Es muy posible que Coraline y la puerta secreta , la notable película animada de Henry Selick estrenada anteayer y apreciada en plenitud sólo a través de su versión en tres dimensiones, se convierta en el último lanzamiento cinematográfico realizado en las actuales condiciones del mercado.
Hasta hoy, la oferta de cines equipados con tecnología 3D digital incluye una sala en la Capital Federal (en el complejo Cinemark Palermo, de Bulnes y Beruti), dos en el Gran Buenos Aires (en los complejos Hoyts Unicenter y Cinemark Soleil) y una en Córdoba (en el Dinosaurio Mall), pero es casi un hecho que en abril, tal vez en coincidencia con la llegada a nuestro país del siguiente estreno en 3D ( Monstruos vs. Aliens , el 2 de abril), la disponibilidad de salas podría por lo menos duplicarse, con perspectivas ciertas de una expansión todavía mayor hacia adelante.
Según pudo saber LA NACION, durante abril la cadena Showcase instalará cuatro proyectores digitales en otras tantas salas de sus complejos ubicados en Arribeños y Monroe (Belgrano), San Lorenzo y Panamericana (Norte), Córdoba y Rosario. En el complejo Showcase Norte, además, funciona la única sala de la Argentina equipada con la tecnología Imax, que en el pasado ofreció títulos en 3D filmados con la tecnología del mismo nombre: Beowulf y el concierto en vivo de U2.
A ellas podrían agregarse, en un plazo no muy lejano, otras dos salas 3D digitales en los complejos que la cadena Hoyts posee en el Abasto y en el centro comercial DOT Baires, cuya apertura está prevista para mayo en Saavedra, a poca distancia de General Paz y Panamericana.
Hay, además, firmes trascendidos acerca de una expansión todavía mayor del 3D. Se habla de otra importante cadena en la zona norte del Gran Buenos Aires y de la posible apertura de salas equipadas con esta tecnología en otros puntos del interior (La Plata, entre ellos).
Las nuevas reglas de juego impuestas por la crisis financiera mundial, reforzadas por la creciente incertidumbre económica que se vive en la Argentina, llevan a que estos anuncios se manejen con mucha cautela. En nuestro medio, poner en funcionamiento una sala 3D digital exige, por lo menos, una inversión de 210.000 dólares, de los cuales más de la mitad corresponden sólo al valor del proyector. Sin embargo, los cines 3D que funcionan en nuestro medio figuran entre los más rendidores: films como Bolt y El extraño mundo de Jack fueron verdaderos éxitos en este formato a pesar de que las entradas tienen un precio superior al normal (alrededor de 26 pesos), lo que habla de la posibilidad de amortizar más rápidamente las inversiones gracias a tal demanda.
Lo que todavía no pudo resolverse en este terreno es la incorporación de subtítulos. Hasta ahora, todos los films proyectados en 3D digital se presentan exclusivamente en versiones dobladas al español.
Desde Cinemark se dijo a LA NACION que el subtitulado para las películas en 3D es un desafío todavía no resuelto para los estudios de Hollywood: "Las pruebas efectuadas demuestran que la exposición visual a este tipo de sobreimpresos en una proyección tridimensional puede provocar malestar y mareos".
Tampoco funcionaría un subtitulado electrónico similar al usado en festivales como el Bafici: "Es inviable por el nivel de atención constante que la tecnología 3D exige al espectador", señalaron en Cinemark.
No hay comentarios:
Publicar un comentario