Con las actuaciones de Lorenzo Quinteros, Pompeyo Audivert, Max Berliner y Pochi Ducasse, este sábado subirá al escenario del Coliseo Podestá la obra Fin de Partida, del célebre dramaturgo irlandés Samuel Beckett, maestro del absurdo, galardonado con el Nobel de Literatura en 1969.Con raíces estéticas en el surrealismo, del que tomó el abandono del realismo, de los significados lineales y de los referentes históricos explícitos, el "teatro del absurdo" expresó, como ninguna otra corriente, con excepción de la obra de Kafka, a la cual se emparenta en sus expresivas metáforas, la crisis de la conciencia europea en relación a los grandes conflictos bélicos y a los sistemas políticos dominantes.
"Fin de partida", al igual que "Esperando a Godot", el otro clásico de Beckett, plantea a través de sus cuatro personajes, la situación de hombres perdidos, atrapados en una subjetividad a la deriva, sin objetivos ni salida aparente, sin parámetros ni credos a los que aferrarse. Beckett supo expresar este estado de ánimo en términos dramáticos mediante un vacío de significación en el discurso, por momentos exasperantes, y en una acción que se desentiende de toda causalidad.
Sin concesiones al mensaje ni a la alegoría, envuelta en su propia interioridad poética y en su oscura belleza, pero con un valor metafórico de poderosas sugerencias, "Fin de partida" puede apreciarse también hoy en relación a los conflictos actuales. Beckett y Kafka, aún con la textura onírica y la extrañeza de sus símbolos supieron, como pocos autores, escuchar el "secreto murmullo de la historia".
Fin de partida, cuyo título remite al ajedrez, y en particular a la situación del jugador que está irremisiblemente perdido, tiene sin embargo, pese a su llamativa extrañeza y a su escéptico desconcierto, un humor en el fondo del cual no puede verse otra cosa que la recóndita esperanza.
Un clásico del género imperdible, una obra de valor cultural indiscutible, de sólidos y notables protagonista, que el público platense tiene la oportunidad de ver en el Coliseo Podestá.
Fuente: Diario El Día
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