mamá y yo soy su hija", cuenta. "Y eso -concluye- es un verdadero placer".
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