domingo, 14 de febrero de 2010

El boom de los hostels llegó a La Plata

Frankville

En el último año y medio abrieron los dos primeros. Pese a su corta trayectoria ya han conseguido hacer pie en una demanda ligada a la oferta académica local. La exitosa fórmula de una modalidad de alojamiento donde todo, salvo la cama, se comparte.

Nacieron en 1909 en el norte de Europa como albergues rurales para estudiantes. Instalados luego en grandes ciudades, se convirtieron en la opción más popular entre los jóvenes que se lanzan a conocer el mundo con su mochila a cuestas y el dinero contado. Tras diseminarse por más de noventa países y con un siglo de demora, los hostels finalmente desembarcaron en nuestra ciudad.

A lo largo del ultimo año y medio fueron abiertos en La Plata los dos primeros emprendimientos de este tipo. Y aunque su fórmula responde a la de sus pares en todo el mundo, parecen haber encontrado aquí un mercado propio con enormes perspectivas: el de un público menos interesado en los atractivos de la ciudad que en su oferta académica.

Para cientos de jóvenes del interior y el extranjero que llegan cada año a La Plata a participar de cursos de extensión, seminarios y otras actividades académicas, los hostels se han convertido ya en la primera opción de alojamiento. Y esto no se debe exclusivamente a razones económicas.

Si bien mucho más baratos que las alternativas tradicionales (cuestan $45 la noche), el fenómeno de los hostels se basa también en algo que constituye su propia marca registrada: un ambiente joven y distendido que permite socializar fácilmente; sentirse entre pares incluso sin conocer a nadie.

Así es el clima que se respira en Frankville. Abierto en octubre de 2008 en una vieja casona de 46 entre 10 y 11, su recepción se parece un poco a la casa de Gran Hermano. En un living común, algunos huéspedes en musculosa y ojotas juegan a la play station mientras otros estudian o conversan en la cocina. A juzgar por la familiaridad de su convivencia resulta difícil imaginar que provienen de distintos países y que hace unos días ninguno de ellos se conocía.

Ese ambiente distendido y multicultural fue precisamente lo que hizo que a fines de los noventa, mientras viajaba por Estados Unidos, Pachi Marino, el dueño de Frankville, se enamorara de los hostels y recurriera a ellos muchas veces aún pudiendo pagar hotel. "Cuando uno viaja solo o llega a una ciudad sin conocer a nadie son la mejor alternativa porque te permiten contactarte enseguida con gente que está en la misma que vos", sostiene.

Claro que en los hostels, entrar en contacto con los otros huéspedes, antes que una elección, es algo casi inevitable ya que en ellos, salvo la cama, todo se comparte. Porque si bien muchos ofrecen habitaciones privadas, su propuesta básica consiste en cama y desayuno. El resto de las comodidades (dormitorios, ducha, comedor, cocina, heladera, televisor, internet y vajilla) son de uso común.

CON ESPÍRITU JUVENIL

Más cerca del espíritu juvenil -dispuesto a renunciar a cierta comodidades a cambio de una tarifa razonable y un ambiente cordial- los hotels trabajan mayormente con huéspedes de entre veinte y treinta años. Aún así, a lo largo de la últimas decadas, es común encontrar en ellos a personas de mayor edad que sienten afinidad con su propuesta.

"Hace unos días recibimos a una pareja de jubilados brasileños que venía viajando por Latinoamérica. Pero esa clase de huéspedes no es la más frecuente", admite Sofía, la recepcionista de La Plata Hostel, abierto en agosto pasado en una antigua casa de 50 entre 16 y 17.

Los huéspedes habituales de los hostels platenses se parecen más bien a Matías Durán, de 18 años. Oriundo de Santiago de Chile, llegó hace unos dias para matricularse en la carrera de Odontología y se encuentra alojado en Frankville. Aunque tiene decidido instalarse en la ciudad durante los próximos cinco años, el hostel es hoy para él "la opción más razonable" mientras completa los trámites de inscripción y busca departamento.

Por razones parecidas Felipe Ramallo,un estudiante llegado desde Sao Luis Brasi, se encuentra por estos dias alojado en una de las habitaciones compartidas de La Plata Hostel. En su caso, vino junto a un primo con la idea de estudiar Medicina en la Universidad Nacional de La Plata, pero para ello debe aprobar antes el curso de ingreso. Y como no sabe todavía si va a quedarse, prefiere por ahora el hostel: "mucho mas económico", dice.

