domingo, 10 de agosto de 2008

TEATRO: ENTREVISTA A LUIS CANO

"El teatro es modificador"

Cuatro de sus obras están en cartelera. Y acaba de crear una Maestría en Dramaturgia en el IUNA.

Por: Susana Villalba
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

Mientras otros directores lidian con la dificultad de sus textos -en la cartelera del off encontramos cuatro obras basadas en su dramaturgia- Luis Cano se abocó a investigar cómo dirigir un clásico. Pelícano, de August Strindberg, se mantuvo, el año anterior y éste, en el Portón de Sánchez hasta que hubo que suspender por el viaje de una actriz y no por falta de público. Pero a pesar de alcanzar la comunicación que buscaba con el espectador, pone más el foco en la dificultad que en el logro. "Empecé suponiendo que tenía buenas ideas de actualización y concluí comprendiendo que por algo ciertos textos llegaron a ser clásicos: son máquinas completas que incluyen una propuesta escénica. Cosas que al principio desdeñaba me fueron demostrando su razón de ser dramática. Aprendí a pensar cómo resolver escénicamente lo que trae un texto y no a dramaturgearlo sólo para facilitar la puesta. Esto no significa respeto museológico, austeridad emotiva que se supone clasicista; al contrario, lo que me interesa de ciertas obras es la lógica universal de sus personajes y provocar la intensidad que, en su momento, generaron en la gente. Hamlet funcionaba durante cinco horas a pleno día comiendo y tomando cerveza. Incluso el tiempo que duran ciertas obras es lo que necesitan para todo aquello de que dan cuenta. Eso descomunal en todo sentido de los clásicos no se puede encarar con el preconcepto de duración estándar de una hora ni de celebración del espacio-rincón pequeño que es más producto de la falta de recursos que de una decisión estética. Hay que leer bien -insiste Cano-, entregarse a su lógica interna, hacer funcionar sus procedimientos".

No casualmente nombra Hamlet, una de sus obsesiones; eligió Pelícano "porque contiene un Hamlet". Y hace unos años escribió su propio Hamlet que Emilio García Wehbi montó en la sala Sarmiento del Complejo Teatral de Buenos Aires, "justamente para discutir un enfoque habitual del clásico en un espacio estatal; no competía ni corregía a Shakespeare, como me criticaron. hoy, haría el original de Shakespeare en el off, también para generar discusión".

En definitiva, su ideal sería "hacer una obra que le corte el aliento a la gente. El teatro es modificador, para mí lo fue". Y más que lograrlo él, importa que lo consiga el teatro en sí, para lo que es casi un militante de la formación. Además de las clases de dirección que dicta en la Escuela de Arte Dramático de Buenos Aires y en el Instituto Universitario Nacional de Artes, coordina junto con Rafael Bruezza un Programa Nacional de Becas para Dramaturgos que sustentan el Instituto Nacional del Teatro y Argentores: un jurado elige doce dramaturgos de diferentes regiones del país para que asistan en Buenos Aires a talleres con importantes maestros de diferentes miradas. Al finalizar, el apoyo continúa para montar las obras resultantes en sus lugares de origen. "La diferencia de acceso a la información y formación cultural entre Buenos Aires y otras provincias es abismal", dice. Pero incluso en la multioferta de talleres que ofrece la Ciudad Autónoma encuentra algunas falencias, "no tanto en dramaturgia pero en actuación o dirección a veces se transmite una poética personal y no diferentes herramientas para que cada uno elija. Me parece positivo que la formación sea cada vez más sistemática e incorporando una parte teórica de reflexión". Se percibe su entusiasmo cuando habla de la Maestría en Dramaturgia que dirige, de reciente creación, en el IUNA; una carrera de posgrado con profesores como Mauricio Kartun, Rubén Szuchmacher, Alejandro Tantanian y Rafael Spregelburd, además de teóricos, como Horacio Banegas en filosofía. "De este modo el teatro no queda fuera de una relación con las corrientes del pensamiento contemporáneo y como instancia académica no queda en ghettos sino en una categoría de carrera universal" concluye el Cano profesor.

Mientras, el dramaturgo comenta sus obras en cartel. "Por lo visto son directores que querían enfrentarse a un problema, porque mis textos no son típicamente de acciones, son difíciles de llevar a escena. Estación de fallecimiento es un texto poético más destinado a plantear una reflexión escénica durante la lectura; Partes del libro es una reescritura de otras dos anteriores: Un sonámbulo desordenado, que se hizo en el Rojas, y Un canario, que publicó Casa de las Américas pero no se estrenó. Es común esto de que reescribo, no me preocupa mucho si reitero un asunto porque más que la anécdota en cada obra me interesa el procedimiento. Por ejemplo en Chiquito y en Catástrofe inesperada mezclé narraciones con pequeñas escenas.

Fuente: Clarín

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