El teatro por el que pasaron figuras como Florencio Parravicini, Pepitito Marrone y las Nélidas (Roca y Lobato) festejará esta noche a puro glamour, con pasajes de "Por siempre Maipo", la revista que homenajeará a la sala durante el 2008.
Por Juan José SantillánUn teatro respira a través de lo que dejaron quienes pasaron por él", dice Lino Patalano para resumir la sensación que tiene cada vez que piensa en la historia del Maipo, que hoy cumple cien años. El marco para el festejo promete varias sorpresas. Se sabe que interrumpirán la calle Esmeralda con performances de artistas de circo y carruajes que realizarán un revival de época, desde 1908 hasta la actualidad, para conmemorar el centenario de uno de los teatros emblemáticos de Buenos Aires. Además, durante el 2008, se desplegará una programación especial dedicada al centenario. En ese contexto, la apuesta más fuerte será Por siempre Maipo, una revista con Antonio Gasalla como figura principal.
Un siglo cumple el Maipo, casa que albergó célebres espectáculos y figuras tanto nacionales como internacionales. Por allí han pasado desde Carlos Gardel, Lola Membrives, Gloria Guzmán, Pepe Arias, Florencio Parravicini, Iris Marga, Tita Merello, Alicia Márquez, Pepitito Marrone, Las "Nélidas" (Roca y Lobato), Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Niní Marshall, Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle, Julio Bocca, Enrique Pinti, Moria Casán, Norma Aleandro y Alfredo Alcón, entre otros artistas.
El recorrido del teatro se inicia en 1908 con el nombre de Teatro Scala, en homenaje al homónimo teatro parisiense de variedades. Ese mismo año se inauguró en Buenos Aires también el Teatro Colón, espacio que marcaba otra línea en la convocatoria de espectadores. Sin embargo, el Scala era considerado como un "teatro aristocrático", según anunciaba el diario La Argentina sobre las características del nuevo teatro de la escena porteña. Esa composición de clase respondía a la esencia de la calle Esmeralda durante esa década, dominada por una fuerte presencia de referencias francesas en la escena cultural porteña.
De hecho, el primer espectáculo que se presentó en el Scala fue un music hall, La revue de la Scala. En ese momento, la programación se repartía entre varietés, vodeviles, operetas, revistas breves y un elenco con actrices que insinuaban más de lo que mostraban. Luego, el Teatro Scala se convirtió, con el paso de los años, en una de las catedrales de las revistas y el music hall. En 1915 el Scala cambió de nombre y se convirtió en el Teatro Esmeralda. Además, este cambio trajo un nuevo criterio en la programación, dirigida, por la tarde, a un público "familiar". La novedad de este nuevo espacio, que abría sus puertas con el trasfondo de la Primera Guerra Mundial, era la incorporación de un cine. De esta época, uno de los sucesos destacados fue el debut realizado el 16 de setiembre de 1916 del dúo Gardel-Razzano. En el escenario del Esmeralda estrenaron el tango-canción Mi noche triste.
Recién en 1922, el teatro tomó el nombre de Maipo. De esta etapa una de las visitas más importantes, durante la década del veinte, fue la compañía parisina Ba-Ta-Clan, que inspiró nuevas tendencias estéticas en el concepto de la revista porteña. En este período tuvo una fuerte presencia el teatro español. En 1933, Lola Membrives estrenó Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Además la actriz, junto a su compañía, realizó funciones de Los medios seres, una pieza de Ramón Gómez de la Serna. Otra visita importante a finales del veinte fue el coreógrafo y vestuarista Romain de Tirtoff, mundialmente conocido por su seudónimo: Erté, que vistió a Audrey Hepburn y Marlene Dietrich, entre otras divas.
Vilma Ferrari, historiadora del Maipo, explica que a partir del '30 "lentamente se fue transformando en un teatro para un público mayor, que remitía al público de las bataclanas. En el '40 se mezcló mucho más la programación y se volcó hacia el varieté. Con Luis César Amadori, durante la década del cincuenta, hubo una época fuerte del cine. También aparecieron las grandes divas y los capocómicos: Sofía Bozán, Pepe Arias, Nélida Lobato. Pero el Maipo nunca fue un teatro que mantuvo la uniformidad de su programación, se puede decir que uno de sus sellos fue siempre el eclecticismo. Hubo de todo y variado desde la visita de Josephine Baker hasta la presencia de la primera transexual mediática, "Coccinelle".
Lino Patalano es el director del Maipo desde 1994. En aquel momento, el primer espectáculo que montó fue Escenas de la vida conyugal con los protagónicos de Norma Aleandro y Alfredo Alcón. "Este teatro ha sufrido incendios y se ha repuesto siempre de sus cenizas, pese a que otros han desaparecido -dice Patalano-. En esta evocación rescato varios momentos en la historia del teatro. Sin duda, el estreno de Lola Membrives de Bodas de sangre fue unos de los puntos más memorables. También tuve el honor de ver como espectador a las hermanas Ethel y Gogó Rojo pintadas de dorado. Otra imagen muy fuerte que tengo fue encontrarme a principios de los noventa con Niní Marshall. Trajimos a Marilú Marini de París para estrenar Niní, unipersonal sobre la historia de Marshall. Ella escribió todos los textos que interpretó Marini, Niní estaba muy viejita y me prometió que si conseguía a Marilú para hacer el espectáculo no se iba a morir hasta ver el estreno. Y lo cumplió".
Lino Patalano fue reconocido el lunes por la Legislatura como Personalidad destacada la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. "El espectáculo -define Patalano- abarca todos los géneros. Por eso, un buen teatro tiene que abarcar y pasar por todos los géneros. Desde que asumí como director artístico, busqué que cada espectáculo de mi sala responda a la historia del Maipo. Por eso me impulsa el deseo de sorprender al público y sorprenderme con cada propuesta. Si no logro sorprender al público, debo retirarme".
Fuente: Clarín
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