Como Felipe y Matías, el 60% de las plazas disponibles en los dos hostels platenses están ocupadas hoy por estudiantes que empiezan las cursadas en facultades. Pero una tasa de ocupación similar se mantiene durante el resto del año gracias a la enorme oferta académica local.

"Por la Universidad viene gente durante todo el año. Si bien en esta época están los que empiezan a cursar una carrera y todavía no se instalaron, la demanda se sostiene después con congresos, charlas, seminarios y otras actividades que movilizan a un montón de personas que no pueden pagar un hotel", cuenta Ramiro Ramón, uno de los dueños de La Plata Hostel, al describir el perfil de sus clientes.

"En un 70% de los casos provienen del interior del país, pero también de Latinoamérica y Europa. Como hoy el cambio les resulta muy favorable y en sus países la educación es cara, llegan tanto por cursos cortos como para hacer carreras enteras y desembarcan primero acá", explica.

También los responsables de Frakville reconocen el enorme peso que tiene la oferta académica local en su negocio. De hecho cuentan que tuvieron que inaugurar su hostel algunos días antes de lo previsto para alojar los participantes de un congreso organizado por la facultad de Ciencias Económicas.

"UNA ESCALA MÁS AMIGABLE"

Pese a que los atractivos turísticos de nuestra ciudad no parecen ser el motor que impulsa el mercado de los hostels también tendrían cierta incidencia en la elección de los huéspedes. Más allá del prestigio de la oferta académica local, muchos de ellos reconocen haber elegido La Plata por su escala amigable, sus espacios públicos arbolados y su alta concentración de estudiantes.

Cuando el año pasado Matías Durán comenzó a investigar las mejores opciones para hacer la carrera de Odontología fuera de Chile, el prestigio de la facultad local fue lo primero que atrajo su atención. Pero no menos decisivo, cuentan su padres, fue enterarse que La Plata era una ciudad con muchos estudiantes y un ambiente más tranquilo que el de Buenos Aires.

Casi con las mismas palabras explica su elección Sebastián González, quien llegó desde Tierra del Fuego para cursar Educación Física y hoy está alojado en Frankville. "Tengo familia en Córdoba y podría haber ido a estudiar allá, pero me pareció que el nivel acá era mejor y la ciudad está más preparada para la vida de estudiante", dice.

"Los platenses valoramos poco a nuestra ciudad como destino turístico, y eso mismo trasmitimos hacia afuera. Pero lo cierto es que a muchos extranjeros les resulta muy atractivo el hecho de que sea una ciudad planificada, que tenga un origen masón, que haya tantos parques y se pueda caminar por las calles tranquilo. Claro que se trata de turistas muy informados, porque nosotros eso no lo vendemos", observa Pachi Marino.

"Si el turismo en La Plata es muy incipiente se debe en gran medida a que a la apuesta que se hace por él también es pobre: hay poco presupuesto, la señalización es mala y casi no hay folletería", coincide Ramiro Ramón, quien además de ser dueño de La Plata Hostel es licenciado en Turimo y tiene una vasta trayectoria en el campo de la hotelería.

Aún asi, tanto él como su colega de Frankville, aseguran que la ciudad está recibiendo por derrame un turismo incipiente desde Buenos Aires. "Muchos turistas agotan la oferta porteña en cuatro cinco días y empiezan a buscar otras opciones alrededor; de esa forma algunos se lanzan a conocer La Plata", cuenta Ramón.

"Muchos platenses creeen que porque estamos cerca de Buenos Aires no tenemos ninguna chance, pero a mí me parece que no hay que ver eso como una desventaja, sino como una oportunidad. La gente se agobia de Buenos Aires y quiere alternativas más tranquilas. No digo que La Plata vaya a explotar, pero sin duda podríamos sacarle mucho más provecho si reconociéramos nuestro potencial", considera por su parte Marino.

Mientras tanto,los dos primeros hosteles platenses parecen arreglárselas bien con otro capital turístico menos explorado en la ciudad: no el que se basa en atractivos como el Museo, la Catedral o la República de los Niños, sino el que tiene su fuerte en la gente y sus conocimientos.

http://www.frankville.com.ar/


http://www.laplata-hostel.com.ar/

Fuente: El Día

1 comentario:

MAUMACH dijo...

Muy buen hostel lo recomiendo, tengo muy buenas experiencias de allí . Actualmente me alojo en un hostel en rosario llamado llanua hostel los recomiendo.