En un barrio del norte de París, el teatro Chansonia cierra agobiado por los problemas económicos, y todos los que allí trabajan quedan en la calle. Con la conflictiva Europa del año 1936 como telón de fondo, tres trabajadores deciden montar un espectáculo para salvar al teatro. MUY BUENA. Por Juan Carlos Di Lullo - Redacción de LA GACETA.
El director Christophe Barratier apela nuevamente a Gérard Jugnot para protagonizar este relato y se repite así la dupla de la inolvidable "Los coristas"; además de la formidable recreación de época, hay otros puntos comunes entre ambas realizaciones. El más evidente es la receta melodramática que gobierna el guión, con personajes queribles y villanos claramente identificables. Y otro es el ambiente políticamente convulsionado de la Europa del siglo pasado, antes de la Segunda Guerra Mundial (en este filme) o en pleno conflicto bélico (en "Los coristas").
Con rubros técnicos de factura irreprochable (la iluminación y la fotografía son de excelente nivel) y una reconstrucción del barrio parisino (el faubourg del título original) sorprendente -en la que se combinan decorados con efectos digitales-, Barratier desarrolla la epopeya de tres antihéroes empeñados en reflotar las glorias perdidas de un teatro de variedades que quebró y los dejó en la calle. Un maquinista con su vida personal deshecha, un electricista judío con convicciones políticas de izquierda y un imitador de limitadísimo talento se embarcan en una empresa que se parece demasiado a una quijotada como para tener cabida en el mundo real.
Pero en el escenario claramente ficticio que plantea el realizador, no extraña que aparezca de la nada una jovencita con grandes dotes de cantante que provoca con su presencia la salida del ostracismo de un genial músico (Pierre Richard, el "alto, rubio y con un zapato negro" de los años 70) para darle un atisbo de credibilidad a la resurrección artística del teatro.
Una trama con aire policial le da pie a la estructura y justifica el final de la historia, pero quizá no sea esto lo más importante. Al director le interesa plantear un musical melodramático, y lo logra con armas muy nobles: hay lugar para la emoción, los números musicales son deliciosos (con fuertes reminiscencias de las canciones de Edith Piaf) y las dos horas del metraje se pasan volando. No es poco mérito.
LA CANCION DE PARIS | Drama, musical - PM13 120
Origen: Francia, Alemania, 2008. direccion: Christophe Barratier. Con: Gérard Jugnot, Clovis Cornillac, Kad Merad, Nora Arnezeder, Pierre Richard. violencia: con escenas. sexo: sin escenas. Comprension: fácil.
LO BUENO: La ambientación es magnífica.
EL HALLAZGO: Los excelentes números musicales.
Fuente: La Gaceta
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