lunes, 15 de febrero de 2010

Un brillo sensible en las diagonales

Francisco Lopez Merino

Al igual que Almafuerte, el joven lírico fue unos de los primeros poetas platenses en ser reconocidos a nivel nacional. Cosechó una noble amistad con Jorge Luis Borges y con miembros del reconocido grupo Martín Fierro. Con sólo 24 años decidió poner fin a su vida.

Quizás debido a su temprana ausencia y por el delicado tenor de sus poemas, Francisco López Merino dejó una estela poética juvenil e indeleble en la ciudad de las diagonales.

Fallecido con tan sólo 24 años, su vida transcurrió entre el deslumbramiento contemplativo de la reposada vida platense, y la fascinación por la lírica del simbolismo belga. Dentro de su corta pero poéticamente destacable vida, llegó a cultivar una fuerte amistad con Jorge Luis Borges y con otros colegas del histórico colectivo Martín Fierro.

Hijo de América Merino y el escribano Francisco Toribio López, ambos nacidos en Uruguay, Francisco López Merino nació el 6 de julio de 1904 en la ciudad de La Plata en la mansedumbre de una casa imponente y palaciega, en compañía de sus cinco hermanas, las cuales serían materia de inspiración poética para sus textos.

“Panchito” López Merino, como gustaban llamarlo sus amigos, no realizó estudios sistemáticos “fuera de los claustros escolares, Panchito era un excelente lector, de gustos exquisitos, notoriamente afrancesado. Siempre se lo veía con un libro bajo el brazo dispuesto a saborearlo. Con frecuencia leía en francés, idioma que aprendió a traducir y a hablar prácticamente solo”, describió Marcela Ciruzzi.

En su corta vida, Panchito trabajó en el ministerio de Hacienda y más tarde en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Gracias a estos reposados trabajos, el joven poeta logró cultivar una intensa vida social y numerosas amistades. Incluso, se dice que llegó a alimentar algunas preocupaciones políticas, adhiriendo, como la mayoría de los escritores jóvenes de aquel entonces, al yrigoyenismo.

En palabras que él mismo elaborará, el joven Panchito se presentaba: “He nacido en La Plata, ciudad de silencio uniforme, de calles soleadas, de cielos claros, el 6 de julio de 1904. Bajo estos cielos he estudiado las cosas esenciales y escrito versos desde niño. Amo de veras la paz remansada que se difunde por su atmósfera, y el dilatado ocio que convierte los días de la semana en un domingo perpetuo”.

El candor de estas palabras sin duda muestra el estilo sosegado y la quietud contemplativa de sus poemas, donde suenan, a una distancia próxima, el tañido de las campanas de la Catedral, la copiosa pero imperceptible lluvia de otoño, las manos laboriosas y el gesto frágil de sus hermanas.

“Minucioso, exigente con su propia apariencia, coleccionista de corbatas y sombreros, era amigo de charlas nocturnas de café y de club”, así lo describió su sobrina Estela Calvo de Reca, dejando en claro que Panchito representaba el arquetipo de una vida distendida y afable, con una impronta de dandy vernáculo que hizo de su propia exterioridad una coraza impenetrable, que impidió imaginar las razones de su trágica partida.

Su amigo Borges

El vínculo entre el joven poeta platense y Jorge Luis Borges fue testimoniado por María Kodama, viuda del cuentista argentino, en ocasión de celebrarse los 80 años del natalicio de López Merino.
En aquella ocasión Kodama dijo que Borges le habló mucho sobre López Merino y que guardaba
un recuerdo muy lindo de esa amistad. A su vez, la viuda comentó que el suicidio le había producido a Borges una impresión muy honda.

A su vez, la viuda describió que el genial cuentista argentino nunca había podido dilucidar los verdaderos motivos que llevaron al suicidio al poeta platense.

La obras publicadas por López Merino fueron pocas pero muy significativas. En 1920 editó en forma de folleto Horas de amor, un conjunto de nueve poemas que luego fuera víctima de su autocensura. En 1921 escribió otra colección de poemas titulada Fragmentos de un libro inconcluso, dividida en tres secciones: El espejo de mi interior, Del eterno femenino y Cantos.
Pero estás obras finalmente no fueron publicadas.

Sus poemas fueron publicados de manera dispersa, hasta la publicación de su primer libro Tono Menor en 1923. En el año 1925 verá la luz su libro Las Tardes, el cual fue reseñado y fuertemente elogiado.

Finalmente, Francisco López Merino decide poner fin a su vida la tarde del 22 de mayo de 1928, en uno de los baños del Jockey Club de La Plata. Allí el joven poeta se disparó con un revólver en la cabeza. Eligió un lugar emblemático de la aristocracia y la bohemia platense de aquellos años. Los motivos que desencadenaron tan incomprensible decisión nunca fueron aclarados.

Pese a ello, el eco de su poesía aún sobrevive en las calles de La Plata, en la evocación espontánea de nuevas generaciones que aún siguen rescatando su canto. La casa López Merino se encuentra en 49 entre 11 y 12.

Fuente: Hoy

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