sábado, 18 de julio de 2009

Dos Ibsen, según la lente de Veronese

Foto: LA NACION / Soledad Aznarez

Estrenos: en El Camarín de las Musas

Siguiendo las premisas que tan buen resultado le dieron cuando montó dos textos de Chejov, ahora estrena versiones de Casa de muñecas y Hedda Gabbler

Por Alejandro Cruz
De la Redacción de LA NACION

Daniel Veronese es un bicho raro de la escena local. Raro y talentoso como pocos. Raro y con una sensibilidad especial para trabajar con actores. Raro y con una capacidad de producción increíble.

De hecho, desde que a principio de este año estrenó La forma de las cosas y repuso Gorda, en estas tres semanas del mes estrenará dos espectáculos basados en Henrik Ibsen, está ensayando un texto suyo con un grupo andaluz que vino a Buenos Aires porque él no tiene tiempo de ir para allá, montará Gorda en Río de Janeiro, dirigirá una obra de David Mamet en Madrid, Mujeres soñaron caballo tendrá una versión suya en Ciudad de México, acaba de cerrar con La Plaza dirigir a Oscar Martínez en un texto de Arthur Miller y está pensando un nuevo trabajo con El Periférico de Objetos, del cual es uno de los tres fundadores.

Sencillamente, agotador. Y eso que no están consignadas las reposiciones de otros dos trabajos suyos ni las innumerables giras, porque el listado se tornaría imposible de leer. Pero al charlar con él no tiene las típicas formas de ciudadano del mundo (o del mundo del teatro con todas esas ínfulas y poses). Nada que ver.

Veronese ingresó en ese mundo del reconocimiento de la mano de El Periférico. Lo hizo cruzando la puerta grande en los más prestigiosos festivales internacionales. Desde hace años, sigue siendo una fija en esos encuentros escénicos, pero en su calidad de director/dramaturgo. El tránsito entre la manipulación de objetos y la dirección de actores fue, como todo proceso, lento. Sin embargo, él mismo reconoce que el nacimiento de su primera hija, hace 14 años, tuvo mucho que ver con ese corrimiento.

"Creo que me volví más humano, empecé a reconocer sentimientos que antes no percibía. Mi hija Valentina me dio eso. Casualmente, tuve la necesidad de escuchar y de ver esos aspectos que con los muñecos se me volvía algo limitado, que me llevaban hacia algo de lo siniestro", dice sentado en una de las mesas del bar de El Camarín de las Musas, lugar donde estrenará el sábado El desarrollo de la civilización venidera , su versión de Casa de muñecas , y el último domingo del mes debutará con Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo , su versión de Hedda Gabler .

-¿Cómo manejás el tiempo y la concentración de energía en medio de tanta actividad?

-Con la energía no tengo problema, puedo dirigir tres cosas al mismo tiempo. El tema es que ahora vengo de años de mucho trabajo sin poder tomarme vacaciones. Por eso cuando tengo medio día libre para mí eso es un descanso.

Claro que, para tranquilidad del resto de los mortales que no tenemos su nivel de producción, no todo fluye. De hecho, los dos espectáculos basados en piezas de Henrik Ibsen deberían haberse estrenado el año pasado, pero, como no les cerró, siguió trabajando. O sea: Veronese todavía es humano, y eso reconforta. "En realidad, los terminé. Pero como no me gustaron volví a ensayarlos nuevamente", reconoce, algo que, probablemente, el resto calle.

-¿Qué no te cerraba?

-No me fue fácil, como cuando me metí con textos de Chejov. Al mes y medio de empezar a ensayar Espía a una mujer que se mata , la obra basada en Tío Vania , ya sabía que ahí había algo potente. Esto no pasó aquí y recién ahora confío en el proyecto.

En la ruta, tuvo que cambiar de elenco por cuestiones de giras, compromisos y la vida misma. Pensaba estrenarla en su casa/teatro, pero el nacimiento de su otra hija, de 14 meses, le hizo dar marcha atrás.

La forma que se despliega

Un día, pensó: Nora, la protagonista de Casa de muñecas , se va de la casa y puede ser Hedda. "Entonces hago una sola obra con primera y segunda parte", se dijo. Pero cuando empezó a trabajar el devenir de Nora con el de Hedda se dio cuenta de que eran opuestos y de épocas distintas. "Por eso terminé haciendo dos espectáculo distintos que usan la misma escenografía", cuenta.

-¿Es a cuento de algo usar la escenografía de Budín inglés, trabajo en el cual se traían a colación diversos textos?

