lunes, 22 de diciembre de 2008

Lo que dejó el teatro en 2008

Por IRENE BIANCHI

Como todos los años, una temporada rica en propuestas "importadas" y locales, para todos los gustos, edades y bolsillos.

En el Teatro Municipal Coliseo Podestá, unas cuantas joyitas. "El Diario Privado de Adán y Eva": China Zorrilla y Carlos Perciavale, dos grandes de la escena, que deleitan con un exquisito texto de Mark Twain, traducido, dirigido y musicalizado por la Zorrilla; una invitación al Paraíso. "Yo soy mi propia mujer": "capo lavoro" de un actor excepcional, Julio Chávez -dirigido por Agustín Alezzo- que deslumbra nuevamente con una interpretación magistral. "Muerte de un viajante": clásico de Arthur Millar, con un magnífico Alfredo Alcón, acompañado por el talentoso Diego Peretti, y la soberbia María Oneto, dirigidos por Rubén Schumacher. "The Pillowman", inquietante pieza en la que Pablo Echarri se juega a salir del cómodo estereotipo "galancito carilindo", para componer un personaje torturado por fuera y por dentro, muy bien secundado por un Carlos Belloso inolvidable. Dos piezas de Yasmina Reza, que no superan el nivel de su primera y taquillera "Art". Hablamos de "Tres versiones de la vida" y de "El hombre inesperado".

El ingenioso y fresco humor de Hugo Varela y Cacho Garay, tan alejado de la explícita y escatológica comicidad de Fabio Posca, quien divirtió a una platea joven con su "Los quiero muchísimo", y escandalizó a unos cuantos adultos que concurrieron al teatro con sus hijos adolescentes, por falta de advertencia en contrario (craso error). "Pepino el 88": una propuesta de Daniel Suárez Marzal, protagonizada por Víctor Laplace, que merecía una mejor respuesta del público local, tratándose de un ameno y colorido viaje en el tiempo hacia los orígenes del teatro rioplatense, y un homenaje a los Hermanos Podestá (pero, ya se sabe: nadie es profeta en su tierra). Una deslucida Graciela Dufau en "Como blanca diosa": intrascendente y olvidable. "El día que Nietzche lloró", lograda adaptación teatral de la novela de Irvin Yalom, a cargo de Luciano Cazaux, dirigida por la avezada Lía Jelín. "Reconocernos": interesante cabalgata de textos seleccionados por Oscar Barney Finn, con un elenco de fuste: Leonor Benedetto, Selva Alemán, Osvaldo Santoro y Duilio Marzio, bellamente musicalizados por Inés Rinaldi y Juan Carlos Cuacci. China Zorrilla, madrina del Teatro, asistió como espectadora de lujo a la función del Grupo "Hacemos teatro. ¿y qué?", integrado por internos de la comunidad Terapéutica para drogadependientes, Unidad 18 de Gorina: "En Carcel-Arte", una clara demostración del nunca bien ponderado valor del teatro como herramienta de inclusión social.

"MADE IN LA PLATA"

En cuanto a los espectáculos "made in La Plata", rescatamos, de lo visto, lo mejor.

Varias producciones de la Comedia de la Provincia, que -afortunadamente- recuperó su sala de calle 12. "Fuenteovejuna 1476": la actriz Nora Oneto, dirigida por Omar Sánchez, se multiplica en un sinfín de personajes, para recrear la emblemática obra de Lope de Vega; verdadero "tour de force". "El hombrecito del azulejo": versión de Mimí Harvey del cuento de Manucho Mujica Láinez, con un elenco sin fisuras, atractivo para grandes y chicos. "Des(h)echos": nueva pieza de Febe Chaves, interpretada por Gustavo Portela, Luciano Guglielmino y Alejandra Bignasco. Inteligente, entretenida y conmovedora. "Yepeto", obra de Tito Cossa que tan memorablemente interpretara Ulises Dumont, quien acaba de "salir de gira". Buenos trabajos de Marcelo Lerca y Leonel Ferreira, dirigidos por Gastón Marioni, en su "Teatro Estudio". "Altibajo", festín de improvisaciones a cargo de Cabe Mallo y Fernando Massobrio (La Fabriquera). "Sex-Tetas" (Sala 420): sin llegar al nivel de "Las Amaro", estas seis actrices, con el inconfundible sello de Cristina Ghione, divierten con su galería de personajes disparatados.

"El niño perdido" (Espacio 44), texto de Nelson Mallach, dirigido por Alicia Durán y Daniel Gismondi, a cargo del Grupo "La Tramoya". Bizarro "talk show", desopilante y siniestro a la vez. "Confesión delirante de mujeres simples" (La Nonna), el siempre rendidor Fontanarrosa, adaptado y dirigido por Hebel Sacomani, con pintorescas féminas interpretadas por Mecha Araque, Griselda Actis, Ana Sciommarella y la propia directora, y la participación de Eduardo Serein. "El telón rojo del Señor Fortrascuin" (El Teatrino): el detrás de escena, la "cocina" del teatro, la delicada y minuciosa construcción de un personaje, en esta obra escrita y protagonizada por César Genovesi, con su Compañía "Las Crines del Chancho". "Como si fuera un murmullo" (Teatro de Cámara de City Bell): bello trabajo de Olga Anzolini, con su Grupo de Teatro Independiente "Buscalunas", en el que asume el riesgoso desafío de escenificar "Pedro Páramo", la novela del mejicano Juan Rulfo, y sale más que airosa. "El enfermo imaginario", clásico de Moliere, por el Grupo de Teatro del Colegio de Abogados, dirigido por el incansable y prolífico Roberto Conte, quien también repuso "El hombrecito", con dos veteranos de las tablas: Pablo Monsalvat y Nico Stratico. El Grupo de Teatro del PEPAM, divirtió y se divirtió en La Nonna con dos obras cortas: "Vivir el personaje" y "Un regalo para Anita".

En "El Teatro", un "Match de Improvisación", coordinado por Federico Marotta, que aún tiene por delante un largo camino por recorrer hasta alcanzar la comicidad del legendario Match del extrañado Galpón de la Comedia. "Sinfoniatra", una nueva y lograda propuesta de "humor musicado" de "Ridiculum Vitae", dirigida por Gustavo Vallejos, que se cansó de llenar la Sala de la Sociedad Odontológica. En esta misma sala, Mario Vedoya, actor formado en La Plata (Escuela de Teatro, TID) y radicado en España desde 1988, presentó "155/ del ser y del no ser", una ingeniosa reflexión sobre la creación, la poesía y la música, a partir de un supuesto último soneto inédito de William Shakespeare. En la misma línea, otro reivindicador de la palabra, Alfredo Urquiza, recitó como él sabe hacerlo una selección de poesías de autoras latinoamericanas en el Museo Dardo Rocha. La Red de Teatros Comunitarios, por su parte, sigue aportando su cuota de vitalidad y color a los distintos barrios de la ciudad, y rescatando retazos de su historia.

Mientras todo se derrumba, el teatro, por prepotencia de trabajo -dijera Arlt- sigue vivito y coleando. "Chapeau!"

Fuente: Diario El Día

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