
Se destaca en la tira Ciega a citas y en la obra Afterplay
Se luce en Ciega a citas , la serie nacida de un blog devenido libro, que se emite de lunes a jueves por Canal 7. Tal vez por su origen virtual, la tira cuenta con una agitada vida en la Web, donde Fidelina, la mucama que interpreta allí Lidia Catalano, tiene el segundo perfil de Facebook en cantidad de fans de la serie, luego del de Muriel Santa Ana (Lucía, la protagonista). "No sé entrar a Facebook, pero tampoco me interesa hacerlo, porque después todos quieren ser mis amigos y no veo por qué", bromea.
Según Catalano, su personaje tomó prestado el nombre de la mucama de la autora de la tira, Marta Betoldi, aunque su perfil está inspirado en una señora que cuida a la abuela de Juan Taratuto, director integral de la saga. "Todavía no sé cómo están juntas, porque cuando la abuela de Taratuto le dice, por ejemplo, «Hoy quisiera comer un purecito», la señora le responde: «Hoy no se come puré». ¡Es Fidelina!".
Además, esta actriz de extensa trayectoria que en 1976 ya integraba el Grupo de Repertorio dirigido por Agustín Alezzo, y casi 10 años después formó parte del elenco de uno de los grandes clásicos del cine argentino como Esperando la c arroza (1985), en enero estrenó Afterplay , un texto del irlandés Brian Friel sobre personajes de Chejov, que protagoniza en Andamio 90 junto a Miguel Moyano, dirigidos por Marcelo Moncarz.
En este caso, se trata de una pieza de cámara, en la que dos personajes, Sonya y Andrey, han tenido una existencia previa en dos obras de Chejov: ella, en Tío Vania, y él, en Tres hermanas . Ambos vuelven a tomar vida en manos de Friel, quien los recrea, sin hacerlos renunciar a sus fuentes, a través de un encuentro casual en un café de Moscú, en 1920.
"El hombre es un ser solo, y cuando se encuentran dos soledades, son como dos burbujas que se interconectan y luego se separan, para otra vez volver a conectarse. Sin embargo, lo que le pasa a cada uno por la cabeza, por su corazón, no se sabe. Es un misterio. Al estar solo, uno tiene tiempo de escuchar sus pensamientos, de oír su propia respiración, de encontrarse. Hay personas que no pueden estar solas: les da pánico. No es mi caso", dispara.
Y añade: "Se trata de un encuentro de dos seres, de dos almas solitarias que no se conectan ni se vinculan honestamente, y para comunicarse recurren a pequeñas ficciones, pequeñas fábulas, falsedades, mentiras y seducciones".
La charla se desarrolla en la confitería El Greco, de Caballito, una tarde de calor sofocante que levanta vapor en la avenida Rivadavia. Después de prestarse a la sesión de fotos con un fondo espejado, Catalano se sienta a una de las mesas mejor refrigeradas del local y encarga un vaso con hielo y una lágrima, que luego derramará en su interior, para refrescarse.
Entonces, dice que un buen actor primero tiene que ser una buena persona, honesta, "con todo lo que implica esta palabra". También dice que tiene que tener un poco de talento, trabajar mucho, estudiar y ser disciplinado. "Me disgusta hacer las cosas apuradas para ser un éxito. En cambio, soy una enamorada de los ensayos. Me gusta trabajar. Me encanta la posibilidad de vivir corporalmente y en movimiento aquellas fantasías, imágenes y ensoñaciones que habitan dentro de mí."
Luego confiesa que no vivió con nerviosismo el estreno de Afterplay , sino con una enorme alegría, aunque de todas maneras siempre repite sus cábalas, que incluyen entrar al escenario con el pie derecho o ponerse una cintita roja con un cascabel que repartió a todos, hasta en la boletería. Por último, antes de salir a escena, repite una frase que siempre le decían sus maestros Hedy Crilla y Agustín Alezzo: "Corazón caliente, cabeza fría".
Alejandro Rapetti
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