viernes, 18 de diciembre de 2009

"Me doy cuenta de que la gente me mira, pero no sabe cómo me llamo"

Popularidad. "En el cine el público tiene otro registro, no es tan invasivo como con la gente de la tele. Igual siempre digo que si te gusta el durazno te tenés que bancar la pelusa".

ANA CELENTANO, PROTAGONISTA DE "SILENCIOS"

Es una de las actrices argentinas con mayor cantidad de estrenos en 2009.

Francisco Bahamonde

A las salas cinematográficas llega este jueves Silencios, de Mercedes García Guevara, un film coral que tiene entre sus protagonistas a Ana Celentano, la actriz argentina que cuando finalice este 2009 habrá estrenado seis películas, una cantidad que es casi una rareza para esta realidad del cine argentino.

La artista platense le dijo a Criticadigital que esto es “una gran alegría, porque es el fruto de mucho tiempo de trabajo y porque todas fueron experiencias muy buenas, como por ejemplo trabajar con Marcelo Piñeyro”.

A Las viudas de los jueves, del mencionado director, hay que sumarle: Felicitas de Teresa Constantini, el corto Distancias, de Matias Lucchesi, Sangre del Pacífico, escrita y dirigida por Boy Olmi, y el documental de Carlos Castro, Alicia y John, el peronismo olvidado. Una actriz a la que la fama comienza a tocarle la puerta y parece que ella no reniega de esto: “Si a uno le gusta el durazno tiene que aguantarse la pelusa, o sea si sos actor y no te gusta que la gente te venga a hablar, hacé otra cosa. Es parte de este juego, que provoca una fascinación desconcertante”.

¿De qué habla "Silencios"?

Es una película que trata sobre las relaciones humanas. Creo que tiene que ver con relaciones de afecto y desafecto que muchas veces envuelven a las personas, y como se trata de un film coral no hay una historia central sino que el mensaje se construye con varios nudos y conflictos. Una película que habla de los entretejidos familiares, pero sobre todo habla de los silencios de las relaciones, de las imposibilidades de hablar y resolver los problemas.

¿Cómo es Inés, tu personaje?

Mi personaje tiene un conflicto íntimo muy grande. Es una persona con una vida bastante rutinaria y muy opaca, casi sin brillo y sin muchas alegrías. Pero, fundamentalmente, con un profundo desamor. De pronto se relaciona con un chico más joven y entonces pasa de ese desamor a una relación perversa que no le soluciona su gran vacío, hasta que le termina encontrando la vuelta.

Con Teresa, su personaje en “Las viuda de los jueves”, también jugabas una problemática interna muy fuerte.

Sí pero Teresa iba para el frente, tenía habilidad para negar lo que no le gustaba pero con la firmeza de ir consiguiendo lo que quería, operaba sobre la realidad. En cambio Inés deja ir la vida. Se levanta, trabaja, se relaciona muy mal con su padre y no hace nada por cambiar esto. Vive con mucha cobardía. Lo que me moviliza de este personaje es que sé que existen muchas personas así, porque vivimos en una sociedad en la que podemos pasarnos toda la vida “sobreviviendo”, de personas que pasan por la vida sin preguntarse “para qué” o “por qué”.

¿Tratas de ponerle cosas tuyas a los personajes?

Sí, siempre hay cosas que uno les puede poner. Hay personajes más lejanos a uno, entonces hay una construcción deliberada de algunas conductas, pero siempre hay un rebote, una resonancia propia. Por ejemplo, me sentí muy cerca del personaje que hice en Las vidas posibles (de Sandra Gugliotta), sobre todo por que me unía desde la sensibilidad. Desde el momento que uno le pone el cuerpo y la voz, es imposible no transmitir otras cosas propias.

EL PLACER DE VOLVER 23 AÑOS DESPUÉS. En 1986 Ana Celentano hizo un “bolo” en la película de Héctor Olivera, La noche de los lápices, interpretando a una estudiante que aparecía “30 segundos en cámara”. Ahora en noviembre comenzará a filmar la nueva producción de uno de los grandes cineastas argentinos: será El mural, que cuenta la historia David Siqueiros, cuando vino a la Argentina y pintó en la casa de Natalio Botana, y todo lo que vivió con personajes de la historia cultural de Latinoamérica, como Neruda, Castagnino, Berni. “Mostrará un universo inagotable de personajes en donde me toca representar a Salvadora Botana, una mujer con facetas muy contradictorias”. La película tiene previsto el estreno durante el Bicentenario.

Otro de los proyectos que tiene la actriz es la filmación de Las voces, de Pablo Torre, junto a Jean Pierre Noher, María Socas y Alejandro Awada.

¿Qué pasó desde ese primer bolo hasta ahora?

Un tiempo de inmenso crecimiento. Estudié en La Plata en la Escuela de Teatro del Estado, una especie de conservatorio, y luego al venir a Capital Federal tomé clases con Raúl Serrano, del que aprendí mucho. Fue allí donde sentí que el bagaje que tenía se organizaba en la comprensión de un método de trabajo, que obviamente no es el único, pero que te aporta una herramienta muy sólida. Otro de mis maestros fue Pompeyo Audivert, que me brindó otra forma de hacer teatro. Dos caras de una moneda, antagónicas pero complementarias. Pero una de las cosas de las que más aprendo es mirando y observando cine.

¿Cómo manejas la popularidad que va creciendo gracias a tu exposición en el cine?

Me doy cuenta de que la gente me mira pero no sabe cómo me llamo. Es una etapa distinta porque uno de mis pocas incursiones por la TV fue en una producción de Polka, "22, el loco". Allí interpretaba a la ex mujer de Adrián Suar y eso fue realmente impresionante, ya que la gente me paraba por la calle y me daba consejos. En cambio en el cine el público tiene otro registro, no es tan invasivo. Igual siempre digo que si te gusta el durazno te tenés que bancar la pelusa.

Estuviste activamente protestando contra la política cultural macrista. ¿En qué está esa situación?

Es catastrófica la política del Gobierno de la Ciudad. Tienen una tozudez que me hace acordar mucho al menemismo. Lo del Teatro Colón es un desastre, como también lo es la política con los centros culturales. Los actores que realizan obras oficiales no pueden estar trabajando dos o tres meses y no recibir sus salarios o que estén obligados a facturar. Esta situación, de la marcha no se dio porque nosotros salimos con los botines de punta. Hubo pedidos de reuniones, pero no hubo respuestas. Como secretaria adjunta de la Asociación Argentinas de Actores fui a protestar porque es la única forma de ser escuchados.

Fuente: Crítica

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