-Tenés razón, me había olvidado de que en Budín inglés se evocaban textos. Pero no, me gustó ese espacio y me gusta el juego de usar otras escenografías. Todo comenzó cuando iba a hacer Tío Vania , en el San Martín. Como me pasaban de una fecha a otra, llegado el momento, me fui con mi orgullo a otra parte. Como no tenía plata usé la escenografía de Mujeres soñaron caballos . Acá me pasó lo mismo: las dos obras usan el mismo espacio, pero cuando veo una no pienso en la otra. Es que vos vivís en una casa y, un día, al venderla, viene otra familia que no va a repetir tus hábitos, no va a poner la mesa en el mismo lugar. Lo mismo sucede en el teatro. A mí no me sirve que alguien me haga una escenografía: yo necesito habitar un espacio, crear un espacio mágico.

-¿En qué te retumban estas dos mujeres?

-Todavía a Hedda Gabler no la puedo aprehender, porque es una obra mucho más oscura que Casa de muñecas . Hedda... es de un realismo basado en lo psicológico del personaje que se me hace casi incomprensible. Lo interesante es que está tan bien construida que da gusto. Diría que a Hedda... le he quitado lo críptico y a Casa de muñecas lo más social, lo más dogmático, lo que está más fuera de su tiempo. Intenté volverla más rara. Lo que queda en común es mi mirada sobre los dos trabajos, mi sello dramatúrgico y lo actoral. Yo utilizo a Chejov como a Ibsen para hacer mi teatro.

-¿Llegaron fácil los títulos?

El desarrollo de la civilización venidera pertenece a un texto de la obra. Me cerró. Como si Nora pudiera desarrollar algo que luego va a crecer. El otro, Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo , me gusta. Tenés que verlo, y si no lo entendés después te lo explico.

Pasan por la mesa dos actores de Hedda Gabler . Veronese le pide que expliquen el título. Se miran, se ríen y siguen de largo. Antes de ir para la sala, uno de ellos, rápido de reflejos, acota: "¿Acaso alguien sabe explicar cuál es la mujer que soñaba caballos en Mujeres soñaron caballos? ".

Tiene razón. Sin embargo, como en tantos otros trabajo suyos, sean hombres que se ahogan o mujeres que sueñan, el espacio se llena de magia.

Ibsen I

El desarrollo de la civilización venidera. Montaje basado en Casa de muñecas, protagonizado por Carlos Portaluppi, María Figueras, Ana Garibaldi, Mara Bestilli y Roly Serrano. En los caso de Portaluppi y Serrano, será la primera vez que trabajan con Veronese.

La obra fue escrita en 1879 y, junto a Un enemigo del pueblo, Los pilares de la sociedad y Espectros, forma parte del período realista del autor, nacido en 1826. Para el momento del estreno de Casa de muñecas (1879), la obra provocó un gran escándalo por su osada descripción de una mujer (Nora) que deja su matrimonio a causa de su disconformidad con el rol que socialmente le toca cumplir. "La pregunta ¿volverá Nora?, que a fines del 1800 eclipsó las mentes [...] debería ser reemplazada hoy por otra porque seguramente en algo debe de haber servido todo este teatro, toda esta cultura y sabiduría biempensante para reconocer la dignidad de las mujeres", escribe Veronese en la información de prensa, y durante la charla se negará de todas formas a revelar la conducta final de Nora según su mirada.

El estreno de esta nueva versión será el sábado y las funciones tendrán lugar en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960) los viernes y sábados, a las 23.15, y los domingos, a las 17.

Ibsen II

Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo. Es el personal título de su versión de Hedda Gabler, la obra que Ibsen escribió en 1890. La puesta será protagonizada por Claudio Da Passano, Silvina Sabater, Elvira Onetto, Fernando Llosa y Marcelo Subioto. "En espejo deformado, Hedda, dueña de una impermeabilidad asombrosa frente al espíritu humano y a la necesidad del próximo, se presenta como una tenaz defensora de lo que ella quiere y siente frente al mundo. Por eso su inquieto pensamiento femenino se clava con tanta facilidad en la médula de un tejido social hipócrita e insatisfecho", escribió Veronese en una información de prensa.

En la escena oficial porteña, el último trabajo que se ofreció de este texto fue en 1971 y estuvo a cargo del grupo británico The Bristol Old Vic Company.

El estreno de Todos los grandes gobiernos... será el domingo 31 de este mes. A partir de ese momento, las funciones serán los viernes y sábados, a las 20.30, y los domingos, a las 21. Como en el caso del otro Ibsen, el espectáculo se presentará en El Camarín de las Musas, donde actualmente se presenta otra obra de Daniel Veronese: La noche canta sus canciones.

Fuente: La Nación

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